HOMELAND -TEMPORADA 4- ABOUT A BOY


ABOUT A BOY (26 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-

Con todas las piezas ya sobre el tablero, About a boy muestra las reglas del juego de los espías. La clave para ganar es hacerse un "profesional de la mentira". Hay tres bandos -americanos, paquistaníes y terroristas- y cada soldado tiene su objetivo. Carrie intenta reclutar a Aayan; Quinn y Fara vigilan a un nuevo sospechoso que podría llevarles a Haqqani; Saul sigue al peligroso Farhad Gazi; Redmond y Tasneem están detrás de ese cabo suelto que es el marido de la embajadora estadounidense. Pero en el juego de la mentira hay riesgos. Se corre el peligro de ir demasiado lejos, traspasar límites morales tras los cuales no hay vuelta atrás. Fara, algo reticente, intenta aprender, pero fracasa en su primer intento. Quinn le había dicho antes que tiene la suerte de poder aprender de los mejores. Él es el único que intenta mantener su verdadera personalidad -su esencia moral- debajo de la fachada del espía. Pero tiene fugas: sus celos aparecen cuando le reclama a Carrie que no tenga reparos en hacer lo que haga falta para conseguir sus objetivos ¿Dónde está la línea que no se debe cruzar? Carrie se derrumba al mantener relaciones sexuales con Aayan, pero porque para ganarse su confianza le ha dejado ver parte de su verdadera vida -su pasado con Brody- y eso la deja en una posición vulnerable. Pero el final del episodio revela que la estrategia -emocionalmente suicida- de Carrie ha tenido éxito.

SQMDVV: ARROW - TEMPORADA 3- CORTO MALTESE


CORTO MALTESE (22 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-

En los cómics de superhéroes -sobre todo en DC- es habitual que cada personaje tenga una "familia". Personajes spin-off derivados del héroe principal: Batman tiene un Robin, una Batgirl, una Batwoman. Green Arrow también tiene un compañero, Speedy, Roy Harper, que luego adoptaría el nombre de Arsenal. En Arrow, Thea (Willa Holland), hermana de Oliver Queen (Stephen Amell), recibe el apodo -familiar- de Speedy y mantiene una relación sentimental con Roy Harper (Colton Haynes), alias Arsenal. Vaya lío ¿no? En el capítulo titulado Corto Maltés -es el nombre de una ficticia isla suramericana y obviamente una referencia, absurda, al cómic de Hugo Pratt- Thea demuestra haber aprendido habilidades que le acercan al Speedy arquero de los cómics clásicos. Además, Laurel Lance (Katie Cassidy) parece destinada a convertirse en la nueva Canario Negro -otra tradición DC- siguiendo los pasos de su hermana Sara (Caity Lotz) y aunque primero tenga que hacerle un homenaje a Kick Ass (Matthew Vaughn, 2010). Laurel será entrenada por un boxeador llamado Ted Grant (J.R. Ramirez), más conocido en los cómics como el héroe Wildcat. Los planos que descubre Ray Palmer (Brandon Routh, exSuperman y futuro Atom) están marcados con el nombre de OMAC, un personaje creado por Jack Kirby. Está claro que ese ¿placer? culpable que es Arrow vive de estas referencias a los tebeos, que sólo un friki puede reconocer.

GOTHAM -TEMPORADA 1- THE SPIRIT OF THE GOAT-


THE SPIRIT OF THE GOAT (27 OCTUBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-

"La regla de oro en Gotham es nada de héroes" le dice un detective veterano a un joven Harvey Bullock (Donald Logue) que diez años antes de la precuela que es esta serie estaba tan comprometido y "limpio" como James Gordon (Ben McKenzie). Tendrá que enfrentarse a "La cabra", un asesino en serie, de libro, que vuelve de su pasado para poner a prueba al desencantado Bullock actual. El objetivo de este episodio es humanizar al detective compañero de Gordon. Pues vale. Por primera vez Gotham parece sentirse lo suficientemente segura como para profundizar en su propia historia sin apoyarse en las constantes referencias a la mitología más conocida de Batman. Pero el relato está narrado con torpeza: es fácil adivinar que esta trama funciona como un espejo en el que Gordon refleja al joven Bullock y la escena del principio se repite casi enseguida. Encima, el criminal es detenido sin demasiadas dificultades. Rutinario. Lo más interesante, que la verdadera naturaleza del asesino revela que la inspiración de este capítulo puede ser El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene, 1920). Pero poco más.

THE WALKING DEAD -TEMPORADA 5- FOUR WALLS AND A ROOF


FOUR WALLS AND A ROOF (26 OCTUBRE)

El zombie en el cine de terror clásico era mano de obra barata. Un cadáver revivido bajo las órdenes de un brujo vudú como en White Zombie (Victor Halperin, 1932), Yo anduve con un zombie (Jacques Toruneur, 1943) o La plaga de los zombies (John Gilling, 1966). Lo que hoy comúnmente entendemos por "zombies" tiene su origen en La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968), película en la que estos se convierten en devoradores de carne humana (y en El regreso de los muertos vivientes (Dan O´Bannon, 1985) con una especial preferencia por los cerebrossss). La otra innovación de Romero es convertir al zombie en una enfermedad contagiosa: un mordisco infecta a la víctima causando su muerte y esta conlleva la zombificación. El inicio de Four walls and a roof , protagonizado por Bob (Lawrence Gilliard Jr.), juega con estas nociones ya que el zombie de Kirkman es el mismo que el de Romero. Precisamente, la idea del autor de la serie -primero un cómic- era contar lo que ocurre después de una película de zombies y que la historia continuara indefinidamente ¿Qué pasará con los protagonistas tras tener que sobrevivir durante mucho tiempo en una tierra apocalíptica? En esta temporada de The Walking Dead hemos visto que lo que ocurre es que los personajes -los héroes- van perdiendo su humanidad. Y que otros han acabado convertidos en caníbales: en el reverso vivo de los propios zombies. En Four walls and a roof, conocemos el destino de Bob y luego descubrimos que lo que escondía el padre Gabriel (Seth Gilliam) no era para tanto: pura cobardía y culpa católica. El título del episodio se refiere precisamente a la iglesia -despojada de sentido- en la que ocurre lo más importante de la historia: una acción -violenta y moral- que divide al grupo y cuyas consecuencias probablemente marcarán el resto de la temporada.

