Te estoy amando locamente (2023) parte del relato y la vivencia personal, presentándonos como protagonista a Miguel (Omar Banana) un adolescente gay que en 1977 se enfrenta a la discriminación fascista y homófoba de una sociedad en la que se mantienen todavía las dinámicas de la dictadura tras la reciente muerte de Franco. La película de Alejandro Marín nos muestra paulatinamente cómo Miguel comienza a darse cuenta de quién es y abandona el mundo de su madre, Reme (Ana Wagener), que veía en él al sustituto de su marido -un sindicalista- y un futuro abogado de prestigio. Pero Miguel sueña con ser cantante, por lo que acaba descubriendo un submundo de marginados -homosexuales y lesbianas- que se refugian en un bar clandestino para escapar del odio generalizado y de los palos la Guardia Civil de la época. Tras esto, Marín hace girar el punto de vista argumental de la historia de lo personal a lo colectivo, abandonando a Miguel para concentrarse en un grupo activista -Alba Flores, La Dani, Alex de la Croix, Jesús Carroza, entre otros- que conseguiría organizar la primera manifestación del orgullo LGTBQ en Andalucía, en 1978, y poniendo el énfasis emocional en la transformación de la madre, en la toma de conciencia de Reme. La película brilla sobre todo en el retrato de personajes, la mayoría entrañables y valientes, en su lucha por sobrevivir en un mundo que les rechaza, pero quizás confía demasiado en sus reivindicaciones -necesarias- para emocionar al espectador, cuando se necesitaba un desarrollo dramático más elaborado.
TE ESTOY AMANDO LOCAMENTE -ORGULLO LGTBQ
Te estoy amando locamente (2023) parte del relato y la vivencia personal, presentándonos como protagonista a Miguel (Omar Banana) un adolescente gay que en 1977 se enfrenta a la discriminación fascista y homófoba de una sociedad en la que se mantienen todavía las dinámicas de la dictadura tras la reciente muerte de Franco. La película de Alejandro Marín nos muestra paulatinamente cómo Miguel comienza a darse cuenta de quién es y abandona el mundo de su madre, Reme (Ana Wagener), que veía en él al sustituto de su marido -un sindicalista- y un futuro abogado de prestigio. Pero Miguel sueña con ser cantante, por lo que acaba descubriendo un submundo de marginados -homosexuales y lesbianas- que se refugian en un bar clandestino para escapar del odio generalizado y de los palos la Guardia Civil de la época. Tras esto, Marín hace girar el punto de vista argumental de la historia de lo personal a lo colectivo, abandonando a Miguel para concentrarse en un grupo activista -Alba Flores, La Dani, Alex de la Croix, Jesús Carroza, entre otros- que conseguiría organizar la primera manifestación del orgullo LGTBQ en Andalucía, en 1978, y poniendo el énfasis emocional en la transformación de la madre, en la toma de conciencia de Reme. La película brilla sobre todo en el retrato de personajes, la mayoría entrañables y valientes, en su lucha por sobrevivir en un mundo que les rechaza, pero quizás confía demasiado en sus reivindicaciones -necesarias- para emocionar al espectador, cuando se necesitaba un desarrollo dramático más elaborado.
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