El tercer episodio de Bates Motel es exactamente lo que esperaba de esta serie. Por fin. Norman Bates (Freddie Highmore) es un chaval con problemas chungos. Un desmayo es el detonante que desvela un desequilibrio más profundo, como que Norman tiene impulsos de los que no es consciente. Por ejemplo, el de quedarse con un cinturón del hombre que su madre asesinó tras haberla violado. Norman no sabe por qué decidió quedarse con ese "trofeo". Esta idea es sugerente, pero, habría funcionado mejor si nos hubiesen enseñado el momento en el que Norman coge el cinturón, lo esconde, lo atesora, etc. No sé si voluntariamente, el habernos mantenido a oscuras sobre el cinturón le da un cariz misterioso a una prueba incriminatoria. El desvanecimiento de Norman tiene más consecuencias. La primera es la reaparición de Bradley (Nicola Peltz) lo que proporciona el clásico triángulo amoroso de instituto. A Norman le gusta la guapa Bradley, pero la que le persigue es Emma (Olivia Cooke) que, no nos engañemos, también es guapa, aunque lleve una botella de oxígeno siempre a cuestas. La intuición nos dice que Emma sería la amiga del chico bueno y normal que podría ser Norman, adecuadamente medicado. En cambio, Bradley es la fantasía erótica que va a obsesionar a Norman y que le meterá en problemas con su novio. En todo caso, como he dicho, tras el desmayo -y tras el incidente con el cinturón- descubrimos que Norman no es plenamente consciente de sus actos. Esto comienza a arrojar una nueva luz que pone en duda lo que nos han contado hasta ahora. Por ejemplo, Norman no recuerda haber intentado matar a su hermano Dylan (Max Thieriot). Y quizás por eso, sabemos ya que el padre de Norman era un maltratador y que él acabó con su vida, cosa que su madre (Vera Farmiga) ha preferido ocultar. Veremos si mi teoría se confirma. Lo importante es que Norman tiene su primera "conversación" con su madre sin necesidad de estar con ella en la misma habitación. Y no me refiero al teléfono móvil. Esto lleva a Norman, en trance, a la casa del ayudante del sheriff, Zack Shelby (Mike Vogel), que se acaba de beneficiar a su madre (muy edípico todo). Descubrimos entonces que el bueno de Zack tiene secretos en su sótano: allí tortura a inmigrantes chinas esclavizadas. Me pregunto si Zack será la figura paterna perfecta para Norman.
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