CAPÍTULO ANTERIOR: STRANGERS

AMERICAN HORROR STORY: FREAK SHOW -EDWARD MORDRAKE PARTE 1-


EDWARD MORDRAKE PARTE 1 (22 OCTUBRE)


Una de las mejores cosas de AHS es su naturaleza de antología. No sólo cada temporada ha sido distinta de la anterior, sino que dentro de cada entrega se mezclan subgéneros, registros y referencias del cine de terror. Freak Show se centra en una vertiente del horror poco explotada, que se mezcla desde el principio con una subtrama slasher protagonizada por Twisty el payaso (John Carrol Lynch). En este tercer capítulo nos encontramos con la primera fuga de la temporada: la leyenda de Edward Mordrake (Wes Bentley) -increíblemente, basada en un caso real- aporta un elemento sobrenatural inexistente hasta ahora. Un paréntesis absorbente que demuestra la habilidad de AHS para mezclar materiales de todo tipo. La leyenda del inquietante Mordrake se nos cuenta en una secuencia de cine mudo expresionista; la celebración de la noche de brujas da pie a una referencia directa al clásico Halloween (John Carpenter, 1979); sin olvidar el número musical -anacrónico- que parece ya una constante en cada episodio y en el que Jessica Lange versiona el Gods and Monsters de Lana Del Rey. Tampoco puede faltar esa escena provocadora a la que ya estamos acostumbrados: el estafador, Stanley (Denis O´Hare), desvela una deformidad que le permite llevar una vida pública normal... pero le impide desarrollar su vida íntima.

DOS DÍAS, UNA NOCHE (JEAN PIERRE Y LUC DARDENNE, 2014)


El director de una pequeña empresa decide recortar gastos y para ello deja en manos de sus trabajadores una decisión que se convierte en un experimento sociológico. Dieciséis empleados deben elegir entre recibir una prima de mil euros, o que una compañera, Sandra (Marion Cotillard), conserve su puesto de trabajo. Si no renuncian al dinero extra, ella será despedida. Para no quedarse en el paro, Sandra debe visitar a cada uno de sus compañeros para pedirle su voto ¿Renunciarán a su prima por solidaridad? La respuesta puede parecer sencilla, pero no lo es. Cada uno de los personajes encuestados vive una situación diferente que matiza su decisión. Lo que Dos días, una noche parece decirnos es que los miembros de la clase obrera no son necesariamente buenas personas, aunque los empresarios capitalistas sí son, por definición, crueles. Hay en la película una crítica a la moral de borrego de la mayoría. Casi todos los compañeros de Sandra quieren saber qué han votado los demás antes de pronunciarse. No tienen la capacidad de decidir por sí mismos lo que está bien y lo que está mal, necesitan sentirse apoyados por el grupo. Ese penoso recorrido para apelar a la moral de la clase obrera, está apoyado en el rostro, hermoso aún sin maquillaje, de Marion Cotillard. Su vergonzante itinerario para mantener su trabajo en tiempos de crisis la emparenta con el Antonio Ricci (Lamberto Maggiorani) de Ladrón de bicicletas (Vittorio de Sica, 1948). Pero si aquel pobre hombre desesperado perdía la dignidad al final intentando robar una bicicleta como le había pasado a él, rebajándose al  nivel del ladrón -aviso spoiler- los hermanos Dardenne permiten a su Sandra, al menos, una pequeña victoria moral: ella no se rebaja al nivel del empresario.Un acto valiente en una película que habla sobre todo del miedo: a los jefes, a perder el trabajo, a no poder mantener a una familia, a que las dificultades acaben con un matrimonio y a quedarse fuera de "la tribu". En definitiva, miedo a la soledad.

AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 2- A HEN IN THE WOLFHOUSE


A HEN IN THE WOLFHOUSE (21 OCTUBRE DE 2015)

Agentes de S.H.I.E.L.D se ha convertido, por fin, en lo que esperaba ver cuando fue anunciada. El quinto capítulo es tremendamente entretenido, confirmando que la serie ha mejorado mucho esta segunda temporada. Eso a pesar de que la noticia filtrada en Internet sobre un nuevo personaje destripa el giro más importante del episodio. ¿Vale la pena engancharse ahora a la serie? Si te gustó Alias, no lo dudes. Eso sí: ver la primera temporada para ponerse el día puede ser demasiado duro.


-AVISO SPOILERS-

Bobbi Morse es un personaje -secundario- de los cómics de la editorial Marvel, creado en 1971. Una exagente de S.H.I.E.L.D que adoptó la identidad secreta de Mockingbird -Pájaro Burlón en España- y cuyo máximo momento de protagonismo fue casarse con Ojo de Halcón (Jeremy Renner en las películas). Sí, el Universo Marvel tiene también su punto de revista de corazón. En la serie, Bobbi Morse es esa increíble mujer -casi fue Wonder Woman (2011) en un proyecto abortado para televisión- que es Adrianne Palicki. Su fichaje para los agentes de S.H.I.E.L.D promete buenos momentos con el que -descubrimos ahora- es su exmarido: Lance Hunter (Nick Blood). La relación reproduce lo ocurrido en los cómics cuando Mockingbird se reúne en The Avengers con su exmarido, Hawkeye (en The West Coast Avengers de John Byrne, 1989).
Por otro lado, A hen in the wolfhouse, es un capítulo estupendo, que renuncia al esquema del "villano de la semana" y que profundiza en las tramas de esta temporada, y juega con ellas.  En la primera parte de la historia nos hacen creer que el agente Coulson (Clark Gregg) podría estar perdiendo la cabeza debido al suero extraterrestre con el que le devolvieron la vida. Y justo cuando estamos a puto de creérnoslo, descubrimos que escondía un as en la manga. El episodio tiene menos acción física que los anteriores -probablemente por razones de presupuesto- pero un guión ágil consigue que no echemos de menos las peleas o los tiroteos. Quizás la subtrama de Simmons (Elizabeth Henstridge) infiltrada en HYDRA podría haber dado más de sí, pero a cambio tenemos el emocionante reencuentro sentimental con Fitz (Iain De Caestecker). Volviendo a la trama principal, me ha gustado cómo se han quitado de en medio los secretos sobre el origen de Skye (Chloe Bennet). Coulson le ha soltado de sopetón eso de "igual eres extraterrestre". Pero lo mejor de este episodio tiene que ser el villano, que por ahora seguimos conociendo solo como "el padre de Skye". Aunque al principio del capítulo no parecían tener muy claro qué hacer con este personaje, 40 minutos más tarde el exTwin Peaks, Kyle MacLachlan, demuestra que puede dar mucho de sí. Y yo quiero más.

