Bert Williams y George Walker fueron dos artistas de vaudeville, de raza negra, que aparecen representados en este episodio de The Knick como un divertimento para los ricos de raza blanca que asisten al baile organizado por la directiva del hospital. La fiesta, presentada con un plano secuencia, reúne casi todas las tramas de la serie al reflejar las tensiones de una época marcada por el capitalismo salvaje, el conservadurismo, la hipocresía, el clasismo, el machismo y el racismo. El gran ofendido por el espectáculo de Williams y Walker es, por supuesto, Algernon Edwards (André Holland), médico de raza negra repetidamente marginado por el color de su piel. En el capítulo se enfrenta a la reticencia del hospital a permitir la operación de un afroamericano, Garrison Carr (Ntare Guma Mbaho Mwine). Para colmo, el racista Everett Gallinger (Eric Johnson) saboteará la intervención que dirige Edwards para luego salvar al paciente y hacerse el "héroe blanco". Algernon, además, descubre que no entra en los planes del nuevo hospital que se está construyendo. La fiesta sirve también al doctor John Thackery (Clive Owen) para demostrar su amor por Abigail (Jennifer Ferrin) al pasearse de su brazo a pesar de su nariz reconstruida y deforme. Un acto que es al mismo tiempo romántico y provocador. Es también la gran noche de Bertie Chickering (Michael Arangano) y su novia, la judía, Genevieve (Ariel Goldman).
Para estar en el baile, para conquistar a Henry Robertson (Charles Aitken), la enfermera Lucy Elkins (Eve Hewson) "prostituye" su pie al proxeneta chino Ping Wu (Perry Yung). Con ese dinero, Lucy se compra un elegante vestido. Cornelia Robertson (Juliet Rylance) ha preparado la lujosa fiesta, que no deja de ser una capitulación para ella, a pesar de ser un éxito socialmente. Su investigación para ayudar a los inmigrantes que llegan a la isla de Ellis le ha llevado a descubrir chanchullos de su empresa familiar. Además, descubre que su inquietante suegro es capaz de hacerla seguir y de volver a comprar las joyas que había vendido para ayudar a los necesitados. Cuando Cornelia le pide a su marido que escapen del control de su suegro, descubre una deuda monetaria que le obliga a obedecer. Tanto Lucy como Cornelia han pagado un precio por la fiesta. En The Knick, el dinero es la clave de todo. Si el baile de alta sociedad representa el peso de las apariencias, Herman Barrow (Jeremy Bobb) ha estado trepando en el escalafón gracias a una cara que mantiene oculta: la del ladrón que roba a sus jefes, la del enamorado de una prostituta que compra un lujoso piso para ella. En la fiesta, emerge esa parte inconfesable de Barrow cuando se enfrenta al contratista que ha descubierto sus chanchullos, Frazier Wingo (Andrew Rannells, sí, el de Girls). Pero Barrow se defiende, le amenaza y consigue callarle. Así, el baile es el triunfo de la hipocresía: Cornelia finge entereza cuando se sabe atrapada; Lucy lleva un vestido que no puede pagar; Abigail finge que nadie mira su nariz; Edwards trata de integrarse entre los que desprecian su color de piel; Barrow trata de ser uno más entre los verdaderamente ricos. Donde hay sociedad, necesariamente, hay falsedad.
CAPÍTULO ANTERIOR: THERE ARE RULES
No hay comentarios:
Publicar un comentario