El inusual error de la Academia al anunciar la mejor película refleja involuntariamente lo que ha sido la carrera de estos premios Oscar. Todos creíamos que vencería La La Land -muchos querían que el musical fuese la gran ganadora- pero Moonlight ha aparecido a última hora para llevarse la estatuilla más preciada. No hay que llevarse las manos a la cabeza, estamos ante dos obras muy dignas. Moonlight es profunda, poética, y nos habla de un tema universal: la soledad. La La Land, a pesar de que sus detractores la acusen de querer agradar con una historia complaciente y romántica, esconde un mensaje amargo sobre el sacrificio que implica la idea del éxito, tema ya tratado por Damien Chazelle en Whiplash. El joven director sí ha conseguido llevarse el premio a la mejor realización. También ha conseguido La La Land galardones por su banda sonora, por la mejor canción original, por su fotografía y su diseño de producción. El de mejor montaje se lo robó Hasta el último hombre de Mel Gibson.
No deberíamos restarle méritos a Emma Stone, la mejor actriz, aunque podamos sentir la tentación de valorar más las soberbias interpretaciones de Isabell Huppert y Natalie Portman. Stone no solo tuvo que actuar, cantar y bailar, sino que su encanto y su carisma son gran parte del éxito de su película. Por su parte, también parecía clara la victoria de Casey Affleck por Manchester frente al mar, en la que consigue representar a una persona en dos momentos muy diferentes de su vida, reflejando cómo ha cambiado la tragedia a su personaje. Viola Davis por Fences y Mahershala Ali por Moonlight reciben premios a los mejores actores de reparto, tan merecidos como esperados. En cuanto a los guiones, Kenneth Lonergan, Manchester frente al mar, es el vencedor por una historia contenida sobre una tragedia insoportable, en la que el contexto social, esa clase obrera de Massachusetts, es muy importante. Moonlight se lleva el premio como guión adaptado, aunque la obra en la que se inspira es una representación estudiantil que nunca llegó a estrenarse. ¿Y si lo hubieran considerado un guión original?
La mejor película animada ha resultado ser Zootrópolis, obra compleja sobre una sociedad de animales antropomórficos que deben superar sus instintos -sus diferencias- para vivir civilizadamente. La producción de Disney vence, sin embargo, a propuestas más arriesgadas como La vida de Calabacín, La tortuga roja o Kubo y las dos cuerdas mágicas. Por último, hay que esperar al estreno de la iraní El viajante, pero nos queda la duda de si habría vencido a la alemana Toni Erdmann sin la reacción anti-Trump por el veto islámico.
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