EPISODIO ANTERIOR: FACE MY ENEMY

ALL WORK AND NO PLAY MAKES JACK A DULL BOY


All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All wvork and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boyAll work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boyAll work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boyAll work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boyAll work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boyAll work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boyAll work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boy All work and no play makes Jack a dull boAy

HOMELAND -TEMPORADA 4- IRON IN THE FIRE


IRON IN THE FIRE (19 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-

Homeland juega ahora a los espías. El cuarto capítulo multiplica sus tramas y se ocupa de misiones de vigilancia y seguimiento, clonación de teléfonos para escuchar conversaciones y personajes que buscan alianzas para conseguir información. Pero no se puede confiar en nadie. Carrie (Claire Danes) y su equipo vigilan al frágil Aayan (Suraj Sharma) y al peligroso Farhad Gazi. Saul (Mandy Patinkin) -que esta temporada no pinta mucho- utiliza sus antiguos contactos para buscar información: a pesar de que Carrie había despreciado su ayuda en el episodio anterior. Descubrimos que Carrie puede ser traicionada por un subalterno ofendido: John Redmond (Michael O´Keefe). Y alguien persigue a Dennis Boyd (Mark Moses) por ser la posible fuente de información del fallecido Sandy (Corey Stoll): su verdadera identidad es una sorpresa. Creo que nunca un capítulo de Homeland -hasta ahora una serie muy centrada en Carrie y Brody- había tenido tantos personajes en juego. Gracias a eso, tenemos un capítulo más dinámico y menos centrado en las neuras de los personajes, aunque Quinn (Rupert Friend) vuelve a sacar lo del pobre niño que mató en Caracas. El episodio incluye una revelación sobre el peligroso Haissam Haqqani (Numan Acar) otro nombre árabe para ese Bin Laden con mil caras que son los "malos" de la ficción norteamericana reciente. Y al final, la demostración de que Carrie está más al límite que nunca: está dispuesta a cualquier cosa para cumplir con su misión en una escena, como poco, sorprendente. Por suerte, la interpretación de Claire Danes es mucho más contenida. Parece haber abandonado los tics, pucheros y mohines que le valieron los Emmy y los Globos de Oro.

EPISODIO ANTERIOR: SHALWAR KAMEEZ

SQMDVV: ARROW -TEMPORADA 3- SARA


SARA (15 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-

Una serie como Arrow deja de funcionar completamente cuando "se pone seria". Las consecuencias de la muerte de un personaje "importante" en el primer episodio de la tercera temporada nos someten en el segundo a un elenco de actores muy limitados intentando expresar sentimientos de dolor y de pérdida. En en el peor momento del capítulo, Felicity y Oliver tienen una vergonzosa charla sobre el sentido de la vida tras la muerte de alguien cercano. Por suerte, dicha muerte también sirve para iniciar una caza y captura del misterioso asesino, que en un alarde de originalidad resulta ser otro arquero. No es que las escenas de acción sean geniales, pero son sin duda uno de los dos puntos fuertes de la serie: el otro son los abdominales de Stephen Amell. Arrow funciona -un poco- cuando se deja llevar por los giros absurdos, cuando se vuelve absolutamente loca: Laurel Lance (Katie Cassidy), muy dolida por la mencionada muerte, interroga en el hospital a una de las víctimas -herida- del misterioso arquero asesino. Para sacarle información decide ¡torturarle! y justo cuando el pobre hombre va a "cantar", una flecha se clava en su pecho. Un clásico. Laurel se asoma a la ventana, y ve al arquero que, por alguna razón decide no matarla a ella también. Y la tenía a tiro ¿eh?

HOMELAND -TEMPORADA 4- SHALWAR KAMEEZ


SHALWAR KAMEEZ (12 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-

Hay episodios de Homeland que se centran en sus -atormentados- personajes. Episodios en los que, se supone, tenemos que preocuparnos por las dificultades que sufren los protagonistas para superar los traumas de tener que enfrentarse a situaciones límite. El problema es que si no se establece esa conexión, si no nos preocupamos por ellos, la historia que nos cuentan parece de relleno. Un capítulo de transición. El tercer episodio de la cuarta temporada de Homeland se centra en los problemas de Peter Quinn (Rupert Friend) para superar los hechos que llevaron a la muerte de Sandy Bachman (Corey Stoll). Quinn se siente culpable y decide abandonar su trabajo en la CIA. Pero no será tan fácil. La historia no avanza demasiado y, al menos para mí, Quinn es un personaje sin demasiado interés. Le faltan aristas para hacerle atractivo y no creo que la vía para mejorarle sea descubrir que puede estar enamorado de Carrie (Claire Danes). Ya empezamos otra vez. La trama de Quinn no tiene más desarrollo que su regodeo autocompasivo, hasta que, gracias a youtube y de una manera poco creíble, descubre que, en realidad, no es culpable de la muerte de Sandy. Problema resuelto. Por otro lado, la trama de mayor interés se centra en lo que escondía Sandy ¿cómo conseguía la información sobre los objetivos terroristas? Carrie se empeña en investigarlo, aunque debe lidiar con la desobediencia de sus subalternos -la mayoría hombres- en una subtrama que recuerda a La noche más oscura (Kathryn Bigelow, 2012). Para redondear el episodio, otra trama que por ahora carece de interés: los intentos de interrogar a Aayan (Suraj Sharma) por lo que pueda saber sobre el bombardeo en el que murió su tío terrorista. Que sepamos Aayan no tiene ninguna información ¿o sí?

