Ganadora de la Palma de Oro en el festival de Cannes, Un asunto de familia, del japonés Hirokazu Kore-eda, es, junto a Cold War, la principal rival de Roma en la carrera al Oscar a la mejor película extranjera. Estamos ante una cinta admirable. El relato gira sobre unos personajes atípicos, marginales y fuera de la sociedad, cuya verdadera historia se va desvelando de una forma prodigiosa a través de momentos tan mundanos como hermosos. El gran valor del film me parece la mirada humanista de Kore-eda sobre sus personajes, que en cualquier otra película serían menores, o directamente negativos. El autor japonés establece una curiosa postura ante lo que no es aceptado socialmente: sus protagonistas se dedican a infringir la ley, pero son retratados como seres entrañables con los que nos identificamos completamente. Esto lo hace Kore-eda con una sutileza tremenda, que hará que detalles de su película vuelvan a la memoria cuando hayamos conocido la historia completa, para cobrar nuevos y estremecedores significados: estoy pensando en las cicatrices que comparten Nobuyo -estupenda Sakura Ando- y la pequeña Yuri (Miyu Sasaki). Con esta última, por cierto, el director vuelve al tema de la infancia abandonada -Nadie sabe (2004)-. La película se desarrolla con un ritmo relajado, con una pausa japonesa que es pura sabiduría narrativa y que nos instala en la extraña vida de esta atípica familia cuyas vivencias nos conmueven: sentimos con ellos el frío del invierno; el calor sofocante del verano aliviado por la lluvia; la alegría de ese viaje a la playa que esta película comparte con Roma. El relato progresa de forma tan natural como el verano que sucede al invierno. Y luego vuelve el frío otra vez. Son las etapas de la vida -y de la muerte- representadas en pequeños momentos: un diente que se cae; la primera mirada pre-adolescente a unos pechos femeninos; el recuperar la pasión perdida; o incluso el último suspiro. Es una película sobre la infancia, sobre ser padre -inmenso Lily Franky-, sobre ser madre y sobre lo que realmente significa la familia. Sobre la soledad y sobre una solidaridad que hemos desterrado de nuestra sociedad. Lo asombroso de esta película es la sencillez con la que Kore-eda habla de todo esto. No la dejéis pasar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario