TIME AND TIDE (13 DE ENERO)
Un hombre intenta colarse por la ventana de Peggy Carter (Hayley Atwell) trepando por la fachada del Griffith. Pero no se trata de un espía enemigo, sino de un joven amante que intenta saltarse las estrictas reglas de comportamiento que tienen que cumplir las chicas que allí residen: "Ningún hombre por encima de la primera planta". Para Peggy Carter, el conservadurismo y el machismo de la sociedad norteamericana de los años 40 cumplen el mismo papel que las infantiles jerarquías del instituto para otro personaje de los cómics Marvel: Peter Parker. Peggy es una mujer en un mundo machista que no puede desvelar que en realidad es una súper espía igual que Peter era un empollón despreciado por sus compañeros que tenía que ocultar su identidad como el asombroso Spiderman. Ese es el conflicto central del episodio Time and Tide.
-AVISO SPOILERS-
Cuando Edwin Jarvis (James D´Arcy) sufre el interrogatorio de los agentes de SSR el único recurso que tiene Peggy para salvarle es fingir un error que le hace quedar como una inútil delante de unos compañeros que ya la despreciaban simplemente por ser mujer. La humillación de ser reprendida por su jefe, Roger Dooley (Shea Whigham), afecta emocionalmente a Peggy igual que torturaba a un adolescente Peter Parker el tener que fingir ser un perdedor. Clark Kent, en cambio, parecía disfrutar fingiendo una torpeza cómica -en Superman (Richard Donner, 1978) el referente para Christopher Reeve fue el Cary Grant de la comedia screwball- desde la seguridad que le daba ser realmente un extraterrestre superpoderoso. Lo dijo claramente Bill (John Carradine): "Clark Kent es la crítica de Superman a toda la raza humana" en Kill Bill.Volume 2 (Quentin Tarantino, 2004).
Toda la rabia reprimida de Peggy desemboca en una pelea a puñetazos contra hombres cada vez más grandes. Pero la victoria no conlleva la recompensa que la agente Carter desearía. No puede apuntarse el mérito de haber recuperado las peligrosas armas de Stark: debe conformarse con hacer el bien y seguir manteniendo su fachada de mujer sumisa. Se trata de un final amargo que recuerda a los clásicos desenlaces de los cómics de Spiderman: Peter siempre acababa perdiendo. Para referirse a su mala fortuna, los guionistas del arácnido acuñaron la expresión "la suerte Parker". Quizás podemos acuñar nosotros la "suerte Carter". Peggy sufre la soledad que conlleva su identidad secreta, y el plano final del episodio la deja en la barra del diner en el que trabaja su amiga mientras la cámara se aleja hasta encuadrar la fachada en una composición que recuerda a uno de los más conocidos retratistas de la soledad, el pintor Edward Hopper (1882-1967).
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