GOTHAM -TEMPORADA 1- VIPER-


VIPER (21 OCTUBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-

Para que un relato mítico esté completo, el héroe debe morir enfrentándose a su mayor enemigo (aunque luego suela resucitar). Sherlock Holmes sufre una caída mortal en la catarata de Reichenbach luchando con el profesor Moriarty (1893). Thor cumple la profecía de su propia muerte combatiendo a la serpiente de Midgard (1987). Superman sucumbió a la irresistible fuerza de Doomsday (1992). Y Batman cayó derrotado ante Bane (1993), al que hemos podido ver en Batman y Robin (Joel Schumacher, 1997) y en El caballero oscuro: La leyenda renace (Christopher Nolan, 2012). El personaje es un criminal que adquiere una fuerza sobrehumana gracias a una droga experimental llamada Venom. En el quinto episodio de Gotham, encontramos una versión beta de esa misma droga, Viper, que está a punto de acabar con la vida del Bruce Wayne infantil (David Mazouz) que aparece en esta precuela. Un niño que, por cierto, ya comienza a presentar los primeros signos de la obsesión que le llevará a patrullar la calles de Gotham vestido de murciélago. Pero que también comienza a descubrir que la empresa que ha heredado, Wayne Enterprises, podría ser tan corrupta como el resto de la ciudad, y que sus padres podrían no haber sido tan perfectos como su mente infantil los concibe. Viper es uno de los episodios más sólidos de Gotham hasta ahora, aunque la serie comienza a mostrar sus carencias de presupuesto: hay que amortizar lo que habrá costado el vistoso decorado de la comisaría y los personajes comienzan a aparecer por allí sin demasiada justificación: la abogada de los laboratorios WellZyn (Margaret Colin) o el esbirro de Sal Maroni (David Zayas) visitan voluntariamente al detective James Gordon (Ben McKenzie).

GOTHAM -TEMPORADA 1- ARKHAM-


ARKHAM (13 OCTUBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-

En una serie llamada Gotham un episodio titulado Arkham necesariamente tiene que hacer salivar a cualquiera que conozca mínimamente el universo de Batman. El manicomio -bautizado con una referencia a H.P. Lovecraft- es el "hogar" de la nutrida galería de enloquecidos antagonistas del hombre murciélago. Arkham Asylum (1989) es también el título de un clásico moderno del cómic escrito por Grant Morrison e ilustrado con estilo rompedor por David McKean. Recientemente, el manicomio ha servido de escenario a un estupendo videojuego, Batman: Arkham Asylum (2009). Lamentablemente la serie está ambientada en un momento en el que el manicomio no tenía huéspedes tan célebres como el Joker o Dos Caras. Sólo nombrar a estos personajes hace sangrante el punto más flojo de Gotham hasta ahora: sus villanos. Richard Gladwell (Hakeem Kae-Kazim) es un empleado de recursos humanos y además un asesino a sueldo que mata a sus objetivos con... un picahielo, muy poco práctico a la hora de enfrentarse a un policía armado. En este episodio, Arkham es solo una referencia, y una excusa para una trama de corrupción política inmobiliaria: sí, estos guionistas siguen creyendo que hacen The Wire (2002-2008). Por otro lado, seguimos siendo testigos de la ascensión hacia el poder de Oswald Cobblepot, el Pingüino, (Robin Lord Taylor), quizás el personaje más interesante de la serie hasta ahora. Ah, y Bárbara Kean (Erin Richards) revela a Gordon su pasado lésbico demasiado pronto. Eso podía haber dado mucho más juego. En fin.

GOTHAM -TEMPORADA 1- THE BALOONMAN-


THE BALOONMAN (6 OCTUBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-

El villano del tercer episodio de Gotham sorprende por su modus operandi: ata a sus víctimas a un globo gigante que las arrastra por los aires. La idea parece sacada de un tebeo del Batman más marciano de los años 50. La serie confirma con esto que quiere parecerse más a la visión de Tim Burton que al realismo carente de humor de Christopher Nolan. Y eso no es bueno, ni malo. Todo depende de la interpretación del mito que más nos guste. Lo que sí resulta desconcertante es que este excéntrico justiciero -solo ataca a corruptos- sea la inspiración de Bruce Wayne (David Mazouz) para su futura cruzada contra el crimen. El resto del capítulo desarrolla las tramas abiertas anteriormente: la lucha de Gordon (Ben McKenzie) contra la corrupción; la guerra entre Falcone (John Doman) y Fish (Jada Pinkett Smith); la búsqueda del asesino de los Wayne. Y seguimos explorando la historia de la futura señora Gordon, Barbara Kean (Erin Richards): si ya sabíamos de su pasado lésbico, ahora se fuma un porro. Menuda es.

GOTHAM -TEMPORADA 1- SELINA KYLE-


SELINA KYLE (29 SEPTIEMBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-

El segundo capítulo de Gotham sorprende porque desvela que su intención es continuar con la gran cantidad de tramas presentadas en su ambicioso -que no satisfactorio- primer capítulo. Al parecer los guionistas apuestan por una historia más coral de lo que -yo- esperaba en la que veremos el ascenso criminal de El Pingüino, la lucha por el poder entre Carmine Falcone y Fish Mooney (Jada Pinkett Smith), y además, claro, la infancia de Bruce Wayne (David Mazouz). Incluso Edward Nygma, con su mirada inquietante, hace otro cameo para que no le olvidemos. Con tanto personaje suelto, por un momento he temido que los guionistas se creen que están haciendo The Wire (2002) cambiando a Baltimore por Gotham. Miedo me da. Por lo pronto, si en el primer capítulo El Pingüino tenía cierto protagonismo, ahora parece ser el turno de Selina "Cat" Kyle, la futura Catwoman. Pero su personaje apenas destaca de esos niños pobres con aire dickensiano -esto también recuerda a The Wire- que son raptados con fines desconocidos por una pareja de villanos algo desaprovechados: Doug (Frank Whaley) y Patti (me encanta Lily Taylor). Por otro lado, me siguen haciendo gracia los guiños a eventos que, de haber ocurrido, habrían impedido que Bruce Wayne se convirtiese en Batman: como que el mayordomo y tutor, Alfred, se niegue a que el niño reciba terapia psicológica. El cliffhanger con el que acaba el episodio apunta en la misma dirección.

