En mi opinión personal, el director iraní Asghar Farhadi es un maestro construyendo historias dramáticas que reflejan con precisión la indignidad que supone la vida en sociedad. Las películas de este autor -que han triunfado en Cannes, en Berlín, que han ganado dos premios Óscar y un Globo de Oro- suelen ser la radiografía de su país, pero creo que los retratos humanos que expone tienen un alcance universal. Un héroe, película también ganadora del Gran Premio del Jurado en Cannes, es una indagación en la naturaleza humana que habla de la complejidad de tomar decisiones morales y denuncia la presión que puede ejercer una sociedad que juzga con demasiada facilidad. Farhadi propone como protagonista a un preso desesperado por salir en libertad, tras ser encarcelado por una deuda. Entonces aparece en su vida un evento que puede ser un milagro o una prueba, como se dice varias veces durante la propia película: el hallazgo de un bolso con dinero, que podría ser utilizado para pagar la deuda y salir de prisión. Pero ¿Sería ético hacer eso? Farhadi construye su argumento a partir de ese dilema moral y ético, llevándolo hasta sus últimas consecuencias para acabar en una contundente denuncia de una sociedad tan moralista como hipócrita. Se pone en entredicho, de paso, el sistema penitenciario, los entes públicos, las organizaciones caritativas, el matrimonio y hasta la familia. La premisa es contundente: esa sociedad moralista que busca en todo momento proyectar una apariencia intachable, acaba convirtiéndose en el caldo de cultivo de la hipocresía y la desconfianza, que lleva a actitudes, más que insolidarias, despiadadas. No hay peor mal que exigir el bien sin fisuras. Un héroe se ve con el corazón en un puño, mientras asistimos a las humillaciones que sufre el protagonista -que arrastra de la mano a su hijo, lo que me hizo conectar este film con el neorrealismo de Ladrón de bicicletas (1948)-, y también nos acongoja presenciar los errores que le hundirán cada vez más en un relato que se convierte en algo muy parecido a una pesadilla sin fin. Farhadi nos muestra una sociedad de seres llenos de rencor y desconfianza, egoístas e interesados, y además introduce en la lista de los males que nos aquejan a las redes sociales y su manipulación de la verdad para influir en la opinión pública. Una visión desesperanzada que nos enseña cómo la verdad se diluye en una red de mentiras y de opiniones subjetivas que me parece curiosamente complementaria a cómo se ha aproximado Clint Eastwood, en Estados Unidos, a la figura del héroe en películas como Sully (2016) y Richard Jewell (2019). Un héroe es una de las grandes obras de lo que va de este 2022.
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