Con claras influencias de El resplandor (1980), Posesión infernal (1981) y Expediente Warren (2013), el director colombiano Andrés Beltrán ha presentado en el Festival de Sitges y en el Festival de Cine de Terror de Molins de Rei, la efectiva Tarumama. Una pareja en crisis decide que la mejor forma de salvar la unidad familiar es pasar unas vacaciones en una cabaña aislada. Si habéis visto las películas antes mencionadas, sabréis que nada bueno va a pasar. Tarumama comienza con la sana intención de meternos el susto en el cuerpo: la música y los primeros planos del coche familiar internándose por un hermoso pero misterioso bosque dan fe de que estamos ante una película de terror y no ante un drama que aspira a Bergman, disfrazado de cine de género. La película aprovecha a su favor el paisaje colombiano, esos altísimos árboles, la vegetación exuberante cubierta por la niebla, para generar una atmósfera inquietante. Lo más interesante de la propuesta es que el guion se basa en la leyenda colombiana de Tarumama, muy similar a la Llorona, pero con variaciones muy interesantes, sobre todo de cara al diseño de la criatura. El argumento aprovecha los elementos de la leyenda -una mujer que perdió trágicamente a su hijo en el río- para potenciar el conflicto del personaje principal, interpretado por Paula Castaño, que introduce tangencialmente varios temas femeninos: la maternidad, la conciliación, y las relaciones de pareja. Apuntemos también el uso del cuento de Hansel y Gretel como afortunado referente para la peripecia de los dos hermanos que forman parte de la familia -el propio director señala Oculus (2013) y Babadook (2014) como referentes-. La película es efectiva en sus sustos, pero lamentablemente decae en los momentos en los que no ocurre nada terrorífico, que son tanto o más importantes en una película del género. El tratamiento del espacio en la planificación, el crear tensión y fabricar una atmósfera sobrenatural, son asignaturas pendientes para este director en su primera película de terror.
EL CABALLERO VERDE -AVENTURA TRASCENDENTAL
Amazon Prime Video ha estrenado El caballero verde, nueva y espectacular película del director David Lowery, lo que no deja de ser una pena. La cinta de Lowery bien merecía ser vista en una pantalla grande, en cines, por su utilización de los decorados -castillos medievales de techos infinitos- y su uso expresivo del paisaje cuando el protagonista inicia su aventura. Destaquemos también la estupenda fotografía de Andrew Droz Palermo. Argumentalmente, El caballero verde está inspirada en el romance del siglo XIV centrado en Sir Gawain, sobrino del rey Arturo, que se embarca en la clásica prueba física y moral caballeresca. La película narra la leyenda del encuentro entre Sir Gawain y un misterioso caballero verde que le reta a un duelo. La prueba consiste en que Gawain podrá golpear con su espada a su contrincante, pero luego tendrá que recibir un golpe equivalente como respuesta. Una leyenda, por cierto, que ya fue llevada al cine en 1984 con nada menos que Sean Connery interpretando al caballero verde (también está disponible en Amazon Prime Video). En esta nueva versión, Lowery imprime su mirada de autor al relato caballeresco, dotando a la historia de un tono críptico y trascendental y jugando sobre todo con códigos del cine fantástico y de terror. Dev Patel, Alicia Vikander, Barry Keoghan, Sean Harris y Joel Edgerton -que interpretó a Sir Gawain en El rey Arturo (2004)- forman un reparto estupendo que aporta humanidad a personajes arquetípicos: el caballero, el rey, la reina, la prostituta, la bruja, etc. La película se divide en pequeños episodios, según los encuentros que tiene Gawain en su camino hacia el encuentro con el caballero verde, que, en mi opinión, representa a la muerte. No soy quién para ofrecer una interpretación de lo que nos cuenta Lowery, pero la experiencia de sumergirse en su película me ha parecido fascinante y subyugante. Sobre todo me ha maravillado el tramo final de la historia, contado de forma elíptica, sin diálogos. En esta amplia secuencia -y en un momento precioso del viaje de Gawain-, Lowery plantea de nuevo el concepto del eterno retorno, de la circularidad de la vida, una idea preciosa y filosófica que ya aparecía en la estupenda A Ghost Story (2017). Y si esta última era una muy atípica historia de fantasmas y casas encantadas, en El caballero verde también impone Lowery su mirada autoral sobre un género muy codificado, consiguiendo una película única y una de las mejores del año.