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THE KNICK -THE BUSY FLEA


THE BUSY FLEA (11 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
Una joven y guapa prostituta hace el número de la "pulga". Finge que el pequeño insecto recorre su cuerpo mientras va despojándose de su ropa hasta quedarse desnuda. El que paga los servicios de la meretriz es Barrow, un personaje que descubrimos sin escrúpulos -roba unos pendientes de su mujer para regalárselos a la prostituta, y encima echa la culpa a su sirvienta- pero también solitario: todas las relaciones que establece con otros seres humanos están basadas en el dinero. La pulga "atareada" del título de este episodio podría referirse también a la que se "ocupa" de propagar la fiebre tifoidea, que comienza a cebarse con las clases menos favorecidas representadas en una niña, al borde de la muerte, que el frío doctor Thackery se niega a operar. La oscuridad de una serie como The Knick resulta apasionante. Los médicos del hospital luchan a diario contra un universo despojado de sentido en el que la muerte se convierte en algo cotidiano. Thackery se refugia en su adicción a la cocaína. Los fracasos del doctor Edwards le arrastran al alcohol y a la rabia: vuelve a protagonizar una pelea de bar, narrada brutalmente con una cámara casi subjetiva. Pero en la oscuridad se cuelan rayos de luz, como los de la hermosa escena inicial que nos cuenta toda una historia de amor en apenas unos minutos. Abigail (Jennifer Ferrin), una mujer del pasado de Thackery, reaparece para pedirle ayuda. Su marido -el hombre que ella eligió para escapar de la oscuridad del cirujano- le contagió la sífilis ocasionándole la pérdida de su nariz. Una situación que convierte su vida en un infierno cada vez que se mira al espejo. Una situación que Abigail desea que Thackery comprenda: no le importa el juicio de los demás, pero lo que piense el cirujano es para muy importante para ella. Devolverle la normalidad a Abigail es imposible, pero la cirugía al menos podrá mejorar su vida. En el mismo sentido, la enfermera que mejor conoce a Thackery, Lucy (Ewe Henson) le dice que "en la oscuridad más negra, es mejor una luz débil que ninguna". Y tras esa frase, el cirujano cambia de opinión y decide operar a la niña enferma de fiebre tifoidea.

THE KNICK - MR. PARIS SHOES



MR. PARIS SHOES (4 DE OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
Luz. El segundo capítulo de The Knick gira alrededor de la luz. La eléctrica, que es una novedad en el hospital, y que deja entrever el comienzo de una nueva era hacia la modernidad. Pero esa luz eléctrica no acaba de funcionar correctamente. Sigue habiendo sombras. Como las de una época en la que se necesitan cadáveres porque cada intervención quirúrgica es un experimento, o se practican sórdidos abortos clandestinos. Curiosamente, la electricidad revela los chanchullos del corrupto Barrow. Saca a la luz su lado oculto. Pero sobre todo nos internamos en la oscuridad del desprecio al que se ve sometido el doctor Algernon Edwards (André Holland) por su color de piel. No por casualidad nos lo enseñarán encendiendo una lámpara de gas para iluminar el sucio sótano al que le han relegado, con el fin de convertirlo en una pequeña sala para atender a personas de raza negra.

HOMELAND -TEMPORADA 4- TRYLON AND PERISPHERE


TRYLON AND PERISPHERE (9 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
Sin la interrogante sobre si Nicholas Brody (Damian Lewis) es o no es un terrorista; y resuelta -definitivamente- su relación amorosa con Carrie Mathison (Claire Danes) ¿De qué trata la nueva temporada de HomelandEn las escenas iniciales del segundo capítulo, vemos como Carrie puede afrontar sin perturbarse el dolor del familiar de un compañero muerto, pero es incapaz de enfrentarse al reencuentro con su propia hija. Las dos escenas, su contraste, dan una idea de lo que pretenden los guionistas de la serie. Homeland juega constantemente con nuestras expectativas. Nos sorprende que la hermana de Carrie (Amy Hargreaves) siga esperando que ella vuelva para encargarse de su bebé. Su miedo a ser madre, agravado por sus problemas mentales, la hacen protagonista de una escena verdaderamente absurda: Carrie le pide a su superior que la destine a Islamabad, y éste prácticamente tiene que obligarla a quedarse en Estados Unidos. Incluso le vende la idea recordándole que podrá estar más tiempo con su hija: justo lo que ella no quiere. Por unos momentos pensamos que Carrie se quedará en su país, que Homeland hará honor a su nombre, y que vamos a presenciar sus problemas para compaginar su trabajo en la CIA y su maternidad. Enseguida, Carrie lleva a su hija a conocer la casa de Brody. Sentimos pánico ante la posibilidad de que de esa casa salga Dana. Por suerte no ocurre. Los guionistas no son tan crueles ¿O sí? La siguiente escena representa posiblemente el mayor efecto distanciador hacia un personaje protagonista de la historia de la televisión ¿Podemos seguir preocupándonos por Carrie después de lo que ha estado a punto de hacer en la escena de la bañera? Enseguida, Carrie manipula y chantajea para conseguir que la envíen a Pakistán. Su hija ya no será un obstáculo. Su hermana se lo deja claro: "ni siquiera hay un diagnóstico para lo que está mal en ti". Así que ¿de qué va Homeland?


