¿Qué tienen en común los colosales caminantes imperiales de El imperio contraataca (1980), el robot asesino ED 209 de Robocop (1987) y los insectos extraterrestres de Starship Troopers (1997)? Todos fueron creados por el maestro de la animación y los efectos especiales cinematográficos, Phil Tippett. Ya en Indienauta os hablé de él a cuenta del documental Un genio llamado Phil Tippett (2018) -disponible en Filmin- que repasa su carrera y se refiere a un proyecto largamente acariciado por Tippett, el largometraje de animación Mad God que en este 2021, felizmente, ha visto la luz en el Festival de Sitges. La película es una maravilla artesanal y experimental, muda y no narrativa, que es un festín de escenarios, personajes, criaturas y momentos maravillosamente fabricados con diferentes técnicas. En ella seguimos los pasos de un misterioso personaje, en un descenso a los infiernos literal, ataviado con una máscara antigás y con un look que recuerda a un soldado de la Segunda Guerra Mundial, que recorre un mundo entre los distópico y lo primitivo, con extrañas máquinas de guerra, científicos locos realizando extraños experimentos, edificaciones ciclópeas que parecen antiguos templos a dioses olvidados y sobre todo, deshumanizados esclavos que construyen cosas no sabemos con qué fin y cuya vida es completamente prescindible. Tippett no solo utiliza la animación stop motion -en la que es un maestro de otro tiempo- sino que mezcla esta con imagen real y todo tipo de efectos para conseguir una experiencia visual muy semejante a la de un sueño.. o una pesadilla. Estamos ante una auténtica obra de amor, en la que Tippett puede haber invertido 30 años de su vida, y eso se nota. Con claros homenajes a Ray Harryhausen, referencias a su propia obra, momentos de terror, fantasía y aventura, y con una estética que puede recordar desde el Bosco a Richard Corben, Mad God es una experiencia única y un auténtico milagro en los tiempos que corren, cuando los ordenadores han conseguido dominar la imagen.
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