REDUX (9 NOVIEMBRE)
A estas alturas ya nos hemos dado cuenta de que Homeland es un folletín. Según la Wikipedia "es un género dramático de ficción caracterizado por su intenso ritmo de producción, el argumento poco verosímil y la simplicidad psicológica". Todo esto se esconde en la serie bajo un falso realismo apoyado en una temática que aparece todos los días en las noticias: la lucha contra el terrorismo. Alguno podrá hacer una lectura más profunda del clima paranoico post 11-S y de la pérdida de identidad del individuo en un mundo en el que ya no hay buenos y malos. En esta cuarta temporada, Carrie Mathison (Claire Danes) pierde su identidad poco a poco ¿qué límites morales es capaz de traspasar para conseguir los objetivos de su país? (es un tema subyacente que me recuerda al de la quinta temporada de The Walking Dead). Lo cierto es que esto no parece precisamente "simplicidad psicológica". Pero sí es folletinesco, poco verosímil, el mecanismo que desencadena el conflicto en el capítulo Redux -AVISO SPOILERS- Dennis Boyd (Mark Moses), el marido de la embajadora estadounidense, se infiltra en la casa de Carrie y cambia su medicación. El elaborado plan, digno de Fu Manchú, da resultado y trastorna a Carrie hasta tal punto que acaba cayendo en las garras de su enemigo. Pero antes, las nostálgicas del Homeland original tendrán la oportunidad de recuperar esos momentos de amor apasionado que convirtieron a la serie en un éxito. La escena clave de este capítulo no es más que una alucinación, pero gracias a la interpretación de Claire Danes -que aquí vuelve a los morritos, pucheros y mohines- consigue recordarnos que el dolor de la pérdida de un ser querido se puede mitigar, pero jamás se extingue.
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