Me temo que la escena de la bañera no es el único momento polémico de este episodio. Peter Quinn (Rupert Friend) se siente culpable por la muerte de Sandy (Corey Stoll) y se abandona con actitud autodestructiva: bebe alcohol hasta perder el sentido... y mantiene relaciones con su casarea, una mujer con sobrepeso. Me resulta escandaloso que esa sea la idea de Homeland de "caer muy bajo". Conscientes de esto -y jugando con nuestras expectativas- Quinn invita a la chica (Emily Walker) a desayunar. El mensaje es que Quinn en realidad es majo. Pero entonces dos gañanes comienzan a burlarse de la casera -porque ya se sabe que si tienes sobrepeso la gente se burla de ti en la calle- y Quinn tiene que hacerse el héroe pegándoles una paliza. Difícil de digerir. Por último, si Brody, un marine, un héroe americano, era la última persona que cualquiera esperaría que fuese en realidad un terrorista; justo lo contrario ocurre con Aayan (Suraj Sharma): las bombas americanas aniquilaron a su familia ¿a qué está esperando para convertirse en un radical islámico?

EPISODIO ANTERIOR: THE DRONE QUEEN

AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 2- FACE MY ENEMY


FACE MY ENEMY (14 OCTUBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-

El agente Coulson le da un puñetazo en la cara a la agente May (Ming-Na Wen) y luego le dice: "May odia el café". La frase es un ejemplo de cómo ha mejorado Agentes de S.H.I.E.L.D, al menos en mi opinión, esta temporada. Todo comienza con un cuadro religioso que milagrosamente se ha salvado del incendio de una iglesia y que esconde detrás del lienzo los extraños símbolos alienígenas que funcionan como McGuffin esta temporada. Un inicio muy Expediente X (1993-2002): Bien. A continuación, vemos a Coulson y May, en sus mejores galas, infiltrándose en una fiesta exclusiva para recuperar dicho cuadro. La escena, que hemos visto repetirse en la saga Bond, es también muy Alias (2001-2006): Bien. Aparece enseguida Glenn Talbot (Adrian Pasdar) un militar que persigue a los protagonistas incansablemente -en los cómics hacía lo mismo con Hulk- y el episodio parece correr el riesgo de convertirse en un capítulo más de relleno. Pero entonces se nos desvela una conexión con HYDRA que hace que todo encaje, y que tengamos la sensación de que esta historia sí que hace avanzar la trama principal de la temporada. En ese momento, descubrimos que los guionistas han estado jugando hábilmente con nosotros al sacarse de la manga unas máscaras -muy Misión Imposible- que permiten a los villanos suplantar la identidad de los héroes. Justo a tiempo para que May se enfrente a una escena de tortura que nos hace recodar, de nuevo, a Alias: Muy bien y sí, no hay nada nuevo en este episodio de Agentes de S.H.I.E.L.D pero los guionistas saben que nos están contando "lo de siempre" y se aprovechan de ello para darle un giro a cada elemento que hace que todo resulte entretenido. Lo mejor es que estos clichés son el armazón de una historia centrada en el personaje de May. La estoica agente hace de pez fuera del agua en la lujosa fiesta y luego se juega con lo que conocemos de su personalidad cuando una agente de HYDRA intenta suplantarla. El clímax es una pelea entre May y su doble, que resulta verdaderamente entretenida y que recuerda a escenas similares en (otra vez) Alias y en Kill Bill: volumen 1 (Quentin Tarantino, 2003). No por casualidad, el episodio está dirigido por Kevin Tancharoen, con experiencia en coreografiar escenas de pelea (Mortal Kombat: Legacy, 2011) y baile (Fama, 2009). En la trama secundaria, protagonizada por Fitz (Iain De Caestecker) hay también un momento muy ingenioso basado en su dificultad para encontrar las palabras adecuadas para expresarse. Sus compañeros deben completar sus frases antes de que su avión explote.

AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 2- MAKING FRIENDS AND INFLUENCING PEOPLE



MAKING FRIENDS AND INFLUENCING PEOPLE (7 OCTUBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-

El tercer capítulo de la segunda entrega de Agentes de S.H.I.E.L.D es probablemente el mejor hasta ahora. De todos los tiempos. Se centra en el personaje de Simmons (Elizabeth Henstridge) cuyo paradero desconocíamos desde la primera temporada y que ahora descubrimos como un agente infiltrado en HYDRA. Creo que es la primera vez que esta serie consigue que nos preocupemos por un personaje. El peligro que corre Simmons dentro de la organización terrorista, con esos métodos para lavar el cerebro tan chungos -¡del doctor Faustus!- consigue que el plano final del episodio nos deje intranquilos. Pero lo más importante es que HYDRA parece ser el enemigo que -por fin- le ha dado una razón de ser a S.H.I.E.L.D. Una amenaza que podría evitar la sensación -muy presente en la primera temporada- de que los protagonistas van dando tumbos sin un objetivo claro. Redondea el capítulo una trama protagonizada por Skye (Chloe Bennet): nos vendieron que se había convertido en una agente dura y eficiente, pero aquí descubrimos que sólo era una coraza para ocultar su fragilidad y su incapacidad para enfrentar la verdad. Por eso manda a callar a Ward (Brett Dalton) -convertido en un Hannibal Lecter cachas- cuando este le ofrece conocer a su padre. Skye quiere aparentar que todo está bien, pero un pulsómetro de pulsera delata sus contradicciones.

