FIVE-O (9 DE MARZO) -AVISO SPOILERS-
Un hombre que huye de un pasado violento llega en tren a Alburquerque para comenzar una nueva vida. Un hombre callado, expolicía, que sabe muy bien cómo defenderse y cómo utilizar un arma. Eso es un western. Mike (Jonathan Banks) aparece de la nada en una estación de tren siguiendo la tradición de muchos héroes del Oeste. Como Armónica (Charles Bronson) en Hasta que llegó su hora (Sergio Leone, 1968).
"Espacios abiertos" le dice Mike a su nuera, Stacey (Kerry Condon) a la que ha jurado proteger -junto a su nieta- tras vengar la muerte de su hijo. La estructura narrativa del episodio utiliza el argumento clásico de la venganza y lo retuerce en un giro muy característico de esta serie -o de la anterior Breaking Bad (2008)- convirtiendo la resolución de la historia de Mike en un hecho del pasado y por lo tanto en un conflicto interno del presente. Algo carcome el alma de Mike, pero no sabemos de qué se trata. Solo vemos al personaje desde fuera: serio, taciturno, silencioso, melancólico. Un flashback revela lo ocurrido en una secuencia ingeniosa y violenta, equivalente al tiroteo que constituye el clímax de tantas películas del oeste. Pero aquí el momento definitivo es la confesión de Mike a Stacey: él era también un policía corrupto que decepcionó a su hijo. Five-O es un western, pero crepuscular, como El último pistolero (Don Siegel, 1976) o Sin Perdón (Clint Eastwood, 1992).
Se podría decir que este episodio de Better Call Saul es un poco "hacer trampa". Que el personaje que da nombre a la serie, interpretador por Bob Odenkirk, no tiene suficiente recorrido para sostener una serie por sí solo. Puede ser. Pero para mí, un personaje como Mike -uno de los más carismáticos de Breaking Bad- tiene una historia que merece ser contada, en la que el actor Jonathan Banks consigue una interpretación memorable.
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