HALLOWEEN KILLS -EL MAL DEBE ACABAR HOY
LA CRÓNICA FRANCESA -TODO WES ANDERSON
Cada fotograma de La Crónica francesa se podría imprimir, enmarcar y colgar de la pared. La película de Wes Anderson es la culminación de su estilo visual, de esa bonita forma de hacer de cada plano una viñeta de un cómic de línea clara. La planificación de Anderson siempre me ha parecido similar a ver cajas de muñecas y creo que nunca antes había llegado tan lejos jugando con los colores, el vestuario, los decorados y la fotografía para crear pequeños universos. Cada plano es su propia historia y casi es una pena no tener más tiempo para contemplarlo. Esta perfección visual de encuadres, movimientos de cámara contados pero impecables y composiciones simétricas provoca, claro, que la película se resienta narrativamente, apoyándose exageradamente en la voz en off. Sobre todo si la vemos en versión original, la gran cantidad de subtítulos nos dejará con la sensación de haber leído un libro, o una revista. En el mismo sentido, La Crónica francesa nos recuerda la pasión que siente Wes Anderson por contar historias. Aquí son varios los pequeños relatos que aparecen con la excusa de una publicación periodística que reúne todo tipo de géneros: la breve crónica de los cambios en la vida en un barrio, la vida de un artista encarcelado, una romántica revuelta estudiantil, o la semblanza de un cocinero que se mezcla con un relato criminal. Todo esto lo cuenta Anderson con un lenguaje literario y quizás, exigiendo demasiado a su público. La película es densa y bien merece repetidos visionados para poder abarcarla, argumental y visualmente. Anderson se apoya en un impresionante elenco de actores, los mejores del momento y los habituales de su filmografía: Thimothée Chalamet, Tilda Swinton, Adrien Brody, Benicio del Toro, Léa Seydoux, Frances McDormand, Owen Wilson, una emergente Lyna Khoudri -que parece la reencarnación de Anna Karina-, un magnífico Jeffrey Wright, e incontables más. Anderson hasta se permite el lujo de tener a una actriz como Elisabeth Moss diciendo, apenas, una frase. Por encima de todos ellos, aparece Bill Murray, como el editor de la Crónica francesa, la habitual figura paterna de las películas de Anderson, que permite que sus escritores subsistan y cuenten sus historias a su manera en un canto a la libertad creativa. Al final del film, al menos yo y aunque objetivamente no me lo han contado, descubro con asombro la sensación de haber conocido a esos periodistas, de intuir cómo funcionaba esa redacción, de entender lo que significa el fin de esa publicación y de una época. Lo crepuscular y la nostalgia, creo, son temas muy del gusto de Anderson. Si Isla de perros (2018) reunía el amor del director por lo japonés, aquí es Francia y su cultura el objeto de un precioso homenaje: los pintores impresionistas, Mayo del 68, la Nouvelle Vague, la gastronomía y la ya mencionada bande dessinée. Con La Crónica francesa, Wes Anderson lleva su cine a su máximo límite expresivo, a la suma de toda su obra previa, lo que hace muy interesante la espera por su siguiente película.