AGENTES DE S.H.I.E.L.D -TEMPORADA 2- HEAVY IS THE HEAD


HEAVY IS THE HEAD (30 SEPTIEMBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-

El segundo capítulo de la segunda temporada de Agentes de S.H.I.E.L.D se dedica a vivir de las rentas del primero. Se resuelve el conflicto con el Hombre Absorbente... y poco más. Dos personajes cobran cierto protagonismo: Fitz (Iain De Caestecker) progresa un poco en el camino hacia la recuperación de sus problemas mentales; y un nuevo fichaje, Lance Hunter (Nick Blood) cumple con las expectativas uniéndose al grupo. Mientras tanto, HYDRA sigue siendo la amenaza en las sombras; a la que se suma una nueva: vuelve Raina (Ruth Negga) y se trae consigo al -exTwin Peaks- Kyle Maclachlan, presentado directamente como el padre de Skye (Chloe Bennet). Vale, misterio resuelto, pero ¿Ahora qué? Todo indica que el Obelisco -el McGuffin de estos primeros episodios- y los extraños símbolos que Coulson (Clark Gregg) dibuja en la pared, serán los enigmas principales de esta temporada.


AMERICAN HORROR STORY: FREAK SHOW -MASSACRES AND MATINEES


MASSACRES AND MATINEES (15 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
No creo que haya muchas series en televisión tan populares y a la vez tan atrevidas como American Horror Story. El segundo episodio de Freak Show es extraño y a veces incluso parece tener una voluntad distanciadora. La trama protagonizada por Dandy (Finn Wittrock) ese niño rico y guapo pero con alma de freak, que traba una amistad imposible con el misterioso payaso asesino, resulta verdaderamente incómoda. No sólo es imposible simpatizar con ninguno de los personajes implicados, sino que visualmente el director -el habitual Alfonso Gómez-Rejon- utiliza una planificación que recuerda la perfecta frialdad de un Kubrick y que se apoya en una música repetitiva que crispa los nervios. Por otro lado, el capítulo incide de nuevo, obviamente, en la diferencia, su temática principal. Pero en el seno de los propios fenómenos, surge la división: un nuevo personaje, Dell Toledo (Michael Chiklis) -antiguo forzudo y ahora jefe de pista- aparece para cambiar la reglas del circo. Su pareja, una hermafrodita con tres pechos, Desiree Dupre (Angela Bassett) protagoniza la escena provocadora que nunca falta en AHS: un homosexual mantiene relaciones con Desiree para "curarse". Y como colofón, Bett y Dot (Sarah Paulson) interpretan una actuación musical, Criminal de Fiona Apple, en un otro ejemplo de que esto lo hacen los creadores de Glee. El final del capítulo deja a Jimmy Darling (Evan Peters) dejando salir su rabia contenida por la marginación a la que se ha visto sometido toda su vida.

THE WALKING DEAD -TEMPORADA 5- STRANGERS


STRANGERS (19 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
Desconocidos, escrito por el propio creador de The Walking Dead, Robert Kirkman, comienza preguntándose de qué podrían servir los códigos morales -de la religión católica- en un hipotético Apocalipsis. Un nuevo personaje, el padre Gabriel (interpretado por Seth Gilliam: TWD sigue reclutando actores de The Wire), afirma haber logrado sobrevivir sin envilecerse. Esa posibilidad altera a Rick (Andrew Lincoln) cada vez más insensible y paranoico: no se fía de nadie. En ese sentido, su hijo, Carl (Chandler Riggs), representa su inocencia perdida. Y algún miembro del grupo, como Bob (Larence Gilliard Jr.), temen que el antiguo policía acabe perdiendo contacto con su humanidad para siempre. Pero Rick no cree que el mundo vaya a volver a ser el de antes. Hay poca acción en este episodio, en el que los personajes conversan sobre cómo lidiar con las cosas que se ven obligados a hacer para sobrevivir. Demasiados diálogos en un capítulo más bien estático. Esta serie a veces podría llamarse The Boring Dead. En el capítulo no hay tensión hasta que algunos miembros del grupo deciden bajar a un agujero lleno de agua -y zombies- para recoger alimentos. Descubrimos entonces que el rechazo a la violencia del padre Gabriel no era parte de su moral cristiana... sino simplemente cobardía. Justo después, el sargento Abraham Ford (Michael Cudlitz) pone en duda el liderazgo de Rick (Andrew Lincoln) sugiriendo al grupo que hay algo más que la mera supervivencia: en Washington podrían salvar el mundo. La recta final del capítulo contiene algunas sorpresas: la decisión de Rick, su convencimiento de que el padre Gabriel esconde algo, descubrimos que el optimismo de Bob era impostado, y el regreso de unos viejos conocidos. Reaparecen los caníbales de Santuario en un cliffhanger que resulta lo mejor de este episodio.

