-AVISO SPOILERS-
La segunda película sobre Thor (Chris Hemsworth) es menos estática y dubitativa -y menos camp y pseudoshakesperiana- que la primera entrega dirigida por Kenneth Branagh en 2011. Thor: el mundo oscuro apuesta por la fantasía heroica, tiene más acción y en algunos momentos recuerda incluso a un peplum italiano: cuando Thor lucha con el elfo oscuro Kurse (Adewale Akinnuoye-Agbaje). Y todo eso está muy bien.
Las batallas multitudinarias iniciales vibran con buen pulso y el descubrimiento por parte de los científicos terrestres de un nuevo portal entre dimensiones, tiene un adecuado sentido de la maravilla. Donde falla esta película -en mi opinión- es en la explicación, farragosa, del conflicto central. Hace falta un prólogo con la voz en off de Odin (Anthony Hopkins), y luego que éste consulte un antiguo libro sobre la historia de los elfos oscuros, para explicar la naturaleza del éter que, aún así, nunca queda del todo clara. Eso a pesar de que no es más que el macguffin de la historia.
Por suerte, pasado ese obstáculo, la película retoma un ritmo aventurero muy disfrutable. Lo mejor es probablemente el viaje que emprenden Thor, Loki (Tom Hiddleston) y Jane (Natalie Portman) -los tres personajes con más entidad- pero lamentablemente esto dura muy poco. A pesar de cierta frialdad, Thor: El mundo oscuro es una aventura más que digna, que se habría beneficiado de un poco más de desparpajo.
Es justo decir que la película tiene que lidiar con su condición de secuela del primer Thor (2011) -de allí provienen Jane Foster y Darcy (Kat Dennings)- pero también de Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), que marca la situación de Thor y Loki al principio de El mundo oscuro. Eso sin contar que estamos ante un film que precede a una tercera entrega sobre el dios del trueno -en la que el reinado de Loki probablemente tendrá consecuencias- y a Los Vengadores: La era de Ultrón (Joss Whedon, 2015). Por si fuera poco, esta historia tiene un epílogo en un episodio de la serie Agentes de S.H.I.E.L.D. La escena postcréditos en la que aparece el Coleccionista (Benicio del Toro) lleva directamente a Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014), pero la referencia a las gemas del infinito tiene todavía más alcance: conecta con la futura Los Vengadores: La Guerra del Infinito (2018).
Por suerte, pasado ese obstáculo, la película retoma un ritmo aventurero muy disfrutable. Lo mejor es probablemente el viaje que emprenden Thor, Loki (Tom Hiddleston) y Jane (Natalie Portman) -los tres personajes con más entidad- pero lamentablemente esto dura muy poco. A pesar de cierta frialdad, Thor: El mundo oscuro es una aventura más que digna, que se habría beneficiado de un poco más de desparpajo.
Es justo decir que la película tiene que lidiar con su condición de secuela del primer Thor (2011) -de allí provienen Jane Foster y Darcy (Kat Dennings)- pero también de Los Vengadores (Joss Whedon, 2012), que marca la situación de Thor y Loki al principio de El mundo oscuro. Eso sin contar que estamos ante un film que precede a una tercera entrega sobre el dios del trueno -en la que el reinado de Loki probablemente tendrá consecuencias- y a Los Vengadores: La era de Ultrón (Joss Whedon, 2015). Por si fuera poco, esta historia tiene un epílogo en un episodio de la serie Agentes de S.H.I.E.L.D. La escena postcréditos en la que aparece el Coleccionista (Benicio del Toro) lleva directamente a Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014), pero la referencia a las gemas del infinito tiene todavía más alcance: conecta con la futura Los Vengadores: La Guerra del Infinito (2018).
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