DESTELLO BRAVÍO -UNA REVELACIÓN DEL CINE ESPAÑOL
LA SAGA DE HALLOWEEN -TERROR SIN FIN
Con La noche de Halloween (1978), John Carpenter inauguró un subgénero del cine de terror, el slasher, cuyos ascendentes lejanos eran nada menos que Psicosis (1960) -recordemos que Jamie Lee Curtis, la primera final girl, es la hija de Janet Leigh-. En su primera y antológica secuencia, la película de Carpenter plantea un plano secuencia, en cámara subjetiva, que es la mirada del niño asesino llamado Michael Myers. Carpenter llevaba un paso más allá la espantosa propuesta de Hitchcock, que al matar a Janet Leigh en la ducha en el minuto 40 de su film, nos obligaba a identificarnos con el psicópata Norman Bates (Anthony Perkins). Recordemos también la cámara subjetiva de otro clásico como El fotógrafo del pánico (1960), estrenada el mismo año que Psicosis. Y sumemos a esto que en los años setenta los italianos inundaban las salas de cine con el giallo, films en los que un misterioso asesino se dedicaba a matar a hermosas mujeres de la forma más retorcida posible: mencionemos solo un ejemplo, Bahía de sangre (1971) de Mario Bava. Así, Halloween es el inicio de un filón que sería explotado hasta la saciedad y casi enseguida: Viernes 13 (1980) y sus continuaciones, o personajes similares pero de corte más fantástico como Freddy Krueger o Chucky. Lo primero que llama la atención de Halloween es la puesta en escena de Carpenter: su cámara flota fantasmagórica, primero como la mirada de Myers, pero luego alrededor de los personajes, por las calles del pueblo de Haddonfield, acechando a los personajes en un ambiente cotidiano. Toda la tensión de las escenas previas a los asesinatos de la noche de brujas, anodinas y casi costumbristas, se basa en la idea de que el asesino está observando y puede atacar en cualquier momento. Carpenter iguala su cámara a la mirada de Michael Myers, y por lo tanto, a la nuestra. Convierte el espacio vacío dentro del plano, en lo verdaderamente terrorífico. Además, Carpenter sugiere las constantes de un cine de terror para adolescentes que conocemos bien: convertir un festivo tradicional en un día maldito; el asesino enmascarado, cuchillo en mano, que camina lentamente persiguiendo a su víctima, para luego aparecer en el lugar menos esperado; jóvenes guapos que fuman, beben, se drogan y están deseosos de mantener relaciones sexuales como principales víctimas; la capacidad del asesino para levantarse una y otra vez, a pesar de los intentos por matarle. No había realismo en la propuesta de Carpenter, sino cierta distancia que le permitía utilizar el lenguaje del cine -el montaje, el sonido, la fotografía- para asustar al espectador. ¿Por qué se levanta Michael Myers una y otra vez? No hay explicación más que para seguir asustándonos. Pero además, Carpenter plantea un mal puro: la máscara impasible de Myers no refleja ninguna emoción (en realidad era una careta del capitán James T. Kirk de Star Trek, interpretado por William Shatner, pintada de blanco). Un discurso mitológico que se apoya en los diálogos del doctor Loomis, interpretado por Donald Pleasence. Disponible en Filmin, Movistar +, Starz y Rakuten TV. Nota: 10/10
Halloween 2: Sanguinario (1981) es una digna secuela en la que el propio John Carpenter, como guionista, incluye más muertes, más escenarios y más gore, pero también más sustos baratos y el intento de dotar de más historia a Michael Myers, convirtiéndole en hermano de Laurie Strode -un giro argumental del que Quentin Tarantino, por cierto, reniega-. Carpenter produce, escribe y se encarga de la música, pero deja la dirección en manos de Rick Rosenthal, que sigue el estilo del maestro dignamente. Hay que decir que Carpenter, en esta segunda parte, mató a Michael Myers, pero, como ya sabemos, no es tan sencillo librarse del asesino. Disponible en Movistar +, Starz y Rakuten TV. Nota: 6/10
Halloween III (1982), como seguramente ya sabréis, es una película tan estimable como ajena a la saga de Michael Myers. Fue un intento de John Carpenter de convertir la franquicia en una antología. Cada Halloween se estrenaría una historia de terror diferente, sin relación argumental directa entre sí. Lamentablemente, la idea no funcionó y los productores no quisieron desperdiciar el tirón del famoso asesino. Dirigida por Tommy Lee Wallace, Halloween III es una extraña historia de brujas, puro cine de terror ochentero, capaz de ser divertida, delirante, icónica y terrorífica. Comparte con la saga principal el tema de la máscara, pero aquí estamos ante una trama policial, en la que el doctor Daniel Challis (Tom Atkins) debe destapar una psicotrónica conspiración relacionada con la brujería. Disponible en Movistar +. Nota: 7/10
