La quinta edición del Festival internacional de cine Fantástico Nocturna ha sido, para el que esto escribe, la mejor hasta la fecha, por la calidad de las películas visionadas y por lo especial de los invitados. Este pequeño gran evento madrileño tiene la innegable capacidad de producir momentos mágicos para los aficionados al género: hemos visto Gremlins con Joe Dante, La matanza de Texas con Tobe Hooper y Un hombre lobo americano en Londres con John Landis, por citar algunos ejemplos. Precisamente, esta edición se ha abierto con un momento más inolvidable todavía si cabe: la entrega del premio Maestro del Fantástico a un mito del terror patrio como es Chicho Ibáñez Serrador -del que se proyectaron La residencia, ¿Quién puede matar a un niño? y la casi desconocida El hombre que vendió su risa-. Chicho, a sus 82 años, desde una silla de ruedas, demostró que todavía es un narrador capaz de subyugar a los espectadores, con un hermoso discurso sobre el silencio, el "prólogo del alarido". Hay que mencionar también los reconocimientos a Don Coscarelli, un tío muy cercano, que presentó la versión remasterizada por J.J. Abrams de su Phantasm (1979); a la simpática Caroline Munro, chica Bond, chica Hammer, la novia de Simbad y scream queen de Maniac (1980); al elegante Jack Taylor -El buque maldito (1974)- que pronunció un agradecimiento cargado de humor negro en la clausura. Lo que demuestran invitados como estos es que si algo tiene el Nocturna es amor por el género Fantástico.
Hablemos ahora de algunas de las cintas que se pudieron ver durante el festival, empezando por la elegida como mejor película, la gallega Dhogs, ópera prima de Andrés Goteira, quien resaltó la modestia de su film -apenas 100.000 euros de presupuesto-. Ganadora también del premio al mejor actor -Carlos Blanco- se trata de una propuesta ambiciosa, un ejercicio de metaficción en el que se cuestiona al espectador colocándole cara a cara con su reflejo, con su actitud vouyerista, morbosa y pasiva. Seguimos con Revenge, ópera prima de la francesa Coralie Fageat, encuadrable en el subgénero de rape and revenge, con un empaque visual muy potente que la hicieron justa ganadora del premio a la mejor dirección. Su protagonista, Matilda Lutz, también fue galardonada por su interpretación, de víctima a vengadora. Nocturna ofreció también interesantes variaciones del slasher, como Tragedy Girls, que ganó el premio al mejor guión por invertir los roles: aquí las víctimas tradicionales de las películas de terror son las asesinas psicópatas. Fuera de competición, la divertida Feliz día de tu muerte es asimismo una vuelta de tuerca del cine de psycho killers, al mezclar Scream (1996) con la comedia Atrapado en el tiempo (1993). Los mejores efectos especiales fueron para Les Affamés, película de zombies desde una mirada de cine de autor, pero sin renunciar al terror y a los sustos. También se pudo ver Most Beautiful Island apreciable esfuerzo de la actriz Ana Asensio, convertida en autora total de un relato honesto sobre los desfavorecidos, los inmigrantes, las mujeres, que culmina con un ejercicio de tensión propio del cine de género. También pudimos ver joyas malditas que ya son de culto como The Evil Within, perversa historia que bucea en el interior de la psique de un discapacitado maravillosamente interpretado por Frederick Koehler y con la presencia del icono del terror Michael Berryman -Las colinas tienen ojos (1977)-. En la clausura se pudo ver, además, Mom and Dad, una macarrada del coautor de Crank (2009) sobre una misteriosa epidemia que desencadena una rabia asesina en todos los padres hacia sus propios hijos, protagonizada por un Nicolas Cage desencadenado. Todo esto suma para que esta sea, para mí, la mejor edición del Nocturna, que, aunque como todo festival tuvo sus fallos -el perro ubicuo de Darkness Rising- se salda con un balance muy positivo de buenas películas y prometedores nuevos autores.
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