Los que se quedan (2024) propone una forma de entender el cine que parece perdida: presentar a unos personajes, contar una historia, exponer una forma de entender la vida. Quizás por eso, la película de Alexander Payne está ambientada en los años 70 y, de hecho, parece una película rodada entonces, cuando los dramas adultos del ‘Nuevo Hollywood’ eran la norma. Una forma de hacer cine en la que lo principal eran los personajes y los actores que los interpretaban, sin recurrir a efectismos ni coartadas. Precisamente, Los que se quedan es la historia de unos pocos personajes, que podríamos definir como ‘perdedores’: el amargado profesor Paul Hunham -Paul Giamatti vuelve a colaborar con Payne tras Entre copas (2004)-; un adolescente conflictivo, Angus (Dominic Sessa); y una cocinera, Mary Lamb (Da´Vine Joy Randolph) que ha sufrido una gran pérdida. Los tres deben pasar las fiestas navideñas, casi aislados, en un internado. Durante esos días, los conflictos internos de estos personajes se revelan, y sus vidas cambian para siempre. La película de Payne -escribe el guión junto a David Hemingson- parece la adaptación literaria de una novela que no existe -con ecos de Salinger- y nos sumerge en el universo de un colegio privado, la ficticia academia Barton en Nueva Inglaterra, donde estudian los hijos de los privilegiados, en unos Estados Unidos sacudidos por la guerra de Vietnam, la desigualdad y las tensiones raciales. Pero Payne no permite nunca que estos elementos -ni la nostalgia- salten al primer plano, porque su interés está en dar vida a estos personajes y contarnos, siempre en tono de comedia de humor negro, cómo afrontan sus problemas -sus carencias, inseguridades, el dolor de una pérdida, la salud mental- tomando difíciles decisiones morales que, poco a poco, construyen una ética vital. Los que se quedan es una película sobre la educación y sobre la importancia de la adolescencia como momento decisivo en la formación de una persona. Por ejemplo, adivinamos en qué se convertirá y a quién votará el antipático Teddy (Brady Hepner). ¿O no? Los que se quedan es de esas películas en las que te gustaría quedarte a vivir y por su temática navideña podría convertirse en uno de esos films a revisitar cada año por estas fechas.
LOS QUE SE QUEDAN -
Los que se quedan (2024) propone una forma de entender el cine que parece perdida: presentar a unos personajes, contar una historia, exponer una forma de entender la vida. Quizás por eso, la película de Alexander Payne está ambientada en los años 70 y, de hecho, parece una película rodada entonces, cuando los dramas adultos del ‘Nuevo Hollywood’ eran la norma. Una forma de hacer cine en la que lo principal eran los personajes y los actores que los interpretaban, sin recurrir a efectismos ni coartadas. Precisamente, Los que se quedan es la historia de unos pocos personajes, que podríamos definir como ‘perdedores’: el amargado profesor Paul Hunham -Paul Giamatti vuelve a colaborar con Payne tras Entre copas (2004)-; un adolescente conflictivo, Angus (Dominic Sessa); y una cocinera, Mary Lamb (Da´Vine Joy Randolph) que ha sufrido una gran pérdida. Los tres deben pasar las fiestas navideñas, casi aislados, en un internado. Durante esos días, los conflictos internos de estos personajes se revelan, y sus vidas cambian para siempre. La película de Payne -escribe el guión junto a David Hemingson- parece la adaptación literaria de una novela que no existe -con ecos de Salinger- y nos sumerge en el universo de un colegio privado, la ficticia academia Barton en Nueva Inglaterra, donde estudian los hijos de los privilegiados, en unos Estados Unidos sacudidos por la guerra de Vietnam, la desigualdad y las tensiones raciales. Pero Payne no permite nunca que estos elementos -ni la nostalgia- salten al primer plano, porque su interés está en dar vida a estos personajes y contarnos, siempre en tono de comedia de humor negro, cómo afrontan sus problemas -sus carencias, inseguridades, el dolor de una pérdida, la salud mental- tomando difíciles decisiones morales que, poco a poco, construyen una ética vital. Los que se quedan es una película sobre la educación y sobre la importancia de la adolescencia como momento decisivo en la formación de una persona. Por ejemplo, adivinamos en qué se convertirá y a quién votará el antipático Teddy (Brady Hepner). ¿O no? Los que se quedan es de esas películas en las que te gustaría quedarte a vivir y por su temática navideña podría convertirse en uno de esos films a revisitar cada año por estas fechas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario