THE DEFENDERS: SUPERHÉROES DESCOMPRIMIDOS



The Defenders es la culminación de una exitosa estrategia ya ensayada por Marvel Studios en las salas de cine. Tras presentarse en solitario Iron Man, Hulk, el Capitán América y Thor, pudimos verlos a todos reunidos en la magnífica Los Vengadores (2012). Ahora Netflix, tras proponer las series individuales de Daredevil, Jessica Jones, Luke Cage y Iron Fist, congrega a todos estos en un esfuerzo común. El resultado es irregular. Durante los ocho capítulos que componen la serie veremos momentos realmente atractivos: la interacción entre los protagonistas funciona, las peleas están resueltas con ingenio, la trama cuenta con giros sorprendentes y hay una villana misteriosa mínimamente interesante. Pero también hay que decir que el ritmo narrativo es lento, que hay demasiadas escenas en las que los personajes discuten sin razón y la trama no progresa. La llamada narración descomprimida -que funcionó realmente bien en las series de Daredevil y Jessica Jones- aquí naufraga porque no hay nada realmente interesante que contar. En las ficciones mencionadas, el misterio de la identidad de los villanos -Kingpin y Kilraven- o las incógnitas sobre el pasado de los personajes mantenían el interés en historias que dosificaban la información con una efectividad tremenda. Lo que hay de bueno en The Defenders daría, en mi opinión, para cuatro capítulos: el resto parece relleno para alargar la historia. Un relleno que ni siquiera profundiza en los personajes, ni añade matices a un conflicto que se resuelve con un simple enfrentamiento físico.


El primer episodio de The Defenders nos dice poco o nada. Las ficciones de Marvel/Netflix se cocinan lentamente -Daredevil no se enfundó su traje de superhéroe hasta el último capítulo de su primera temporada- y esta no es la excepción. Las historias de los protagonistas se mantienen separadas y el argumento se limita a resituar a cada uno tras los desenlaces de sus respectivas series. Tiene sabor a reencuentro esta primera entrega en la que vemos también a varios secundarios de cada cabecera. Hay una quinta trama, la que presenta a la villana, interpretada por Sigourney Weaver. Al final, una misteriosa sacudida sísmica en Nueva York es el primer elemento dramático que pone en relación a todos los personajes, una idea muy propia de Marvel Comics. Lo sorprendente es que el segundo capítulo tampoco cruza a los personajes hasta el desenlace. Eso sí, cuando Iron Fist (Finn Jones) y Luke Cage (Mike Colter) se pegan en la mejor tradición Marvel; y cuando Matt Murdock (Charlie Cox) aparece como abogado de Jessica Jones (Krysten Ritter), sabemos que ha empezado -por fin- la diversión. Aún así, solo en el último plano del tercer episodio, veremos, por primera vez, a los cuatro defensores juntos. La trama principal de esta miniserie de 8 entregas tiene su origen en las dos temporadas de Daredevil -sobre todo la segunda- y en Iron Fist. El enemigo a vencer es la misteriosa organización criminal conocida como La Mano, con sus ninjas ahora liderados por la misteriosa Alexandra, que como antagonista sigue los pasos de Kingpin y Kilraven: su verdadera naturaleza se irá revelando poco a poco (aunque no será demasiado interesante ni original). Se desvela por fin el misterio del Cielo Negro y se completa la esperada resurrección de Elektra (Elodie Yung). El argumento del tercer episodio deja, además, una divertida confrontación entre Luke Cage y Iron Fist, que se pican por sus orígenes sociales opuestos: el primero es un afroamericano de Harlem, el segundo un millonario de raza blanca. Netflix debería plantearse una serie con estos dos, en lugar de continuar sus respectivas -y fallidas- aventuras en solitario, precisamente como ocurrió en los cómics a finales de los años 70. Por fin, en el cuarto capítulo, The Defenders hace honor a su nombre. Los cuatro héroes se reúnen en un restaurante chino, escenario anti-épico para trabar la típica alianza contra el mal, bajo la tutela de un mentor como Stick (Scott Glenn). Jessica Jones se revela como el elemento díscolo de un grupo en el que ninguno parece muy cómodo siendo un "superhéroe". La detective privada viene a ser la Hulk, la Lobezno de estos Defensores. Como en un famoso episodio de la mítica Seinfeld (1989-1998) toda la cuarta entrega ocurre en un restaurante chino. El plano final, que marca el punto medio de la serie, reúne a todos los héroes preparándose para luchar. Es la razón por la que estamos viendo esto. En el quinto capítulo, vemos por fin a los justicieros en acción. En mi opinión, mientras más se parezca esto a una de kung-fu, mejor. La primera pelea contra La Mano tiene buenos momentos, especialmente los que protagoniza Madame Gao (Wai Ching Ho). Lamentablemente la acción se ralentiza de nuevo: vemos a los protagonistas reunirse con sus allegados para intentar protegerles de una posible venganza de La Mano; presenciamos también las rencillas internas de la organización criminal; y la desconfianza en cada bando hacia los que fueron amantes, Daredevil -que por fin se pone el traje- y Elektra. La sexta entrega mantiene el ritmo narrativo pausado, aunque haya buenos momentos en ella: cuando los Defensores luchan contra Iron Fist para retenerle; la relación entre Jessica Jones y Matt Murdock; una nueva pelea contra Elektra y un giro sorprendente que evidentemente no revelaré. El penúltimo episodio se centra en los intentos de los héroes por escapar de las autoridades policiales. La mejor imagen aquí es la de los defensores viajando en metro a la batalla decisiva contra sus enemigos, un toque de humor que certifica que estos son personajes urbanos, de a pie, muy distintos a los Vengadores y sus amenazas cósmicas. Eso sin contar la patética demostración de alcoholismo desvergonzado de Jessica Jones. A continuación, más peleas contra los miembros de La Mano y el mejor cliffhanger de toda la serie, que nos lleva al capítulo final. En el desenlace, obtenemos finalmente lo que hemos estado buscando, una batalla multitudinaria entre los héroes y unos 30 soldados de La Mano -una pena que ni siquiera sean ninjas-. Un plano secuencia reúne a los cuatro protagonistas en la misma imagen, luchando al mismo tiempo: es el modesto equivalente televisivo del famoso plano secuencia que fabricó Joss Whedon en Los Vengadores (2012), en el clímax de la batalla de Nueva York contra la invasión chitauri. Este evento traumático es el 11-S del Universo Marvel Cinematográfico, y el final de The Defenders vuelve a evocar un cataclismo similar. Si en la primera temporada de Daredevil el desenlace nos dejaba ver por primera vez al héroe invidente con su traje rojo emblemático, aquí ocurre lo mismo con Elektra, que vemos enfundada en un disfraz muy similar al que le diera Frank Miller en los cómics y armada con sus característicos sais. El final de esta serie cierra tramas de Iron Fist, de la segunda temporada de Daredevil y hasta de Jessica Jones. Pero sobre todo, propone nuevas tramas futuras: un nuevo papel para Danny Rand; la posibilidad de que Misty Knight (Simone Missick) adquiera las habilidades que tiene en los tebeos; un nuevo comienzo para Jessica Jones y sobre todo una imagen que podría llevarnos a ver la adaptación del Born Again de Frank Miller y David Mazzucchelli; y por supuesto, un teaser de la primera temporada de Punisher.

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