Halloween 4: El regreso de Michael Myers (1989). La muerte de Michael Myers fue desmentida en esta cuarta entrega -ya sin la participación de John Carpenter- que dio inicio a una trilogía de películas, digamos, menores. Dirigida por Dwight H. Little, esta cuarta entrega es francamente torpe en su argumento, que no busca más que recrear el planteamiento de la cinta original. Esto es, contarnos de nuevo cómo el asesino acecha a una nueva generación de 'canguros'. Curiosamente, el film es bastante escaso en su body count y prefiere escatimar las escenas sangrientas. Rachel Carruthers (Ellie Cornell), como canguro/víctima de Myers no tiene el carisma de Jamie Lee Curtis, pero la presencia de Donald Pleasence, de nuevo como Loomis, sirve, al menos, como carta de identidad que oficializa esta secuela, cuyo argumento gira en torno a la hija de una fallecida Laurie Strode, llamada, pertinentemente, Jamie (Danielle Harris). El intento de hacer que esta sea la nueva asesina, repitiendo la escena inicial de la primera La noche de Halloween, con Jamie vestida de payaso, no habría sido un mal final para la saga. Disponible en Movistar +, Rakuten Tv y Starz. Nota: 4/10
Halloween 5: La venganza de Michael Myers (1989), dirigida por el suizo Dominique Othenin-Girard, recupera los personajes principales de la cinta anterior, continuando la historia de Rachel, Jamie y con una nueva aparición del doctor Loomis (Donald Pleasence). Debo decir que la continuidad argumental entorpece el esquema de un slasher. Hay que atar muchos cabos sueltos para llegar a lo que se supone que ofrece el género, sustos y sobresaltos (baratos) por los asesinatos del psychokiller. Aunque se puede decir que esta entrega es un poco menos torpe que la anterior, sigue teniendo un argumento deslavazado, que intenta mantener a los personajes del episodio anterior, sin renunciar a recrear, de nuevo, el film original. La exigencia argumental de situar la acción siempre el 31 de octubre termina resultando ridícula. Luego, la propia película contradice lo que vimos en la entrega anterior: Jamie no ha matado a su madrastra y Michael Myers se salva de la muerte de una forma francamente absurda para dar paso a una secuencia que puede recordar al inicio de La novia de Frankenstein (1935). La nueva final girl, Tina (Wendy Kaplan) me parece insoportable. Por si fuera poco, vemos a Michael Myers, ese asesino amenazador de lento caminar... conduciendo coches (ya sé que en la original también lo hacía, pero aquí resulta ridículo para mí por alguna razón). Y eso que no está mal la escena en la que utiliza el vehículo para perseguir a sus víctimas, como en un preludio de Death Proof (2007). El desenlace acaba con el personaje de Loomis y enfrenta acertadamente a Michael Myers con Jamie, pero ese final abierto resulta desconcertante. Disponible en Rakuten Tv y Starz. Nota: 4/10
Halloween 6: La maldición de Michael Myers (1995) demuestra que toda saga de terror debe tener en su haber a una estrella cuando todavía no era famosa: -Kevin Bacon en Viernes 13, Johnny Depp en Pesadilla en Elm Street- aquí Paul Rudd -futuro Ant-Man (2015)- aparece en un papel principal en una pésima película. Su personaje no es una mala idea: es el niño que cuidaba Laurie Strode -Tommy Doyle- en la cinta original. Pero este planteamiento se desaprovecha completamente. La película entera, las situaciones que plantea, son un desastre. El argumento es incoherente, inconexo y no divierte. Los personajes no valen nada y las escenas dramáticas son ridículas. La planificación del director Joe Chapelle no consigue la más mínima tensión y las muertes no son ingeniosas: resaltemos únicamente un pobre sujeto que ¡Explota! Otra buena idea era aprovechar la misteriosa pintada de una runa que aparece en Halloween 2 para crear una trama de sectas paganas y brujería, convirtiendo a Michael Myers en una suerte de demonio mitológico. Esta subtrama, que ya aparecía apuntada en la entrega anterior, podría haber sido divertida si su desarrollo no fuera tan torpe: un misterioso villano de negro -en plan giallo- centra el misterio que se resuelve como un whodunit bochornoso. Tampoco tiene demasiado sentido, ni gracia, la forma en la que despachan a Myers. Apuntemos la resurrección inexplicada del doctor Loomis, que pierde las cicatrices de películas anteriores. Donald Pleasence moriría antes del estreno de la película. No he podido encontrarla en ninguna plataforma. Se puede alquilar en Rakuten TV. Nota: 3/10
