Si algo destaca en Hierro, premiada serie dramática disponible en Movistar +, creada por Pepe y Jorge Coira, es su cuidado diseño de producción. Visual y fotográficamente se aprovechan al máximo los sugerentes escenarios de la isla canaria, que ofrece unas paisajes impresionantes, que aportan una personalidad especial a esta ficción. El otro gran valor de Hierro, son sus intérpretes. Dario Grandinetti como un turbio empresario y Candela Peña como una voluntariosa jueza recién llegada a la isla, están magníficos, me atrevo a decir, incluso, que infrautilizados, porque a pesar de tener los papeles principales, queremos verles más, saber más de sus personajes. Los secundarios, por cierto, no desmerecen: Juan Carlos Vellido, Saulo Trujillo en un papel muy complicado, y Kimberley Tell, esta última, solvente en un papel, de primeras, antipático para el espectador, de niña 'pija'. Por todo esto, es hasta cierto punto entendible que la trama se resienta. El guión se desequilibra intentando otorgarle su espacio a cada uno de estos elementos, a los diferentes personajes y también, al escenario. El argumento de Hierro se desenfoca en demasiados momentos de sus 8 episodios, apunta, creo yo, en demasiadas direcciones. Pienso que el guión desperdicia la oportunidad de desarrollar un tema, más allá de ofrecer una trama entretenida con varios giros, sorpresas y momentos de tensión. Que no es poco. De primeras, la serie parece que nos va a introducir en la sociedad de la pequeña isla, sobre todo por la trama que se dedica a la fiesta religiosa de la 'Bajada'. Esto podría haberle dado muchísimo color a Hierro, pero acaba quedando en un segundo plano, quizás porque no hay ningún personaje importante vinculado a su desarrollo. Creo que esta producción pierde por tanto la oportunidad de ofrecer una dimensión social, al estilo de lo que hace David Simon con The Wire y Baltimore, Treme y New Orleans, The Deuce y Nueva York. Obviamente, los productores y guionistas no tenían por qué haber apostado por esta vía. Mi problema con la serie es que tampoco han desarrollado los personajes, sobre todo los principales, interpretados por Peña y Grandinetti, con mucho potencial, creo que explotado a medias. En varios momentos de la historia se rompe el punto de vista narrativo compartido por ambos, para introducir al menos a dos personajes más, por razones que no puedo desvelar para evitar el temido spoiler. Así que Hierro se coloca en un punto intermedio entre una serie de personajes y una historia más centrada en la trama. Por último, hay un par de temas que se asoman en esta ficción, pero que tampoco acaban de cuajar: por un lado, el choque entre la isla -el pueblo pequeño- y la España peninsular -la jueza recién llegada-; por otro, el choque generacional entre padres e hijos, que se enfrentan constantemente. El potencial de dichos conflictos, lamentablemente, no acaba de ser aprovechado.
HIERRO -POSIBILIDADES
Si algo destaca en Hierro, premiada serie dramática disponible en Movistar +, creada por Pepe y Jorge Coira, es su cuidado diseño de producción. Visual y fotográficamente se aprovechan al máximo los sugerentes escenarios de la isla canaria, que ofrece unas paisajes impresionantes, que aportan una personalidad especial a esta ficción. El otro gran valor de Hierro, son sus intérpretes. Dario Grandinetti como un turbio empresario y Candela Peña como una voluntariosa jueza recién llegada a la isla, están magníficos, me atrevo a decir, incluso, que infrautilizados, porque a pesar de tener los papeles principales, queremos verles más, saber más de sus personajes. Los secundarios, por cierto, no desmerecen: Juan Carlos Vellido, Saulo Trujillo en un papel muy complicado, y Kimberley Tell, esta última, solvente en un papel, de primeras, antipático para el espectador, de niña 'pija'. Por todo esto, es hasta cierto punto entendible que la trama se resienta. El guión se desequilibra intentando otorgarle su espacio a cada uno de estos elementos, a los diferentes personajes y también, al escenario. El argumento de Hierro se desenfoca en demasiados momentos de sus 8 episodios, apunta, creo yo, en demasiadas direcciones. Pienso que el guión desperdicia la oportunidad de desarrollar un tema, más allá de ofrecer una trama entretenida con varios giros, sorpresas y momentos de tensión. Que no es poco. De primeras, la serie parece que nos va a introducir en la sociedad de la pequeña isla, sobre todo por la trama que se dedica a la fiesta religiosa de la 'Bajada'. Esto podría haberle dado muchísimo color a Hierro, pero acaba quedando en un segundo plano, quizás porque no hay ningún personaje importante vinculado a su desarrollo. Creo que esta producción pierde por tanto la oportunidad de ofrecer una dimensión social, al estilo de lo que hace David Simon con The Wire y Baltimore, Treme y New Orleans, The Deuce y Nueva York. Obviamente, los productores y guionistas no tenían por qué haber apostado por esta vía. Mi problema con la serie es que tampoco han desarrollado los personajes, sobre todo los principales, interpretados por Peña y Grandinetti, con mucho potencial, creo que explotado a medias. En varios momentos de la historia se rompe el punto de vista narrativo compartido por ambos, para introducir al menos a dos personajes más, por razones que no puedo desvelar para evitar el temido spoiler. Así que Hierro se coloca en un punto intermedio entre una serie de personajes y una historia más centrada en la trama. Por último, hay un par de temas que se asoman en esta ficción, pero que tampoco acaban de cuajar: por un lado, el choque entre la isla -el pueblo pequeño- y la España peninsular -la jueza recién llegada-; por otro, el choque generacional entre padres e hijos, que se enfrentan constantemente. El potencial de dichos conflictos, lamentablemente, no acaba de ser aprovechado.
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