En la imaginación quedará para siempre la película que habría hecho el director Edgar Wright de haber completado el proyecto de Ant-Man. El autor de The World´s End (2013), y sobre todo de Scott Pilgrim contra el mundo (2010) aparece acreditado en el guión junto a Joe Cornish, director de la estupenda Attack the Block (2011). ¿Habría sido mejor su versión del superhéroe con la capacidad de reducirse? Probablemente sí. Pero debo decir que el Ant-Man de Peyton Reed me ha encantado. Y digo esto a pesar de que Wright es uno de mis directores favoritos.
Hay una queja recurrente acerca de las películas de Marvel Studios que critica, precisamente, movimientos como el que aparcó a Edgar Wright de esta película en favor de un director con menos "personalidad". En mi opinión resulta estéril pretender que un proyecto como el universo cinemático de Marvel apueste por "autores" cuando lo que se busca es la coherencia y un tono uniforme. No creo que eso sea necesariamente "malo". Con esos objetivos no tendría sentido fichar a un director con un universo propio -digamos a un Quentin Tarantino- cuando ya se tiene de partida, precisamente, el inabarcable Universo Marvel de ficción. Obviamente, siempre se puede pedir que una película sea "mejor", pero no se puede negar que tal concepto es subjetivo. ¿Son demasiado "sosas" las películas Marvel? Yo creo que no.
Está claro que Marvel Studios, con Kevin Feige como presidente de producción, apuesta por hacer películas con buenos guiones -muy controlados- que son llevados a la pantalla por directores competentes. Es la misma mentalidad de una serie de televisión, o de la propia editorial de cómics. Es lo que ha hecho la familia Broccoli con la saga de James Bond desde 1962, sin que nadie se queje de una "realización plana". La franquicia del agente 007 siempre ha confiado en directores de perfil bajo -sin contar que hay mucha segunda unidad en cada película- y no ha fichado a un "autor" hasta 2012, con el Skyfall de Sam Mendes. No nos engañemos, Marvel ha sido así desde el principio. Ahí está ese primer Iron Man (2008), dirigido por un Jon Favreau que es un tío inteligente, pero no precisamente un "artista". Solo hace falta ver sus obras post-Marvel: Cowboys & Aliens (2011) y sobre todo Chef (2014) para demostrarlo. La lista de directores de Marvel se nutre de realizadores televisivos como Alan Taylor -también criticado por Terminator Génesis (2015)- de autores convertidos en otra cosa como Kenneth Branagh -acaba de hacer una Cenicienta (2015) muy sosa- y de artesanos entrañables como el Joe Johnston de Capitán América: El primer vengador (2011). Luego está Joss Whedon y sus Vengadores. Equiparable a un J.J. Abrams por conjugar el amor -nostálgico, vale- por los géneros con una mirada renovadora -pero no revolucionaria- Whedon es un crack. Pero ¿Es un autor? Sí ¿Por qué no? Para mí, Mucho ruido y pocas nueces (2012) resultó decepcionante, pero eso solo demostraría que lo de Whedon es el cine de género ¿Qué tiene de malo eso?
En esta -humilde- defensa de Marvel Studios propongo no pedir a sus películas que sean lo que no son. Es verdad que ningún film Marvel ha gozado del éxito de crítica de El caballero oscuro (Christopher Nolan, 2008) -¡Y menos mal!- pero tampoco hemos salido nunca del cine maldiciendo como con Green Lantern (Martin Campbell, 2011) ¿O no?