Hagamos caso omiso de todos los rumores y escándalos sobre el rodaje de No te preocupes, querida porque ¿Cuántos rodajes infernales no han dado pie a grandes películas? ¿Y cuántos rodajes no habrán sido tensos y conflictivos sin que nos hayamos enterado? Mejor hablar de lo que se ve en la pantalla (de cine). La nueva película de Olivia Wilde, actriz que debutó con detrás de la cámara con la estupenda Súper empollonas (2019), la típica comedia adolescente pero desde una perspectiva fresca, honesta y feminista. En su segundo trabajo como directora, Wilde no puede ser más ambiciosa, abordando géneros como el terror y la ciencia ficción. Y la verdad es que no sale mal parada del reto, a pesar de que algunas carencias lastran el resultado final. No te preocupes, querida presenta una comunidad estadounidense, en lo que parecen los idílicos años 50 -esos cuyo lado oscuro obsesiona a David Lynch o a Tim Burton- en la que los hombres participan en un proyecto secreto y las mujeres se quedan en casa atendiendo las labores del hogar y a sus hijos. La protagonista es Alice, una de esas amas de casa perfectas que, de pronto, comienza a darse cuenta de que algo va mal en su vida. Esto da pie a una historia de terror psicológico que llevará a Alice a descubrir la verdad sobre su existencia. La película se apoya en la estupenda interpretación de Florence Pugh, que con cada película demuestra que es una de las actrices actuales más estimulantes, a pesar de su juventud. La acompaña un reparto solvente en el que aparecen la propia Olivia Wilde, la estrella de la música Harry Styles y un estupendo Chris Pine que se lo debe haber pasado muy bien haciendo su papel. El otro punto fuerte del film es la propia Wilde tras la cámara, que se esfuerza en encontrar ideas visuales para expresar la angustia de Alice y en crear momentos inquietantes para el espectador. Se le dan bien a Wilde, también, las escenas de grupo, en la que los actores dan vida a los jóvenes habitantes del pueblo, Victory, participando en animadas fiestas y cenas: todos esos momentos tienen mucha vida, pero también parecen esconder un regusto amargo. El problema de la película, sin embargo, es un guión que apuesta por la acumulación de momentos -que llegan a ser reiterativos- antes que por una progresión dramática que nos lleve hasta el clímax. No te preocupes, querida, se ha dicho hasta la saciedad, recuerda a un montón de películas y series con giro sorpresa final, pero creo que su mayor problema es intentar inscribirse en el llamado 'terror elevado', sobre todo en el de Déjame salir (2017) de Jordan Peele. Su desenlace, sin embargo, resulta pertinente y aterrador: no nos habla de feminismo, ni de la liberación de una mujer atrapada, sino de masculinidad tóxica, del miedo del algunos hombres -demasiados- a tener a una mujer como su igual frente a frente, un poco en la línea de la reciente Men (2022) de Alex Garland.
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