LA CAZA (THOMAS VITENBERG, 2012)


-ATENCIÓN SPOILERS-

Estamos atrapados. Una sola mentira bastará para condenarnos. Somos sospechosos desde el primer momento por un defecto de nacimiento: un órgano genital cuelga entre nuestras velludas piernas. 

En La Caza, el único pecado que ha cometido Lucas (Mads Mikkelsen) para ser acusado de abusos a menores... es que es un hombre. Sólo por ello se le presupone una naturaleza sexual y violenta -que nos pasamos la vida intentando reprimir- y que es reflejada al principio de la película en esos rituales masculinos atávicos que el protagonista practica con sus amigos: el baño en un lago helado; la cacería y posterior ingesta de alcohol acompañada de estúpidos cánticos; el sexo con una compañera de trabajo. Lucas es un hombre, y eso ya le ha costado la custodia de su hijo, da igual que el chico prefiriera estar con su padre.


Lo que cuenta La caza es que la comunidad sospecha de Lucas porque proyecta en él su propio lado oscuro. Guiados por una moral de telespectadores, y actuando en nombre de la "justicia", son capaces de amenazar, dar palizas, matar a un perro, golpear a un niño y de cosas incluso peores. Curiosamente, Lucas jamás haría ninguna de esas cosas. Los borregos, unidos, son mucho más peligrosos que el supuesto lobo.

En La caza, a la mujer se le presupone el papel de víctima, al hombre, el de depredador. No por casualidad, Lucas es condenado por las mujeres de la historia: una niña ofendida le acusa de abusos; la directora de la guardería, una imbécil con poder -como la encargada del restaurante de comida rápida de Compliance (Craig Zobel, 2012)- le denuncia; la madre de la niña le cree culpable incluso cuando su hija se desdice; la propia novia de Lucas desconfía de él. Sólo algunos hombres se pondrán del lado del sospechoso condenado de antemano: uno de sus mejores amigos, su propio hijo, y, al final, el propio padre de la niña.

Lo cierto es que, como hombres, estamos indefensos ante acusaciones como acosador, maltratador, agresor sexual o incluso pederasta. Ante cualquiera de esas palabras, las mujeres harán frente común para defenderse de nosotros. Pero ¿sabéis qué? Ellas tienen razón. El genial cómico Louie lo dice con su especial sentido del humor: no hay mayor amenaza para una mujer, que un hombre.

HANSEL Y GRETEL: CAZADORES DE BRUJAS (TOMMY WIRKOLA, 2013)


Valiéndose de la excusa de esa tendencia reciente de darle una vuelta de tuerca  a los cuentos clásicos (por ejemplo, la serie Grimm) el director Tommy Wirkola confirma su intención de convertirse en el becario oficial de Sam Raimi. El noruego llamó la atención con Zombis Nazis (2009) una película que recordaba a Posesión Infernal (Sam Raimi, 1981), y ahora da el salto al cine norteamericano (es una coproducción con Alemania) con una película que parece una mezcla de Los Hermanos Grimm (Terry Gilliam, 2005) y El Ejército de las Tinieblas (Sam Raimi, 1992). Lo que resulta decepcionante es que, unos 30 años después y con un presupuesto mucho mayor, Wirkola no consiga igualar la inventiva visual de Raimi.


Hansel y Gretel es una película entretenida, cuyo principal aliado es su metraje de apenas 88 minutos, pero a la que la falta personalidad, riesgo, humor, gore, y mala leche ¿Quizás en la secuela anunciada para 2016?

MAMÁ (ANDRÉS MUSCHIETTI, 2013)


-AVISO SPOILERS-

Apadrinada por Guillermo del Toro, protagonizada por Jessica Chastain, y dirigida por el creador de un perturbador cortometraje del mismo nombre, Andrés Muschietti, Mamá tenía, quizás, demasiadas cosas a su favor como para no decepcionar.

El fantástico suele necesitar primero anclarse en la realidad para que la historia sea creíble, o más bien, aceptada por el espectador. Pero Mamá no juega al misterio, y enseña sus cartas enseguida. Error. Conocemos la amenaza sobrenatural que persigue a las niñas en los primeros minutos del film, y el espectador curtido en este tipo de películas se encontrará sabiendo más que los personajes durante toda la historia. Y eso aburre.

Hay una situación que se mantiene demasiado tiempo en la película: las niñas esconden la presencia de un siniestro ser al que llaman Mamá. Y a estas alturas, todos sabemos que un espíritu maligno esconde una muerte trágica que de alguna manera le ata a los protagonistas, y que le hace buscar algún tipo de venganza sobrenatural ¿o no? Quizás por eso la investigación que realiza el doctor Dreyfuss (Daniel Kash) en bibliotecas y archivos, y que luego continúa Annabel (Jessica Chastain), resulta tediosa. Porque además, la información que buscan ya se nos ha dado utilizando los, por otro lado espectaculares, flashbacks en forma de alucinaciones que tiene la protagonista. 

