El cine es emoción, dijo el director Samuel Fuller en una escena de Pierrot el loco (1965) de Jean-Luc Godard. Y lo que demuestra Rodrigo Sorogoyen en su película As bestas, es una enorme capacidad para manipular las emociones del espectador. El guión de Sorogoyen e Isabel Peña plantea una situación muy sencilla: el acoso que sufre una pareja de franceses -Denis Menochent y Marina Foïs- por parte de sus vecinos, dos hermanos -Luis Zahera y Diego Anido- en una aldea gallega. La película no hace nada más que exprimir esta situación hasta el límite, jugando con la tensión en cada escena. Y en este ejercicio Sorogoyen me ha parecido magistral. El director demuestra una gran habilidad para crear situaciones límite una y otra vez, agobiando al espectador hasta lo incómodo, hasta lo casi insoportable. Una tensión que impregna incluso las escenas de la película en las que parece que no ocurre nada: es una manera muy efectiva de mostrarnos que los protagonistas conviven con el miedo de tener que soportar la constante amenaza de sus vecinos. Hay que decir que As bestas no se conforma con ser un thriller convencional, sino que arriesga dividiendo la historia en dos partes diferenciadas. Los espectadores tendremos la tentación de comparar, claro, de colocar una parte por encima de la otra, sin valorar el riesgo asumido. Pero yo creo que Sorogoyen y Peña salen airosos de ese salto al vacío introduciendo una subtrama preciosa que incide en el que creo es el tema principal del film: ¿Por qué somos como somos y vivimos donde vivimos? ¿Por qué no cambiamos de vida al menor contratiempo? La respuesta, no la sabe nadie. Es la naturaleza humana y en eso, los héroes y los villanos de esta película están igualados. As bestas plantea que lo peor que te puede pasar en la vida es tener un enemigo y que ganarte el rencor de alguien es tan fácil y tan gratuito como elegir tu propia vida. La película juega con la clásica oposición entre civilización y barbarie: los villanos de la historia son seres desgraciados, sin oportunidades, cuya existencia carece de objetivo. Nada mejor que encontrar a un enemigo al que culpar de todo, al que destruir para darle sentido a sus vidas. Peña y Sorogoyen juegan, como siempre, a introducir temas de actualidad como la España vaciada y la crisis del campo, pero no nos engañemos: solo buscan generar emociones en el espectador. Y vaya si lo consiguen. Más cerca de la experimental y estimulante Madre (2019) que de El reino (2018) o la serie Antidisturbios (2020), As bestas puede ser la mejor película de Sorogoyen y Peña.
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