Esta es la cuarta ocasión en la que The Punisher es adaptado para la pantalla. Y en mi opinión es la mejor y la más fiel hasta ahora. Veamos. La primera vez, en 1989, el Castigador fue interpretado nada menos que por Dolph Lundgren en un simpático actioner de serie B que no era más que una derivación de El justiciero de la ciudad (Michael Winner, 1974), vehículo de Charles Bronson estrenado el mismo año en el que se publicaba la primera aparición del personaje en los tebeos. Peor fama tiene la siguiente adaptación, estrenada en 2004, en la que Thomas Jane es el antihéroe enfrentado a un John Travolta pasado de rosca. Por último, El castigador: Zona de guerra (2008) es bastante más entretenida gracias a su completa falta de pretensiones. Ahora bien, mejores o peores, estas tres versiones adolecen de un elemento clave para entender al personaje: su contraposición a un héroe positivo. The Punisher fue creado como un enemigo de Spiderman, un justiciero cuyos métodos le convierten en un asesino a la altura moral de los criminales a los que mata. Aquí, Punisher (Jon Bernthal) se enfrenta a Daredevil (Charlie Cox), lo que permite entender la verdadera dimensión del personaje como reverso fascista del arquetipo del superhéroe. Esto queda bastante claro en la conversación que mantienen el sargento Mahoney (Royce Johnson), Foggy Nelson (Elden Henson) y Karen Page (Deborah Ann Woll). En ella se establece que si se permite que un hombre se tome la justicia por su mano, el siguiente paso es permitir que se convierta también en verdugo. La obra maestra de Alan Moore, Watchmen (1986) se hacía idéntica pregunta -aunque con un alcance político- al cuestionarse ¿Quién vigila a los vigilantes?
Si recordamos la primera temporada de la serie, el villano Kingpin (Vincent D'Onofrio) tardaba varios episodios en aparecer por primera vez, pero mucho antes se sentía su amenazante presencia y su nombre se convertía en sinónimo de miedo. Lo mismo ocurre en este episodio, en el que escuchamos por primera vez el apodo de Punisher/Castigador. Los personajes hablan de él con terror y describen sus masacres en los términos de una leyenda urbana. En Jessica Jones se hacía lo mismo con el malvado Kilgrave (David Tenant). Pero hay una diferencia. Si os fijáis bien, los guionistas nos van dejando pequeños indicios de que Punisher es violento pero no malvado: evita herir a un policía en el hospital, falla a propósito para no matar a Daredevil, acoge al perro que utilizaban los irlandeses y ajusticia al pervertido vendedor de segunda mano. Además, esta segunda temporada de Daredevil va mucho más al grano: ya hemos visto el rostro y el modus operandi de Punisher, que se enfrenta por segunda vez a Daredevil (Charlie Cox) en una pelea tremenda que acaba, de nuevo, con la duda de si el protagonista ha sobrevivido.
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