A esto se suma que el guión juega con demasiados elementos innecesarios ¿por qué tienen que ser gemelos el padre de las niñas y su hermano (Nikolaj Coster-Waldau)? La subtrama entre los dos hermanos no se desarrolla satisfactoriamente, ni el proceso de maduración de Annabel, que se ve obligada a convertirse en "madre" contra su voluntad. Por otro lado, el estado salvaje en el que son encontradas las niñas habría bastado para sostener una película entera.

Una pena, porque la película cuenta con escenas tan inquietantes como la de la niña jugando en su habitación con una extraña presencia.

AL FILO DEL MAÑANA (DOUG LYMAN, 2014)


-AVISO SPOILERS-

En el muy recomendable documental The King of Kong (Seth Gordon, 2007) se nos cuenta la hazaña de Steve Wiebe, un desempleado, un fracasado vital, que consigue romper un imposible récord mundial en el videojuego clásico Donkey Kong. Para conseguirlo, Wiebe memoriza las rutinas de los obstáculos que aparecen de manera infernal, e incluso traza sobre la pantalla, con ceras, los movimientos que debe hacer su personaje para esquivar la muerte y conseguir puntos. Tal logro sólo está al alcance de alguien con un trastorno obsesivo compulsivo, mucha paciencia, y una fe ciega en que el azar puede ser controlado. Un fracasado inmerso en la nefasta cultura del éxito que necesita ser el primero en algo: aunque sea en un videojuego.

Al filo del mañana
Al filo del mañana se apropia sin duda de la lógica de los videojuegos para su narrativa: el protagonista debe pasar "pantallas" pacientemente. Pero si buscamos un referente más cinematográfico hay que mirar en el clásico moderno Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993). Al igual que Bill Murray, el protagonista de Al filo del mañana, apropiadamente llamado Cage (Tom Cruise), está condenado a repetir siempre el mismo día, y a aprender de sus errores... También se enamora de una mujer, Rita (Emily Blunt) a la que llega a conocer muy bien gracias a la repetición de la misma jornada, pero que no le corresponde: ella siempre le acaba de conocer.

Starship Troopers
El otro referente de Al filo del mañana es obvio: las chaquetas, exoesqueletos de combate, remiten a un clásico de la ciencia ficción, la militarista Tropas del Espacio de Robert A. Heinlein (1959). En la versión cinematográfica de Paul Verhoeven (1997), estos trajes se cambiaron por duchas mixtas y mala leche. Pero en ambas se lucha contra una invasión alienígena, aunque en Al filo del mañana los bichos parezcan salidos de Matrix (Los Hermanos Wachowski, 1999). En su esencia, el Aliens: el regreso (1986) de James Cameron también se inspiraba en Tropas del espacio y eso lo saben los creadores de Al filo del mañana: en ambas aparece Bill Paxton. Curiosamente el actor improvisó una frase en el clásico de 1986 que era también una referencia a los videojuegos, la famosa "Game over, man!"

Aliens
Estas referencias están organizadas siguiendo el esquema clásico -muy del gusto de Hollywood pero bastante efectivo- del viaje del héroe de Joseph Campbell. Cage comienza siendo un egoísta negado para el combate y tras salvar varios obstáculos, encontrar un mentor y morir aparentemente -un montón de veces- y resucitar, consigue convertirse en un héroe capaz de liderar y de sacrificarse por el bien de los demás: es el mismo esquema de Star Wars (George Lucas, 1977), Matrix (1999), El señor de los anillos (Peter Jackson, 2001) y Avatar (James Cameron, 2009). Al filo del mañana es además una reflexión sobre los miedos que nos impiden avanzar. Las vidas infinitas de Cage le liberan del miedo a la muerte, pero también le quitan sentido a su existencia: haga lo que haga, vuelve al punto de partida, como Sísifo. La única forma de salir del círculo vicioso es intentar algo diferente. A veces hacer algo radical puede conseguir que salves el mundo... y que te lleves a la chica de tu(s) vida(s).

THE RAID 2 (GARETH EVANS, 2014)


Puede que no te gusten las películas de acción, ni las de artes marciales, ni te interese el cine asiático, y por eso no vas a leer lo que he escrito sobre The Raid 2. Y puede que te estés perdiendo algo bueno por un prejuicio. Puede que estés completamente equivocado.


Dirigida por el galés Gareth Evans en Indonesia, hay más escenas de acción en The Raid 2 que en toda la filmografía de Steven Seagal. Y cada una de esas escenas podría ser el clímax de casi cualquier otra película del género. El director demuestra una tremenda pericia técnica y un ingenio visual inagotable para planificar las numerosas coreografías del film y se las arregla para mantener en todas una intensidad tremenda. Como si cada pelea fuera la última. Y no me vengáis con el lugar común de que "no tiene guión" porque no se trata de eso. El objetivo de Evans era hacer la película de acción -de artes marciales- definitiva, y probablemente lo ha conseguido.


Negarse a ver esta película por su género es como rechazar entradas para ver jugar a Michael Jordan porque te aburre el baloncesto. Si de verdad te gusta el cine -espero que no seas de esos que va de cinéfilo- hazte un favor y móntate un programa doble con The Raid (Redada asesina en España) y The Raid 2. Me lo vas a agradecer.