Expediente X ha vuelto con nuevos episodios 14 años después de la novena temporada. ¿Ha valido la pena revivir esta serie de culto? Creo que la propuesta debería gustar a los verdaderos fans, ya que recupera el auténtico sabor de una obra sin la que hoy no existirían Perdidos (2004) o por supuesto, Fringe (2008). Lo que no quiere decir que el revival sea perfecto. Todo lo contrario.
De tan solo seis episodios, las nuevas aventuras de los agentes Mulder y Scully no se plantean como una miniserie con un argumento único, sino como una suerte de degustación que ofrece una muestra de los diferentes tipos de historias de la serie clásica. Recordemos que había principalmente dos clases de argumentos. En unos, los agentes investigaban un caso aislado, el llamado "monstruo de la semana". Algunos de esos capítulos son pequeñas obras maestras. Luego estaban otro tipo de relatos, que tenían continuidad y formaban parte de una trama mayor, que desarrollaba una mitología propia de OVNIS, abducciones y conspiraciones gubernamentales. Pues bien, esta décima entrega de la serie tiene un poco de ambas tendencias. Son capítulos prácticamente autoconclusivos, la mitad firmados -dirección y guión- por el padre de la criatura, Chris Carter. Los otros tres se deben a pupilos aventajados de la etapa clásica: James Wong, Darin Morgan y Glenn Morgan.
El primer episodio, obra de Chris Carter, recupera aquella trama troncal de la serie en la que Fox Mulder (David Duchovny), hermano de una abducida, persigue "la verdad" detrás de una conspiración gubernamental que incluye naves extraterrestres y experimentos genéticos en la población civil. My Struggle mantiene la esencia del Expediente X original, pero también sus fallos: se trata de una trama conspiranoica que da vueltas sobre una sola interrogante sin avanzar y que recuerda lo peor de la película estrenada en 2008, X-Files: creer es la clave, escrita y dirigida por el propio Carter.
Por suerte, los siguientes episodios mejoran y mucho. Founder´s Mutation recupera la idea del misterio episódico y revive los momentos más gores de la serie, además de reincidir en los traumas maternales de Scully (Gillian Anderson). Mulder & Scully meet the Were-Monster será probablemente mal recibido por muchos al proponer una lectura paródica e irreverente de las aventuras de los agentes. En realidad, su autor, Darin Morgan, es el responsable de algunos de los mejores capítulos de la serie en los años noventa, que se valían de un idéntico sentido del humor. Aquí, Morgan se permite parafrasear a Boris Vian y homenajear a Kolchak, pesonaje de una serie de los años setenta que fue la gran influencia de Chris Carter. Home Again también se ocupa del monstruo de la semana, con una idea típica de la serie clásica, que parece una leyenda urbana, con algo de contenido social, y que incluye una clara referencia al arte callejero de Banksy.
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