Dune: parte dos (2024) es probablemente el blockbuster que llevábamos décadas esperando. El director Denis Villeneuve ha conseguido fabricar una histórica épica, entretenida, visualmente espléndida, que además permite diferentes lecturas da mayor calado. Adaptando la segunda parte de la novela de Frank Herbert, Villeneuve hace suya una historia que hoy parece un híbrido de Star Wars y Juego de Tronos, y que estéticamente parece fijarse en el cómic europeo de fantasía y ciencia ficción, en la revista Métal Hurlant. El resultado es apabullante y Villeneuve no se corta en el uso contundente del formato Imax, con una espléndida fotografía de Greig Fraser, un diseño de producción fabuloso, y la contundente música de Hans Zimmer para asegurarse de que cada momento épico resuene en nuestras cabezas. La película cuenta con un reparto de estrellas absolutas del cine actual, con Timothée Chalamet y Zendaya a la cabeza, entre los que hay que destacar a Javier Bardem y a Rebecca Ferguson, cuyos rostros más que para dar vida a unos personajes -más bien esquemáticos-, sirven para facilitar que la complicada historia sea más accesible al espectador. Dune: parte dos se compone de secuencias colosales, puntuadas por algunos momentos íntimos -los justos- aprovechando que la descripción del universo en el que ocurre la historia y las intrigas políticas ya habían sido presentados en el alargado prólogo que supone la película anterior de 2021. Con elementos de aventura, romance, acción, cine bélico y space opera, Villeneuve no rehuye la lectura geopolítica -más actual que nunca en tiempos de guerra- y su cinta comienza como una reimaginación de Lawrence de Arabia (1962) que luego se convierte en Apocalypse Now (1979). Un gran espectáculo que se permite, sin embargo, un tono más adulto, un giro final que impide la celebración, que vuelve la mirada hacia la imposibilidad de conquistar la revolución y cambiar el mundo sin mancharse las manos de sangre, sin perder el alma. Resulta complicado pensar que el cine comercial puede ofrecer en 2024 -o en esta década- algo mejor. Insuperable.
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