La primera serie de Marvel Studios que se estrena en Disney Plus demuestra una sana voluntad de contradecir a los que dicen que el cine de superhéroes es siempre 'más de lo mismo'. Bruja Escarlata y Visión -en el original, Wandavision- no es revolucionaria -bebe de fuentes reconocibles- pero sí es una variación sorprendente y fresca con respecto a las películas del Universo Cinemático Marvel, repletas de acción, épica y también de mucho humor. Esto último es el ingrediente principal de la serie, el humor de las sitcoms clásicas de la televisión estadounidense que se recrea de forma brillante, homenajeando formatos conocidos como Embrujada (1964), I Dream of Jeannie (1965) o La Tribu de los Brady (1969), ficciones que con un humor blanco retrataban unos Estados Unidos felices, familiares, de vecinos amigables y que justamente -concretamente las dos primeras- vivieron el paso del blanco y negro al color, como ocurre en los primeros capítulos de la serie de Marvel que nos ocupa. Esta recreación nostálgica de la sitcom más clásica se extiende a los años 80, 90 y hasta los 2000, cuando irrumpe el estilo de falso documental en clara referencia a The Office (2001) y que permite que Wanda interpele directamente al espectador. El uso del lenguaje de la sitcom no se queda en la parodia, sino que utiliza la metaficción para añadir una capa amarga de significado -atención spoiler- ya que lo que vemos es una realidad alternativa creada por Wanda (Elizabeth Olsen) tras la tragedia de la muerte de Visión (Paul Betanny) -en Vengadores Infinity War (2018)-. Así como las sitcoms mencionadas no reflejaban la realidad de los Estados Unidos de cada época -que en general ignoraba hechos como la Guerra de Vietnam, por no hablar de las tensiones raciales o la situación de la mujer-, Wanda sabe, en el fondo, que no hay posibilidades de que se cumplan sus sueños de tener un matrimonio y una familia 'normales'. En este sentido, la serie adapta tramas conocidas de los cómics -como la serie limitada de los años 80 que da título a la serie televisiva en España- o arcos argumentales más recientes como Dinastía M o incluso, la estupenda Visión de Tom King, cuyo espíritu aparece aquí replicado. Hay además referentes cinematográficos claros, como El show de Truman (1988) y Pleasentville (1998). Luego, el misterio y las revelaciones sobre lo que ocurre realmente en la serie, remiten, necesariamente, a Perdidos (2004), ficción seminal en cuanto a enigmas, revelaciones y sorpresas. Mencionemos los múltiples giros que va dando la temporada -ojos spoilers- haciéndonos creer primero que Wanda es una nueva villana, para luego desvelar a la bruja Agatha Harkness -me reservo el nombre de la actriz que la interpreta-.
Hay que hablar además de la integración de Bruja Escarlata y Visión en el Universo Cinemático Marvel, con apariciones en roles importantes de personajes secundarios que vimos antes en las películas: Mónica Rambeau (Teyonah Parris) -de Capitana Marvel (2019)-, el agente Jimmy Woo (Randall Park) -Ant-Man y la Avispa (2018)- y Darcy Lewis (Kat Dennings) -personaje secundario y mordaz de las películas sobre Thor-; y mencionemos también la presentación de la agencia espacial SWORD -que sustituye a la SHIELD de Nick Fury- que seguramente tendrá continuidad en las próximas películas que veremos. En este sentido, me sorprende -y me agrada- la fe de Marvel Studios en sus fans. Para seguir la trayectoria de los personajes principales de esta serie hay que haber visto las películas de los Vengadores desde La era de Ultrón (2015), en la que son presentados la hechicera y el androide. Pero es que, además, el guión nos pide que entendamos el guiño -ojo spoiler- que es la aparición de un Mercurio/Quicksilver encarnado por Evan Peters -perteneciente al Universo X-Men, antes propiedad de Fox- en lugar del velocista interpretado fugazmente por Aaron Taylor-Johnson que sí pertenece al Universo Marvel. Esto creo que debemos entenderlo como una estrategia clara que busca siempre el golpe de efecto, la sorpresa para los fans, el guiño cómplice, lo que no está reñido con un desarrollo argumental satisfactorio, y con el que creo que es el punto fuerte de estas historias: la evolución de sus personajes. Tampoco se olvida Marvel de sus fans de toda la vida, los lectores de cómics, que hemos visto con agrado cómo la Bruja Escarlata, Visión y Mercurio se enfundan en sus trajes clásicos utilizando como excusa una pertinente celebración de Halloween. El episodio final es, además, una espectacular batalla de efectos especiales, pensada para los fans de la acción que hemos visto en el cine.
Bruja Escarlata y Visión es un producto inteligente y arriesgado -lo siento, Scorsese- que se mantiene fiel al espíritu de Marvel Studios: lo importante son los personajes. Aquí la protagonista es Wanda -prácticamente heroína y villana a la vez- una mujer con un pasado trágico que se traiciona a sí misma intentando cumplir el imperativo social de lo que debe ser la felicidad: estar casada y con hijos. Wanda se ve obligada a explorar sus orígenes, la naturaleza de sus poderes y en ese proceso acaba adquiriendo su traje superheroico y su nombre de batalla. La miniserie de 9 episodios tiene un arco cerrado -de final emotivo y, una vez más, arriesgado- pero además hace evolucionar al personaje y lo deja preparado para vivir nuevas y diferentes aventuras.
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