-AVISO SPOILERS-
"¿Sabes lo que es que te bloqueen?" El aterrador mundo que dibuja Black Mirror está habitado por mujeres locas que te "bloquean" -porque se sienten culpables- y te destrozan la vida para siempre. Pero los hombres no son mejores: cerdos machistas, incontrolables, violentos y sin escrúpulos que, la verdad, merecen ser "bloqueados". La idea detrás de White Christmas es convertir la sociedad ¿real? en una maldita red social. Y esa idea da miedo. Los temas de este especial -casi una temporada completa de la serie comprimida en un largometraje con tres historias- son los recurrentes de Black Mirror: la tecnología filtra nuestra relación con el mundo, pero sobre todo, con el otro. Comparar la sensación de llevar todas esas "voces" en el teléfono móvil -que encima consultamos constantemente- a la esquizofrenia es un hallazgo que causa pavor.
Otro tema es el de la identidad: la insistencia de nuestras redes sociales en exponer nuestras experiencias y nuestros gustos puede llevar a creer que la recopilación de todos esos datos permitiría generar un "doble" de nosotros -como vimos en el episodio Be Right Back de la segunda temporada- pero aquí Charlie Brooker va todavía más allá: si sacaran todos nuestros pensamientos de nuestra cabeza ¿seguiríamos siendo nosotros? La idea lleva a la creación de un esclavo virtual que estaría a nuestro servicio -y que sería capaz de adivinar todos nuestros deseos- en lo más parecido a un episodio de The Twilight Zone (1959) moderno. Sentimos pena por esa pobre "alma" duplicada a la que obligan a vivir en función de su molde original. Pero enseguida viene la contrapartida ¿podría ese duplicado confesar un crimen que cometimos nosotros? Yo no estoy tan seguro. Lo que hace que Black Mirror sea buena ciencia ficción es que utiliza elementos fantásticos -aunque demasiado creíbles- para hacer una radiografía de la sociedad actual. Y eso es terrible. Lo que me preocupa es que la ciencia ficción tenga que dar saltos cada vez más pequeños en sus anticipaciones para resultar verosímil. Hemos tardado "solo" 26 años en llegar a ese 2015 de Regreso al futuro 2 (Robert Zemeckis, 1989) -y seguimos esperando el monopatín volador- pero el futuro de Black Mirror se parece demasiado al presente.
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