Increíble ver una película como Nomad, de Werner Herzog, sobre el escritor de viajes Bruce Chatwin, estando confinados por el coronavirus. La filmografía del director alemán -ya sea ficción o documental- es una continua búsqueda de la naturaleza en su estado más puro, y la literatura de Chatwin, y su filosofía de vida, se regía por un constante movimiento en un mundo sin fronteras ni límites. Descubrimos aquí la afinidad y la amistad entre ambos autores, almas gemelas en una forma peculiar de entender la vida. Encerrados en los confines de nuestras casas, las imágenes de Herzog nos transportan a los lugares más remotos, desde la Patagonia hasta Australia, en un recorrido tanto por los libros de Chatwin como por las películas de Herzog, que a duras penas evita que el film se centre, de alguna manera, en sí mismo. Tanta es la identificación del alemán con el inglés. Con su marcado acento de villano de película, el director nos guía por un trayecto mágico en busca de animales prehistóricos, fuerzas magnéticas bajo la tierra, las ultimas tribus nómadas y canciones que son guías de viaje. Nomad es un documental fascinante, que puede ser el inicio de un viaje para el espectador, no hacia los escenarios naturales extremos que vemos en pantalla, que ya eran inaccesibles antes de la pandemia -y quién sabe cuándo volveremos a recorrer el mundo- sino hacia la literatura de Chatwin y cómo no, hacia la obra de Herzog.
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