Seguro que conocéis a Paul Verhoeven, director holandés que conquistó Hollywood con espectáculos ultraviolentos como Robocop (1987), Desafío Total (1990) o Starship Troopers (1997), clásicos de la ciencia ficción que, bajo la forma de un blockbuster reaccionario, esconden una ácida crítica contra el capitalismo salvaje o el militarismo. La cumbre de popularidad de Verhoeven fue el thriller erótico Instinto básico (1992), en la que el director nos la colaba de nuevo con gran éxito comercial. Sin embargo, en Showgirls (1995) Verhoeven fue, quizás, demasiado lejos en la autoparodia, suponiendo un fracaso de taquilla y de crítica, aunque ahora sea un título de culto y aunque tuviera el mismo tono que sus éxitos anteriores. Afincado en el cine francés, Verhoeven nos regaló hace poco la magnífica Elle (2016) cinta tan provocadora como divertida, con una magnífica Isabelle Hupert. Ahora, Benedetta supone el regreso de Verhoeven a las salas de cine con una película que demuestra que a sus 83 años no ha perdido sus espíritu travieso. Aquí nos cuenta la historia de una monja novicia en el siglo VII que experimenta supuestas visiones y revelaciones religiosas, pero también eróticas. Como una Juana de Arco lesbiana, Benedetta -deliciosa Virginie Efira- se enfrentará a las autoridades eclesiásticas, representadas por el nuncio (Lambert Wilson) y por la abadesa (Charlotte Rampling), estupendos personajes encarnados por fantásticos actores. Lo que podría haber sido un drama sobre la fe y sobre el poder, en manos de Verhoeven se convierte -casi- en un nunsploitation con desnudos constantes, escenas eróticas y la figurita de una virgen convertida en satisfyer. Esto además de momentos de violencia extrema: decapitaciones, mutilaciones, torturas medievales, autoflagelaciones, suicidios e inmolaciones. Benedetta se ve con una sana mezcla de estupor y carcajadas, que consigue que deseemos que este señor holandés siga haciendo películas por mucho tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario