DAREDEVIL (10 DE ABRIL DE 2015) -AVISO SPOILERS-
En El protegido (Night M. Shyamalan, 2000) no sabemos que estamos ante la historia de un superhéroe prácticamente hasta el final de la cinta. Si las primeras películas de Shyamalan tenían siempre un giro final que obligaba al espectador a replanteárselo todo, aquí la sorpresa era precisamente esa, que David Dunn (Bruce Willis) estaba destinado a ser un superhéroe con su propio archienemigo, Elijah (Samuel L. Jackson), que era consciente de ello mucho antes que él. La idea original de Shyamalan era hacer una trilogía que al final se quedó solamente en el origen de un héroe. La primera temporada de Daredevil es exactamente eso.
Hay que darle mérito a esta intención de hacer de Daredevil su propia precuela. Lo usual, en Hollywood, es apostar por lo seguro: solo suelen contar el origen de personajes establecidos y con el éxito garantizado como el Batman de Christopher Nolan con respecto a las películas de Tim Burton; el James Bond que interpreta Daniel Craig; o las películas más recientes de El planeta de los simios. De Daredevil, la única referencia previa es la horrible película de Mark Steven Johnson de 2003. Por eso tiene una parte de atrevimiento el que no veamos el traje del héroe hasta los últimos minutos de una serie de 13 episodios. No por casualidad, el último capítulo lleva un título que habría sido lógico para el primero: Daredevil.
A esto hay que añadir la llamada narrativa descomprimida, cuyo representante más conocido en los cómics es el guionista Brian Michael Bendis. Básicamente, Bendis te cuenta en un tebeo de 24 páginas lo que antes Jack Kirby metía en una página. Esto puede resultar irritante para muchos, pero es una opción completamente válida, la de darle importancia a los detalles y contar la historia casi en tiempo real, sin saltarse nada. Una narrativa especialmente adecuada para una serie de televisión, y que me atrevo a decir que no difiere demasiado de la que encontramos en Breaking Bad (2008-2013).
Por último, destacar a ese gran personaje que descubrimos en Wilson Fisk (Vincent D´Onofrio). Ya lo era en los cómics, pero la interpretación de D´Onofrio me parece definitiva. En este último capítulo, Fisk nos conquista con ese desesperado gesto romántico de sacar un anillo de compromiso para pedirle matrimonio a Vanessa (Ayelet Zurer) mientras le colocan las esposas. El imponente físico de D´Onofrio, además, le sirve para dar la talla en la espectacular pelea final contra Daredevil (Charlie Cox). Por último, una vez derrotado, en prisión, Fisk encuentra refugio en la pared de su celda que evoca el lienzo en blanco que compró en la galería de arte de Vanessa, que no era otra cosa que una metáfora del rincón en el que castigaba su padre cuando era un niño.
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