Con el estreno de The Batman las redes sociales se han volcado en un encendido debate: ¿Supera la nueva película del hombre murciélago a la idolatrada -por muchos- trilogía de Christopher Nolan? La primera respuesta que se me ocurre es: ¿Qué importa? Esto de poner a competir a las películas como si fueran equipos de fútbol me parece poco provechoso y en definitiva absurdo ¿Realmente alguien puede decir que Vértigo (1958) es mejor que Ciudadanos Kane (1941)? Francamente creo que no. El empeño en mantener a El caballero oscuro (2008) de Nolan en la cima del cine de superhéroes e incluso postularla como una 'obra maestra' absoluta -estuvo nominada a 8 premios Óscar- solo se puede explicar por el fanatismo que despiertan tanto Christopher Nolan como el propio personaje de Batman. Los que crecimos con la versión de Tim Burton sobre el superhéroe ya sufrimos que sus obras fueran denostadas debido al éxito de la interpretación de Nolan y es ahora esta generación la que sufre los sinsabores inevitables del paso del tiempo y de la llegada de algo nuevo. Como James Bond, Batman se ha convertido en un personaje cinematográfico con diferentes encarnaciones que se van adaptando a cada época. Es normal que este nuevo Batman esté más en sintonía con la sensibilidad actual y que el de Nolan -que reflejaba los miedos post-11S- nos parezca ahora algo superado.
Las tres películas de Christopher Nolan sobre el caballero oscuro son estupendas y las de Tim Burton tienen una personalidad y un encanto tremendos. Y ahora hay que decir que el director Matt Reeves ha hecho una versión fantástica del personaje. Hay que empezar el análisis por decir que el propio título, The Batman, se puede leer como una declaración de intenciones. Esta no es otra película de Batman. Este es EL Batman. Lo que diferencia a la visión de Reeves de todo lo que hemos visto anteriormente es que nunca se había apostado de forma tan decidida por darle protagonismo al superhéroe. Las dos entregas de Tim Burton con Michael Keaton -y las dos continuaciones dirigidas por el denostado Joel Schumacher- preferían convertir al villano de turno en la gran estrella de la función -siguiendo la línea de la serie de los sesenta protagonizada por Adam West-. La trilogía de Nolan le daba más importancia al personaje de Bruce Wayne -interpretado por un eficiente Christian Bale- reduciendo al máximo las apariciones del superhéroe, que casi siempre se reducían a las escenas de acción. Creo que esto se debía en gran parte a cierto pudor a mostrar en pantalla a un tipo disfrazado de murciélago. En 2022, el público está mas que acostumbrado a ver trajes de superhéroe de todo tipo y esto lo aprovecha Reeves para ser el primero en desarrollar a Batman como personaje y no como un simple álter ego. En The Batman, vemos al héroe (Robert Pattinson) enfundado en su traje durante casi todo el metraje, incidiendo como nunca antes se había hecho en cine en su faceta como detective y en su relación con el comisario Gordon (Jeffrey Wright). Bruce Wayne está mucho menos presente, es más joven y retraído, con una personalidad por desarrollar: su único vínculo con la humanidad es, como siempre, Alfred, bien interpretado por Andy Serkis, que aparece lo justo. Esta adaptación se parece mucho más a los cómics de Batman, sobre todo a los más realistas de los años 70.
The Batman es cine negro -como lo son muchos de los cómics sobre el personaje- con sus bajos fondos, sus criminales mafiosos -El Pingüino (Colin Farrell) y Carmine Falcone (John Turturo)-, sus policías y políticos corruptos y su femme fatale -Catwoman (Zoë Kravitz)-. En algún momento, incluso, me he acordado de Chinatown (1974). Se ha mencionado la influencia del thriller de David Fincher y es imposible no ver algunos paralelismos con Seven (1995), con Zodiac (2007) y darnos cuenta de que para el misterioso Enigma (Paul Dano), Batman era su Tyler Durden. En muchos momentos de la película no sabemos si la mirada que nos muestra Reeves es la del héroe o la del villano y sus caminos, y sus historias, corren en paralelo. Con estas ideas, Reeves crea una historia absorbente, cuyas casi tres horas no pesan y que nos lleva de la mano en este nuevo Año Uno de Batman, en un descenso a los infiernos de Gotham y de la propia génesis del personaje creado por Bill Finger y Boba Kane en 1939. Este Batman comienza siendo un vigilante violento y vengativo, pero acaba convertido en un héroe que ve la luz al final del túnel. Reeves limita su película a cuatro o cinco secuencias de acción -pero son memorables-, nos regala una presentación de Batman que vale la película, y llena su retorcido argumento de diálogos, sí, pero nos cuenta lo importante valiéndose de las imágenes. No perdáis detalle. The Batman es una película oscura, desenfocada, empañada por la lluvia constante: su diseño visual es arriesgado y estimulante. Reeves elige un look entre la fantasía gótica de Burton -la película está llena de guiños al autor de Batman Vuelve (1992), sobre todo cuando aparece Catwoman- y el frío realismo ultramoderno de Nolan y nos muestra una Gotham entre el expresionismo y el Nueva York de Taxi Driver (1976). También hay que mencionar una espectacular banda sonora de Michael Giacchino, que se queda grabada en la cabeza -y ojo al uso de Nirvana para marcar el tono del relato-. Nos encontramos por tanto ante un producto redondo que confirma a Reeves como un valor seguro a la hora de renovar conceptos asentados en la cultura popular: lo hizo con Godzilla en Monstruoso (2008); con los vampiros en el remake de Déjame entrar (2010); con la ciencia ficción de El planeta de los simios (1968) en las dos entregas de las que se hizo cargo. Ahora se supera con uno de los personajes más icónicos de la cultura popular. The Batman es probablemente el mejor blockbuster que veremos este año.
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