El dramaturgo Florian Zeller sorprendió en 2020 con su estimable película The Father, un escalofriante estudio de la demencia senil que funcionaba como una película de terror psicológico, apoyándose en un estupendo Anthony Hopkins. Zeller presenta ahora The Son, adaptando también su propia obra teatral, pero con resultados artísticos lamentablemente inferiores. La historia se centra en un hombre maduro (Hugh Jackman), profesional exitoso, que acaba de pasar por un divorcio complicado. Su ex mujer (Laura Dern) y su hijo adolescente (Zen McGrath) se presentan como una carga psicológica, un sentimiento de culpa que le impiden ser feliz con su nueva pareja (Vanessa Kirby) y su bebé. El detonante de la acción es la extraña conducta del hijo adolescente que ha comenzado a faltar a clases. El inicio de la película es poderoso, sobe todo mientras se mantiene en el misterio lo que le ocurre al chico. Zeller tiene talento para el dibujo de personajes y una estimulante habilidad para mostrar el lado menos amable del ser humano. Nadie es perfecto aquí y los personajes, aunque movidos por buenas intenciones, tienen una carga de egoísmo, de rencor y una gran capacidad para manipular al otro. La culpa y los miedos atenazan al personaje de Jackman y esos conflictos humanos son lo mejor de esta cinta. Lamentablemente, según avanza el metraje, el argumento pierde su intriga y se convierte en un drama bastante convencional sobre dos padres que no saben qué hacer con su problemático hijo adolescente, todo rodado, además, de forma bastante plana. Sin ánimo de comparar, The Father se valía de la subjetividad de su protagonista, aquejado de problemas psíquicos, para presentar una narrativa, una puesta en escena y un montaje mucho más imaginativos. The Son es una película decepcionante, a pesar de sus buenas interpretaciones -Hugh Jackman siempre lo da todo- y de escenas poderosas, como el encuentro del protagonista con su padre, aterrador Anthony Hopkins; o la estremecedora escena en el hospital. Una pena porque el film invita a la reflexión sobre lo complicada que es la paternidad, en la que entran en conflicto el deseo individual, la responsabilidad, el amor, las relaciones de pareja y los traumas del pasado.
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