Pau Durá, actor de amplia trayectoria, dirige su tercer largometraje, Pájaros (2024), protagonizada por dos de los actores más interesantes del panorama español -y ahora mismo en plena forma- como son Javier Gutiérrez y Luis Zahera. En estos intérpretes se apoya una película que se presenta como una desbocada road movie que recorre Europa por sus carreteras desde España hacia el lejano este. Obviamente, el viaje en coche durante tantos kilómetros le sirve a Durá y a sus intérpretes para desnudar a sus personajes y mostrarnos una emotiva evolución psicológica. La pregunta es si el viaje vale la pena, porque Pájaros es de esas cintas que demuestran lo complicado que es hacer cine y, encima, una buena película. La historia comienza renqueante, con un desequilibrio tremendo porque de Colombo (Javier Gutiérrez) lo sabemos todo desde el primer momento -es un gañán- y de Mario (Luis Zahera) -un tipo con amaxofobia- no sabemos nada hasta el extremo de que sus decisiones pueden resultar inverosímiles o forzadas. Así, con muchas dudas, emprendemos el viaje con estos dos personajes, a los que hay que sumar a una carismática Teresa Saponangelo cuyo papel, me parece a mí, sobra, al menos en el arranque. No sé si el hecho de que el protagonista lleve por nombre ‘Colombo’ es una referencia/homenaje al gran Peter Falk. Digo esto porque Durá se deja llevar por la energía -por momentos excesiva- de sus actores, con espíritu similar al de la obra de John Cassavetes. Pájaros es una película que permite el lucimiento y la libertad de sus actores, quizás en exceso. La película también tiene una faceta paisajística -la fotografía preciosista de David Omedes luce muy bien en pantalla- que ofrece momentos estéticamente muy disfrutables que van marcando el periplo interior de los protagonistas. Para cuando llegamos al final del trayecto, estos dos personajes, es verdad, consiguen emocionarnos, pero no me parece Pájaros una obra redonda ni satisfactoria: quizás demasiado episódica, demasiado ambiciosa en un intento de dibujar el mapa de Europa tocando demasiados temas de refilón -la corrupción española, la inmigración, la guerra-, cuando podría haberse centrado, un poco más, por ejemplo, en la afición ornitológica de su protagonista.
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