En un inicio prometedor, Arya Stark (Maisie Williams) llega a Braavos, una ciudad protegida por una estatua gigante inspirada sin duda en el famoso coloso de Rodas (hay una película al respecto, la primera de Sergio Leone, un peplum de 1961, con ese mismo título). Arya busca a Jaqen H´ghar (Tom Wlaschiha) miembro de una secta secreta. La niña tendrá que esperar -nosotros también- delante de una puerta negra y blanca para conseguir su objetivo. Dicha espera es ciertamente bonita: Arya recita, como un mantra, la lista de personas de las que piensa vengarse. En una serie como Juego de Tronos, en la que una gran multitud de tramas intentan coexistir, no sé si esa espera es la estrategia narrativa más adecuada. No olvidemos que en el primer episodio de la quinta temporada no pudimos ver a Arya: ¡No cabía!
Es inevitable criticar que cada episodio de Juego de Tronos incluya tantos personajes. En éste que nos ocupa se acumulan las tramas y las subtramas hasta agobiar. Veamos. Brienne (Gwendoline Christie) y su escudero Podrick (Daniel Portman) persiguen a Sansa Stark (Sophie Turner) y a Meñique (Aidan Gillen). Cersei Lannister (Lena Headey) tiene problemas de autoridad en Desembarco del Rey. Jaime Lannister (Nikolaj Coster-Waldau) recluta a Ser Bronn (Jerome Flynn) para buscar a su hija. Ellaria Sand (Indira Varma) pide venganza al príncipe Doran (Alexander Siddig) por la muerte de su hermano. Tyrion (Peter Dinklage) y Lord Varys (Conleth Hill) viajan en carruaje. Shireen (Kerry Ingram) enseña a leer a Gilly (Hannah Murray). John Nieve (Kit Harington) aspira a convertirse en el líder de la Guardia de la Noche con la ayuda de Samwell (John Bradley). Daenerys (Emilia Clarke) tiene problemas para controlar a los pueblos conquistados -¿hasta cuándo?- y a sus esclavos liberados. Como veis, la sola enumeración de las historias del episodio resulta farragosa y eso que no he incluido a todos los personajes que aparecen. No creo exagerado decir que es complicado seguir la pista de todo esto en un formato de capítulos semanales ¿O no? Igual sois más listos que yo.
Ese embotellamiento de historias no deja de ser una pena. Cuando Juego de Tronos permite que sus historias respiren, consigue resultados estimulantes. Ya he mencionado la secuencia de la llegada de Arya a Braavos. Pero también la escena en la que Daario Naharis (Michiel Huisman) y Grey Worm (Jacob Anderson) buscan a un conspirador de los Hijos de la Arpía oculto en una vivienda, que puede recordar al inicio de Malditos Bastardos (Quentin Tarantino,2009). Lamentablemente, la mayor parte de este episodio son escenas de diálogos que en algún momento resultan tediosas: Cersei discutiendo para hacer legítimo su poder en Desembarco del Rey. Más interesantes -aunque igualmente basadas en el diálogo- son dos momentos importantes: la votación que acaba con la elección de Jon Nieve como Lord Comandante; y el juicio contra Mossador (Reece Noi) condenado a muerte por Daenerys por tomarse la justicia por su mano. El episodio acaba con un cliffhanger que, por repetitivo, comienza a perder su atractivo: el encuentro de Daenerys con un dragón. Otra vez.
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