Las ideas en Gotham son más bien flojas. No entiendo que James Gordon (Ben McKenzie) se pase todo este capítulo diciendo que "casi se pasa de la raya" cuando al principio de la temporada mató a un mafioso para hacerle un favor al Pingüino (Robin Lord Taylor). Vale, fue en defensa propia, pero, aún así... Tampoco entiendo demasiado la lógica de que el detective tenga miedo de caer en su -poco creíble- lado oscuro y que en el clímax resista la tentación de ajusticiar a un asesino... para luego ser castigado por el "destino" -por los guionistas- cuando el mismo criminal mata a una policía novata. ¿Qué significa? Seguramente habrá un desarrollo posterior acerca de esto, pero Gotham es tan torpe que cuesta entender que intenten transmitir ideas complejas.
Por otro lado, A Bitter Pill to Swallow es un buen episodio. En serio. Aquí se demuestra que esta serie necesita planteamientos concretos, de esos que se pueden resumir en una frase: han puesto precio a la cabeza de Gordon y todos los asesinos de Gotham van a por él. La premisa es interesante y se beneficia de que se les va un poco la olla con el tema de la violencia. La pelea en el ascensor entre el detective y el asesino de las cuerdas de piano es brutal, casi desentona con el tono habitual en Gotham. Luego hay cierta tensión cuando Gordon y el capitán Barnes (Michael Chiklis) esperan la llegada de más asesinos que, por cierto, podrían haber estado un poco mejor caracterizados. Ahora bien, durante esta espera, Barnes cuenta a Gordon un relato que me ha puesto los pelos de punta... porque no puede estar resuelto de peor forma. Creo que en la mente de los guionistas estaba la intención de conseguir un momento en la línea de la famosa escena de Tiburón (Steven Spielberg, 1975) en la que Quint (Rober Shaw) relata a Brody (Roy Scheider) y Hooper (Richard Dreyfuss) su terrorífica experiencia durante el naufragio del U.S.S Indianapolis. No se puede pedir a nadie que esté a la altura de esa escena mítica, pero aquí se quedan tan lejos que parece esto una parodia. Más tarde, en la pelea final entre Gordon y el asesino Eduardo Flamingo (Raúl Castillo), el detective se deja llevar y grita como un poseso. Hay una tendencia en los intérpretes de Gotham a gritar. Mucho. Como para conseguir la intensidad que la serie no tiene. Lo importante: Gordon resiste la tentación de matar a Flamingo. No lo olvidéis.
Las subtramas paralelas nos muestran a Edward Nygma (Cory Michael Smith) y a Oswald Cobblepot (Robin Lord Taylor) haciendo una versión psicópata de Misery (Rob Reiner, 1990). Mientras tanto, Bruce Wayne (David Mazouz) y Alfred Pennyworth (Sean Pertwee) protagonizan, como casi siempre, una trama menor en la que se limitan, básicamente, a hablar.
CAPÍTULO ANTERIOR: TONIGHT´S THE NIGHT
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