Si algo demuestra la nueva Cazafantasmas (2016) es que no tendremos unos Cazafantasmas 3 con los protagonistas originales (eso sin contar la lamentable muerte de Harold Ramis). Pero en el año 2001, Ivan Reitman llevó a cabo lo más parecido posible. Más que una tercera parte, Evolution es básicamente un remake, actualizado, de Los Cazafantasmas (1984). La estructura argumental es prácticamente idéntica, y la idea inicial, muy parecida, cambiando los espectros por seres de otro planeta. Evolution se adapta a los tiempos, y si en Los Cazafantasmas el afroamericano Winston Zeddemore (Ernie Hudson) era un mero ayudante, aquí Harry (Orlando Jones) es uno de los protagonistas, que además hereda la obsesión por el género femenino de Peter Venkman (Bill Murray). En el mismo sentido, el interés romántico del protagonista, Ira (David Duchovny), es una guapísima y torpe Allison (Julianne Moore) que ya no es la víctima a ser rescatada -como lo era Sigourney Weaver- sino parte integrante del cuarteto que lucha contra la amenaza. La película recupera el humor más atrevido de la película original, aunque eso signifique un montón de chistes escatológicos sobre culos y pedos. Incluso, encontramos de nuevo el enfrentamiento de los protagonistas contra el sistema, representado en el estamento militar y en ese gobernador interpretado por Dan Aykroyd, cuya presencia certifica que estamos ante la puesta al día de su propia idea original. El intento de crear un logo reconocible como el famoso fantasmilla, fracasa: esa carita feliz con tres ojos no funcionó. Como guiño final, los héroes hacen la parodia de un anuncio -de champú anticaspa- como homenaje al famoso spot que hicieran los propios cazafantasmas. Evolution plantea una historia de ciencia ficción -el diseño de las criaturas es muy bueno- francamente interesante que resulta divertida, imaginativa y fresca. En otra década habría sido un gran éxito.
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