Sé que muchos estáis decepcionados con el Episodio VII por la remezcla que hace de todo lo anterior. Porque utiliza de plantilla el Episodio IV. Todo eso es cierto. Pero hay una buena razón para pasarlo por alto. Porque lo que ha hecho J.J. Abrams es recuperar el elemento esencial que hacía atractiva a Star Wars. Deberíais estar agradecidos. A pesar de todo.
Cuando el 25 de mayo de 1977 se estrenó La guerra de las galaxias, nadie sabía lo que se iba a encontrar al entrar al cine. Pero además, George Lucas planteó su primera película como si fuera parte de una serie imaginaria que solo había visto él en su mente. Cada diálogo, cada objeto, la ropa de los personajes, sacaba a la luz un rico trasfondo que formaba parte de un universo coherente y desconocido para nosotros. Y teníamos muchas ganas de explorarlo. El mayor atractivo de la película original eran las preguntas sin respuesta ¿Quién es Darth Vader bajo la máscara? ¿Cómo murió el padre de Luke? ¿Cómo era la República? ¿Y las guerras clon? ¿Quién es ese Jabba el Hutt al que le debe dinero Han Solo? Algunas de esas preguntas encontrarían respuesta en las entregas posteriores. Otras no. Esos misterios sin resolver fueron creciendo en nuestra mente durante años hasta convertirse prácticamente en mitos y leyendas.
En las primeras películas de Star Wars no hay flashbacks precisamente para preservar esas incógnitas. El gran error de George Lucas en las precuelas no fue Jar Jar Binks, ni su empeño en los efectos especiales digitales. Su gran cagada fue hacer tres películas que son flashbacks de las originales. Su pecado fue robarnos el misterio de la trilogía clásica. Lucas responde a todas las preguntas. A demasiadas. Pudimos ver la cara bajo los cascos de los stormtroopers y conocer al padre de Boba Fett. Ver a Yoda dando saltos de joven. Visitar el planeta de Chewbacca. Hasta le da una explicación "científica" a la Fuerza. Quizás Lucas creía estar dándole al fan lo que quería. Yo pienso que no era eso. Lo peor de todo, es que los episodios I-III no crean nuevas interrogantes. No tienen misterio.
Llegamos, por fin, al Episodio VII y hay más de un fan de toda la vida, decepcionado. Pues tenéis que crecer. Star Wars siempre han sido historias para niños de 15 años. Y esos nacieron en el año 2000. Ni siquiera consideran las precuelas como parte de su infancia, eran demasiado pequeños para verlas. Esos chavales ahora tienen la oportunidad de disfrutar de una experiencia equivalente a Una nueva esperanza. Y seamos honestos: ellos son el mercado que quiere Disney. ¿Qué nos queda a nosotros? Pues agradecerle a Lawrence Kasdan y a J.J. Abrams. ¿Por qué? Porque nos han devuelto el misterio. ¿Quién es Rey? ¿Cómo se pasó Kylo Ren al lado oscuro? ¿Qué ocurrió entre Han Solo y Leia? ¿Cómo surgió la Primera Orden? ¿Veremos el rostro de la capitana Phasma? ¿Por qué fracasó Luke en su idea de entrenar nuevos jedis? Si al salir de El despertar de la Fuerza os estáis haciendo esas preguntas, es que Star Wars ha vuelto, de verdad. Algunas de estas interrogantes se resolverán, sin duda. Pero espero que no todas. Espero que algunas de esas preguntas se queden sin respuesta en esa zona muy íntima de vuestra mente que deberíais preservar a toda costa. No subestiméis el poder de lo no contado.
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