EL ACONTECIMIENTO -TERAPIA DE CHOQUE


El aborto en Francia fue legalizado en 1975 -en España en 1985- por lo que lo que cuenta El acontecimiento, necesariamente, debe tener lugar antes de esa fecha. Poco más de una década antes, en 1963, Anne se ha quedado embarazada y debe buscar la manera de interrumpir la gestación para no renunciar a su vida. La película ganadora del León de oro en el Festival de Venecia es un asfixiante drama en el que las semanas de embarazo transcurren como una cuenta regresiva que destruirá ese futuro que desea Anne, una joven estudiante brillante que ha tenido la mala suerte de nacer en una época equivocada. La cinta dirigida por Audrey Diwan describe una distopía en tiempo pasado: una sociedad censora que ve con malos ojos la libertad sexual -sobre todo la femenina-; en la que los médicos se niegan a ayudar a la joven protagonista; en la que sus amigas se alejan y la abandonan aunque, en el fondo, tienen los mismos miedos y las mismas ganas de libertad. El acontecimiento es una película excesivamente dura, con tres escenas descarnadas cuyo visionado resultará insoportable para ciertas sensibilidades. Pero es que el objetivo de esta adaptación de una novela autobiográfica firmada por Annie Ernaux es hacer sufrir al espectador en sus propias carnes -vaya si lo consigue- la experiencia de Anne, interpretada por una espléndida Anamaria Vartolomey. Un sufrimiento, claro, que debe llevar a una toma de conciencia sobre las libertades que tenemos en la sociedad en la que vivimos. Todavía hay países en los que el aborto es ilegal, pero incluso en los que se ha despenalizado, una mujer puede enfrentarse a complicaciones de todo tipo y a la discriminación si decide interrumpir su embarazo. El acontecimiento es una película dolorosamente sensorial, que nos mete dentro de la subjetividad de Anne, con una narrativa que deja muchas cosas fuera de campo, pero que en momentos clave nos dice las cosas directamente. "Sufro una enfermedad que solo afecta a las mujeres y que las convierte en amas de casa", dice Anne, resumiendo su situación y justificando la valiente y dolorosa decisión que ha tomado. El mensaje está claro: el aborto ilegal puede obligar a las mujeres, incluso, a arriesgar su vida. Pero la película va más allá: el problema no es solo la ilegalidad del aborto, sino los valores de la sociedad y la forma en la que se reprime la sexualidad de la mujer. Los encuentros carnales de las jóvenes que aparecen en esta historia son prácticamente clandestinos y para ellas resultan vergonzosos. Deben ocultarlos si no quieren ser señaladas y discriminadas. Los hombres, en cambio, gozan de una mayor libertad y, sobre todo, de ninguna responsabilidad. El acontecimiento es un recordatorio de los derechos alcanzados, una llamada a la vigilancia para mantenerlos y un homenaje a las que tuvieron que sufrir la represión ayer para que otras sean libres hoy.

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