Finalmente, La noche de Halloween (2018), vuelve a negar todo el pasado -incluso la segunda entrega de 1981- y pretende ser la secuela directa de la película de 1978. Dirige David Gordon Green -Superfumados (2008)- y le acompaña en el guión el actor Danny McBride -De culo y cuesta abajo-. El film cuenta con el beneplácito de John Carpenter, que aparece como productor y firma parte de la música. La historia presenta a los protagonistas de la película original tras cuatro décadas. Esto, de entrada, es una idea muy interesante: ver qué ha pasado con el psycho killer y su víctima tantos años después. La primera escena, que nos muestra a un recluido Michael Myers, es bastante potente. A partir de aquí, el argumento se desarrolla como un remake velado del film de 1978, actualizado y con un sabor comparable al de la saga Scream (1996) de Kevin Williamson y Wes Craven. Estamos ante un slasher autoconsciente, con personajes menos planos que los de aquellas películas de los años 80, mucho sentido del humor y una ración aceptable de gore. Una nueva generación de víctimas aparece más que nada para que Myers tenga a quien matar. Hay que decir, eso sí, que la cinta de Carpenter sigue pareciendo más moderna -desde el punto de vista de su puesta en escena- que todas las secuelas, incluyendo esta. A pesar de estos pequeños defectos, la nueva Halloween tiene a su favor una idea estupenda: centrarse en la relación entre el asesino y su final girl. Jamie Lee Curtis es lo mejor de la película, convertida Laurie Strode en la versión para el cine de terror de lo que son Sarah Connors y Ripley en la ciencia ficción. El sorprendente giro final, que recrea la película original intercambiado los papeles de sus protagonistas, produce un subidón que hace que La noche de Halloween valga la pena. Se puede comprar en Apple Tv, Rakuten TV y Amazon Prime Video. Nota: 7/10
VENOM: HABRÁ MATANZA -SECUELA O ESQUEJE
SILENT NIGHT -ESPÍRITU (ANTI)NAVIDEÑO
EL BUEN PATRÓN -LA COMEDIA HUMANA
BENEDETTA -LAS SEÑORAS DEL HÁBITO
Seguro que conocéis a Paul Verhoeven, director holandés que conquistó Hollywood con espectáculos ultraviolentos como Robocop (1987), Desafío Total (1990) o Starship Troopers (1997), clásicos de la ciencia ficción que, bajo la forma de un blockbuster reaccionario, esconden una ácida crítica contra el capitalismo salvaje o el militarismo. La cumbre de popularidad de Verhoeven fue el thriller erótico Instinto básico (1992), en la que el director nos la colaba de nuevo con gran éxito comercial. Sin embargo, en Showgirls (1995) Verhoeven fue, quizás, demasiado lejos en la autoparodia, suponiendo un fracaso de taquilla y de crítica, aunque ahora sea un título de culto y aunque tuviera el mismo tono que sus éxitos anteriores. Afincado en el cine francés, Verhoeven nos regaló hace poco la magnífica Elle (2016) cinta tan provocadora como divertida, con una magnífica Isabelle Hupert. Ahora, Benedetta supone el regreso de Verhoeven a las salas de cine con una película que demuestra que a sus 83 años no ha perdido sus espíritu travieso. Aquí nos cuenta la historia de una monja novicia en el siglo VII que experimenta supuestas visiones y revelaciones religiosas, pero también eróticas. Como una Juana de Arco lesbiana, Benedetta -deliciosa Virginie Efira- se enfrentará a las autoridades eclesiásticas, representadas por el nuncio (Lambert Wilson) y por la abadesa (Charlotte Rampling), estupendos personajes encarnados por fantásticos actores. Lo que podría haber sido un drama sobre la fe y sobre el poder, en manos de Verhoeven se convierte -casi- en un nunsploitation con desnudos constantes, escenas eróticas y la figurita de una virgen convertida en satisfyer. Esto además de momentos de violencia extrema: decapitaciones, mutilaciones, torturas medievales, autoflagelaciones, suicidios e inmolaciones. Benedetta se ve con una sana mezcla de estupor y carcajadas, que consigue que deseemos que este señor holandés siga haciendo películas por mucho tiempo.
