The Imitation Game es la historia -épica- de cómo un grupo de genios intenta descifrar el código -llamado Enigma- que utilizan los Nazis para comunicarse. Pero también es la historia de Alan Turing, al que da vida un Benedict Cumberbatch que, a estas alturas, sabemos de sobra que puede interpretar a un genio de escasas habilidades sociales. Cumberbatch lo hace de una forma brillante y es eso lo que permite que el corazón de esta película lata con fuerza bajo su piel de pulcra corrección oscarizable. El drama personal de Alan Turing, un genio enfrentado al ingrato rechazo de los que son menos inteligentes que él -básicamente todos- aporta humanidad y poso a una historia que podría haberse quedado en una simple estampa histórica. Lo que nos dice The Imitation Game es que una persona inteligente está condenada a la soledad, y que siempre encontraréis al imbécil rodeado de gente. Pero también que es necesario que existan los primeros, para que los segundos puedan seguir siendo felizmente... imbéciles.
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