La película que inaugura el Universo Marvel Cinematográfico puede parecer poca cosa hoy, pero en 2008 fue una auténtica revolución. Aquel primer film, dirigido por un director discreto como Jon Favreau, no aportaba demasiado como película de superhéroes. El origen del vengador de la armadura no era muy diferente del de cualquier otro personaje del género: vemos cómo Tony Stark (Robert Downey Jr.) obtiene sus poderes -en este caso, el protagonista fabrica su propia armadura- para luego ir superando obstáculos hasta el enfrentamiento con un antagonista final -el supervillano Obadiah Stone/Iron Monger (Jeff Bridges)-. Todo esto es, sin duda, lo menos interesante de la propuesta. En lo que Marvel Studios acertó desde el principio fue en introducir un sentido del humor que ahora es marca de la casa, que hace del film algo mucho más desenfadado y divertido, evitando los excesos de gravedad del superhéroe tradicional: nada que ver con las pretensiones de Christopher Nolan. Este sentido del humor sirve para retratar y hacer cercanos a los personajes, mucho más importantes que la trama en sí: el carisma de Robert Downey Jr. como Stark, las réplicas de comedia romántica de Pepper Potts (Gwyneth Paltrow), el alivio cómico del propio Favreau como Happy Hogan. Añadamos a esto el realismo en la forma de contar la historia -los personajes viven en nuestro mundo, el real, el actual y no en la amalgama imaginaria de Gotham City o Metrópolis- para hacer creíble la fantasía desbordada concebida por Jack Kirby y Stan Lee. Los conflictos internos de Tony Stark son más importantes que sus espectaculares peleas como Iron Man -aunque los efectos especiales sean impecables-. En esta primera película se plantean los errores del pasado y la sombra del padre como las principales causas de los problemas actuales de Stark, tema que se repetirá en posteriores secuelas y marcará al personaje incluso en su relación con Spider-Man. Si añadimos a esto la promesa implícita del film, que forma parte de algo mayor -Nick Fury salido de The Ultimates en la piel de Samuel L. Jackson- aunque discreta, Iron Man funciona como un tiro. Aunque luego haya sido superada.
MARVEL FASE 1: IRON MAN -HEAVY METAL
La película que inaugura el Universo Marvel Cinematográfico puede parecer poca cosa hoy, pero en 2008 fue una auténtica revolución. Aquel primer film, dirigido por un director discreto como Jon Favreau, no aportaba demasiado como película de superhéroes. El origen del vengador de la armadura no era muy diferente del de cualquier otro personaje del género: vemos cómo Tony Stark (Robert Downey Jr.) obtiene sus poderes -en este caso, el protagonista fabrica su propia armadura- para luego ir superando obstáculos hasta el enfrentamiento con un antagonista final -el supervillano Obadiah Stone/Iron Monger (Jeff Bridges)-. Todo esto es, sin duda, lo menos interesante de la propuesta. En lo que Marvel Studios acertó desde el principio fue en introducir un sentido del humor que ahora es marca de la casa, que hace del film algo mucho más desenfadado y divertido, evitando los excesos de gravedad del superhéroe tradicional: nada que ver con las pretensiones de Christopher Nolan. Este sentido del humor sirve para retratar y hacer cercanos a los personajes, mucho más importantes que la trama en sí: el carisma de Robert Downey Jr. como Stark, las réplicas de comedia romántica de Pepper Potts (Gwyneth Paltrow), el alivio cómico del propio Favreau como Happy Hogan. Añadamos a esto el realismo en la forma de contar la historia -los personajes viven en nuestro mundo, el real, el actual y no en la amalgama imaginaria de Gotham City o Metrópolis- para hacer creíble la fantasía desbordada concebida por Jack Kirby y Stan Lee. Los conflictos internos de Tony Stark son más importantes que sus espectaculares peleas como Iron Man -aunque los efectos especiales sean impecables-. En esta primera película se plantean los errores del pasado y la sombra del padre como las principales causas de los problemas actuales de Stark, tema que se repetirá en posteriores secuelas y marcará al personaje incluso en su relación con Spider-Man. Si añadimos a esto la promesa implícita del film, que forma parte de algo mayor -Nick Fury salido de The Ultimates en la piel de Samuel L. Jackson- aunque discreta, Iron Man funciona como un tiro. Aunque luego haya sido superada.
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