Kidding supone el regreso de Jim Carrey a la primera línea, tras unos años en los que ha escaseado su presencia en películas y series. Hace mucho que Carrey no es la superestrella taquillera de La Máscara (1994), y tampoco goza de las mismas oportunidades para interpretar personajes tan interesantes como el de Andy Kaufman en Man on the Moon (Milos Forman, 1999). Ahora, Carrey vuelve de la mano de Michel Gondry, director francés con el que colaboró en la que puede ser la mejor película de ambos, ¡Olvídate de mí! (2004). Esta serie, creada por Dave Holstein -guionista de Weeds- utiliza a la perfección la personalidad de Carrey. Su personaje es una estrella de la televisión, presentador de un programa infantil, Jeff Pickles, que conjuga la simpatía de Carrey, cierta inocencia que es capaz de transmitir, pero también, una turbulencia interior que provoca una tremenda inquietud: véase el documental Jim y Andy (2017). Kidding juega constantemente a equilibrar esas dos caras, la tierna y la oscura, sometiéndonos a tantos momentos de angustia existencial como a instantes de reconciliación con la vida. Y en ese sentido me parece esta una ficción única. La primera escena, del primer episodio, Green Means Go, es realmente sintética. Jeff Pickles asiste al famoso talk show de Conan O´Brien para ser entrevistado. Allí saca uno de sus títeres y canta una canción, cuya letra, comprobamos, todo el público conoce de corazón -incluyendo a otro invitado, el duro de acción Danny Trejo-. Esta sencilla escena nos sitúa rápidamente, pero enseguida comenzamos a descubrir que detrás de la aparentemente vida ideal de Jeff hay sombras terribles: se ha separado de su mujer (Judy Greer) y uno de sus hijos ha fallecido. Estos conflictos convierten a Jeff en una bomba a punto de explotar, como descubrimos en el inquietante final del episodio.
A esta línea principal, se añaden otros conflictos, creo que interesantes y originales. La intención de Jeff de hablar de la muerte de su hijo en su programa infantil, encuentra la oposición de su productor ejecutivo, y padre, Seb -magnífico Frank Langella-. Esta trama se ocupa también del hijo de Jeff, Will (Cole Allen), que era nada menos que gemelo de su hermano fallecido, lo que provoca en él una actitud rebelde. También está la hermana de Jeff, Deirdre (Catherine Keener), capaz de castigar a su hija Maddy (Juliet Morris) sin bañarse por no comer sus vegetales -y cuyo marido tiene secretos en el armario-. El primer episodio es fantástico porque despista, es original, y mezcla la inocencia de la puesta en escena y los efectos especiales artesanales de Gondry, con un tono triste, y momentos oscuros. Sobre toda la serie gravita la idea de la pérdida y de la imposibilidad de sustituir a un ser querido.
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