SECRETOS DE UN MATRIMONIO -BERGMAN Y SUS MUJERES
En 1973, Ingmar Bergman paralizó Suecia con la emisión de Secretos de un matrimonio, una miniserie para televisión que en el resto del mundo se vería gracias a un montaje reducido para cines. En ella, el autor de El séptimo sello (1957) y Persona (1966) condensaba una de las grandes preocupaciones de su cine: las relaciones de pareja -en Indienauta encontraréis un artículo que repasa las principales películas de Bergman sobre el tema-. Hasta entonces, el sueco había tocado el asunto en sus películas, pero quizás nunca como el foco argumental principal y sin añadidos, de una forma tan directa y desnuda. En la miniserie, Bergman propone un ejercicio casi teatral en el que dos personajes principales, que son marido y mujer, se enfrentan en intensos diálogos durante diferentes momentos de una relación. Entonces fueron la gran Liv Ullman -que en la vida real fue pareja de Bergman- y Erland Josephson, amigo y actor que fue el álter ego del director en la última etapa de su filmografía. Conviene señalar que Bergman, en su vida real, vivió turbulentas relaciones sentimentales -estuvo casado 5 veces, además de tener varias parejas y 9 hijos- y Secretos de un matrimonio fue tan solo una de sus muchas obras en las que intentaba expiar un sentimiento de culpa al no sentirse buen marido ni buen padre. Puestos en antecedentes, Hagai Levi -creador de En terapia y The Affair- adapta la famosa serie de Bergman a 2021. ¿Y cómo lo hace? Con una decisión de partida muy interesante: intercambiando los papeles de marido y mujer. Así, Jessica Chastain interpreta el papel al que dio vida Josephson y Oscar Isaac hace lo propio con el rol de Ullman. Una jugada que refleja bien cómo han cambiado los roles de género. Afortunadamente, actualmente no resulta chocante ver a un hombre llevando el peso de la crianza de los hijos, y que una mujer perciba más dinero que su marido y tenga más éxito profesional -a pesar de la brecha salarial- no resulta inconcebible. Este intercambio de roles provoca que, aunque este remake se mantenga bastante fiel al argumento original, prácticamente todo cambia. El espíritu de esta ficción -disponible en HBO España- sigue intacto, proponiendo interrogantes sobre la viabilidad real de la pareja monogámica como forma de vida, llegando a la conclusión de que la infidelidad es prácticamente inevitable. Hay además una reflexión sobre la familia y cómo esta puede entrar en conflicto directo con las aspiraciones de cada miembro de la pareja ¿Es posible ser feliz y realizarse? ¿Es necesario escapar para ser libre? ¿Hay que sacrificarse como individuo para ser un buen padre? Todas esas preguntas no necesariamente encuentran respuestas en la serie, porque nadie las tiene. El texto de Bergman -que luego se convirtió en un texto teatral de éxito- se mantiene en la serie de 2021 tan pertinente como oportuno, no ha perdido vigencia. Pero hay que añadir a ello cómo el mencionado cambio de roles afecta a los personajes: ¿Puede una madre separarse de sus hijos con la misma facilidad con la que lo hacía un hombre en los años setenta? ¿Y cuál es el nuevo rol del marido cuando, a pesar de mantener una relación igualitaria con su pareja, se ve engañado y abandonado? No hace falta decir que tanto Jessica Chastain como Oscar Isaac, estupendos actores, brillan en unas interpretaciones intensas y emocionantes. La moraleja de la historia, espero que no sea un spoiler, es que el matrimonio y la familia, son una cosa, y la pareja, y el amor, pueden ser, perfectamente, otra bien distinta.