La serie Arrow, hasta ahora, ha saqueado más tramas del Batman de los cómics -especialmente de la saga de Rha's Al Ghul de Dennis O´Neil y Neal Adams- que del propio Green Arrow. Pero la idea de convertir a Oliver Queen (Stephen Amell) en alcalde de Star City proviene de una historia reciente del arquero en los tebeos. Por cierto, cuando el científico Curtis Holt (Echo Kellum) -futuro Mr. Terrific- intenta averiguar la identidad secreta de Green Arrow, menciona a un -ficticio- arquero olímpico, de nombre Neal Adams, como el dibujante de cómics del que os acabo de hablar y el responsable de las mejores historias del arquero en los años setenta. Buen guiño. Hay un aire de renovación en esta serie que francamente agradezco. Más humor, gracias a Felicity (Emily Bett Rickards) y un Queen menos atormentado hacen que Arrow sea soportable. Los guionistas deben ser conscientes de estos cambios y aquí rompen con el pasado inaugurando un nuevo cuartel general para los héroes. No es muy diferente del anterior, es verdad, pero sí parece más luminoso. La alianza de un superhéroe con un policía, aquí el capitán Lance (Paul Blackthorne), es una tradición en DC Comics, no hace falta mencionar a Batman y al comisario James Gordon. La recuperación asilvestrada de White Canary (Caity Lotz) -la veremos en la mencionada serie- es un ejemplo del humor involuntario que ha tenido esta serie en sus peores momentos. Resulta realmente cruel que el personaje de Quentin Lance, padre de Sara, haya sido sometido al dolor de la muerte de su hija, para luego recuperarla, para después perderla otra vez... y ahora encontrarla de nuevo convertida en un animal salvaje. Laurel Lance (Katie Cassidy) le enseña a su padre que su hermana sigue viva como si nada. Sin prepararle de ninguna manera. Humor negrísimo. Estas escenas poco consistentes se deben a un ritmo narrativo demasiado rápido que obliga a presentar las situaciones sin ningún desarrollo dramático: bastan unos pocos segundos para que Thea Queen (Willa Holland) se haga pasar por la millonaria malcriada que es y compre drogas a un traficante, enseguida Oliver entra en el despacho del capitán Lance como si fuera su casa para pedirle su colaboración para detener a un grupo de policías corruptos capitaneados por Liza Warner (Rutina Wesley) -los fans de Trueblood nos alegramos de ver a Tara- que resulta ser un grupo especializado en vigilantes creado por el propio Lance. Oye, la idea es buena. La ejecución, peor. Este ritmo lleva también al momento forzado, aunque no del todo incoherente, en el que Lance pide ayuda a Damian Darhk (Neal McDonough) para "arreglar" a Sara. Lo que lleva a que Oliver le pegue un susto a Lance al esperarle en la oscuridad ¡Dentro de su casa!. La misma gratuidad lleva a Lance a intentar matar a Sara, por consejo de Darhk, y a que Laurel aparezca en el momento justo para evitarlo. No hay tensión ninguna porque no nos han preparado para estos momentos. Justo al salir de esta escena, Lance se encuentra con los policías corruptos. Esta serie tiene un ritmazo, sí, pasan cosas constantemente, que sí, pero sin demasiada lógica. Supongo que no se puede tener todo. Al menos, le ponen algo de humor al asunto cuando Oliver se vuelve a meter en casa de Lance para rematar el episodio. Esquemáticamente, hay dos escenas de acción que funcionan como espejos. En la primera los sofisticados artilugios de los policías corruptos derrotan a los héroes. Luego, estos han aprendido a contrarrestar sus armas y vencen con cierta facilidad. Tampoco se aprovecha demasiado el hecho de que Lance fue el que reclutó a Liza, más que para convencerla de perdonarle la vida a Green Arrow, que se ve sorprendido por la policía de forma algo incoherente. Por último, queda lo peor. Los discursos sobre la justicia y sobre "salvar esta ciudad" son sin duda lo peor de Arrow. Pero el discurso político final de Oliver Queen en este episodio es sonrrojante. Lo más desvergonzado es ese "together united" una variación del "united we stand" del 11S. Madre mía.
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