BINGO (16 DE MARZO) -AVISO SPOILERS-
El dinero -o su carencia- es tan importante en Better Call Saul -también lo era en Breaking Bad (2008)- que de alguna manera acabamos al tanto de las cuentas de su protagonista, Jimmy McGill (Bob Odenkirk). No sé cómo lo consiguen los guionistas, pero tenemos muy claro que con el dinero, 30.000 dólares, que ha recibido Jimmy de los Kettleman, Craig (Jeremy Shamos) y Betsy (Julie Ann Emery), el abogado proyecta montar su propia oficina. Jimmy quiere ser un abogado honesto, pero el problema es que el dinero de los Kettleman proviene de una estafa. Cuando la pareja le dio esa suma, lo hizo como un soborno, aunque él se empeñe en llamarlo "gastos de gestión". Por buenas que sean las intenciones de Jimmy, no podrá montar un negocio limpio sobre la base de unos cimientos corruptos.
Hay un extraño sentido de la justicia en este capítulo, que me sorprende. El azar y la suerte -el episodio se titula irónicamente Bingo- siempre fueron importantes en Breaking Bad y aquí los acontecimientos también se tuercen para obligar a Jimmy a devolver el dinero que le dieron los Kettleman. Hacer "lo correcto" -como él mismo le dice a Mike (Jonathan Banks) significa que sus planes de futuro se esfumarán. Para conseguir que los Kettleman devuelvan el dinero, ingresen en prisión y que su amiga Kim (Rhea Seehorn) recupere su lugar en el bufete HHM, Jimmy tendrá que elaborar un plan digno del Walter White más maquiavélico. La argucia que se inventa para descubrir dónde esconden el dinero -con la ayuda de Mike- es muy inteligente y la secuencia que la narra -con esa elipsis temporal expresada con las manzanas que se ha comido- estupenda. Verdaderamente divertida.
Al final, Jimmy acaba donde empezó: en esa oficina sin amueblar, en la que soñaba con empezar su carrera legal, con Kim como su mejor aliada. Un espacio que antes podía llenar con sus sueños -ese escritorio de madera de cocobolo- y que ahora le parece más vacío que nunca.
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