HOSTILES AND CALAMITIES (26 DE FEBRERO DE 2017) -AVISO SPOILERS-
¿Por qué nos hacéis esto? The Walking Dead hace un nuevo parón en la historia principal, esa que llevará al enfrentamiento entre los protagonistas liderados por Rick (Andrew Garfield) y los malvados Salvadores de Negan (Jeffrey Dean Morgan). Esa que es lo queremos ver. De hecho, en este capítulo volvemos atrás en la narración, al momento en el que Daryl (Norman Reedus) escapa, con la ayuda, descubrimos ahora, de Sherry (Christine Evangelista). Lo que propone este episodio es una suerte de trama espejo entre dos personajes, uno de cada grupo, Eugene (Josh McDermitt) y Dwight (Austin Amelio), que parecen abocados a cambiar de bando. Pero no lo hacen del todo. Así, tenemos un episodio entero dedicado a dos personajes secundarios, no precisamente los más carismáticos del reparto, aunque tengan sus elementos de interés. La interpretación monocorde de Eugene nos hace dudar de si realmente podría llegar a unirse a Negan: el momento en el que se come el pepinillo, parece indicar que acepta el pago por sus servicios traidores, y recordemos que comenzó siendo un mentiroso en esta serie -decía conocer el paradero de científicos que tenían una cura o algo así-. Por el contrario, Dwight parece estar siempre a punto de volverse contra Negan -tiene un montón de razones para hacerlo, la más importante es Sherry- pero enseguida reitera su fidelidad al tío del bate. En todo caso, ambos personajes se mantienen en esa ambigüedad que, en realidad, no resulta demasiado interesante ahora mismo, pero seguramente jugará un papel crucial en el esperado enfrentamiento final entre los grupos. ¿El problema de todo esto? El de siempre: el orden de lo narrado es lo peor de The Walking Dead. Sus saltos temporales hacia atrás, sus desviaciones de la historia principal, no aumentan el interés, sino todo lo contrario.
CAPÍTULO ANTERIOR: NEW BEST FRIENDS