HOMELAND -TEMPORADA 4- THE DRONE QUEEN


THE DRONE QUEEN (9 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
No me gusta Homeland. Señalo aquí mis problemas con la temporada anterior, y aquí mi opinión sobre el trato que le han dado sus creadores a sus personajes femeninos. Digo esto para dejar clara mi postura inicial a la hora de ver la nueva temporada. Ya de entrada tengo un par de quejas. La primera es que Homeland fue Homeland sobre todo en su primera etapa. Cuando la tensión provenía de una duda probablemente insostenible ¿es Nicholas Brody (Damian Lewis) un héroe americano o un infiltrado terrorista islámico? Ese concepto era verdaderamente atractivo, en una ficción que vendía sintonía con el clima post 11-S y, sobre todo, verosimilitud. Pues ahí que a sus creadores se les ocurre que puede haber una historia de amor entre Brody y la agente de la CIA, Carrie Mathison (Claire Danes), encargada de desenmascararle. Adiós al realismo, hola al éxito internacional. Sólo el final de Argo (Ben Affleck, 2012) me parece más forzado. Tras tres temporadas, descubierto quién es realmente Brody, y resuelta su relación con Carrie, poco queda del concepto original. La serie debe reinventarse, incluso traicionando su propio título. Porque el gran atractivo de Homeland era que traía la amenaza terrorista a suelo estadounidense, a esas casas de vecindarios familiares en las que se escondían terroristas y espías con problemas mentales. Ahora la serie se traslada a suelo extranjero: pues entonces debería llamarse Abroad. En Afganistán nos sitúa el inicio del primer capítulo, y nos muestran a Carrie siendo muy Carrie: decide caminar a pie las dos calles que le separan de su base, en territorio hostil, y con los marines que la custodian lógicamente acojonados. Pero enseguida nos cambian el paso: Carrie ahora dirige una operación, y no se fía de su fuente. Raro. En la siguiente escena se nos muestra que el personal bajo las ordenes de Carrie le ha organizado una pequeña fiesta de cumpleaños: la quieren, aunque ella no parece conectar demasiado. Todo esto tras hablar de asesinar a un peligroso líder terrorista. Supongo que la vida continúa. Homeland se esmera por contrastar la lucha contra el terrorismo con las escenas más cotidianas: Carrie, elegantemente vestida, en su pequeño búnker dentro de la base militar, se relaja con una copa de vino blanco mientras habla por skype con su hermana. Ella le pregunta: "¿cómo has celebrado tu cumpleaños?" Y Carrie responde con naturalidad: "un par de interrogatorios, dirigir otra misión, por cierto ¿cómo está mi hijo?" WTF! Hay una tensión tremenda entre el esfuerzo de los guionistas de mostrar a Carrie como una madre preocupada y el hecho innegable de que prefiere un trabajo que significa perderse su infancia. Un conflicto muy interesante que, creo yo, habría dado suficiente material dramático para una temporada entera. Pero la lucha contra el terrorismo no es compatible con la conciliación familiar y laboral: Carrie debe ser la heroína preferida de Mónica de Oriol. Tan eficiente es que, mientras duerme -con un antifaz que simboliza la negativa a reconocer las consecuencias de sus actos- sus bombas matan a varios civiles. Los polémicos drones, y las bajas civiles son el conflicto central -y moral- del episodio: recordemos que Brody se unía a la "Yihad" tras un bombardeo en el que moría un niño al que servía de tutor. Ahora un joven estudiante de medicina, Aayan (Suraj Sharma), recoge ese espíritu y se convierte en la dramatización de cómo la lucha contra el terrorismo engendra nuevos terroristas. Sin sutilezas. Pero en el más puro estilo Homeland, el chaval tiene la reacción menos creíble que he visto jamás tras la muerte de una familia: sigue estudiando para honrar su memoria. Curiosamente, las consecuencias del bombardeo son el conflicto principal que afecta a Carrie, pero al no tener ella ninguna vida personal -ni Brody, ni su hijo, ni parientes- las consecuencias de su error parecen un poco abstractas. La frialdad con la que Carrie justifica los bombardeos y las bajas civiles, "es un trabajo", resulta poco convincente. Y si tal actitud se ajusta a la realidad, resulta escalofriante. Tras estar al borde de ser víctima de la justicia popular por el bombardeo, Carrie se lava la cara manchada de sangre -ya no está detrás de una fría pantalla dando órdenes a los drones- y se retoca el maquillaje para hablar con sus superiores.

ROBOCOP (JOSÉ PADILHA,2014)


-AVISO SPOILERS-
Encarar el remake de RoboCop teniendo en mente la película original de Paul Verhoeven de 1987 es probablemente un ejercicio inútil. Pero quizás, también, inevitable. La primera diferencia es la narrativa de ambas películas. Mientras la original era un ejemplo de concreción que acumulaba una gran cantidad de ideas en 102 minutos, la nueva versión se extiende, se estira, durante 121 minutos para contar, esencialmente, lo mismo. 


Porque los "momentos" que forman el esqueleto de ambas RoboCop´s son básicamente los mismos. Un policía, padre de familia, muere y su cuerpo es aprovechado para un experimento llevado a cabo por una gran corporación que pretende revolucionar la seguridad ciudadana. RoboCop hace cumplir la Ley con eficacia al principio, pero enseguida descubre que la corrupción ha llegado a las esferas más altas y acaba enfrentándose a sus propios creadores. Ahora bien, con los mismos cuerpos, las dos películas tienen espíritus diferentes.


Los tiempos han cambiado, y el crimen urbano ya no parece ser un problema tan presente como cuando era un tema capital del actioner de los años 80. La lacra social ha sido sustituida aquí por la preocupación por la seguridad post 11-S enfrentada a la libertad individual. Peligrosos drones patrullando ciudades estadounidenses para evitar que ningún ciudadano se pase de la raya. Pero ¿quién vigila a los vigilantes?


El RoboCop original era Alex Murphy (Peter Weller), un policía obligado a arriesgar la vida en las peores condiciones laborales, con su sindicato siempre al borde de la huelga. El que una empresa utilice su cuerpo tras su muerte, es el máximo sueño de una maquiavélica patronal cyberpunk. En el nuevo RoboCop, el conflicto ya no es de clases -ahora el protagonista es un detective y no un policía de uniforme, ya no es de clase obrera- sino de identidad. Murphy (Joel Kinnaman) pierde su humanidad -la capacidad de decisión y el contacto con su familia- y no se convierte en el policía/obrero perfecto, sino en un producto de marketing en manos de Raymond Sellars (Michael Keaton) el enésimo villano inspirado en Steve Jobs del cine reciente. El nuevo RoboCop lleva unas Google Glass tiene un Facebook de criminales y un Youtube con todos los delitos cometidos por cualquiera. Es ese exagerado acceso a la información lo que le convierte en un policía superior, pero también en algo menos que humano.


En el remake cobra protagonismo el científico creador de RoboCop, el doctor Denett Norton (un esforzado Gary Oldman). Un personaje que prácticamente no existía en la primera versión. Tampoco aparecía, más que como una referencia, la familia de Murphy. Ahora, Clara (Abbie Cornish) lucha por recuperar a su marido. También pierde peso Lewis: Anne (Nancy Allen) en la original, y Jack (Michael Kenneth Williams) en la nueva versión. La compañera de Murphy en la película de 1987 tenía un papel mucho más relevante y como mujer su función era ponerse en contacto con el alma del héroe, perdida debajo de los circuitos cibernéticos. Por último, desaparece un personaje muy importante en la primera película: Detroit (el 3 de Junio es el día de RoboCop en la mayor ciudad de Michigan). En la nueva versión la urbe pierde protagonismo en favor de una idea más global de Estados Unidos, de lo americano, y de la seguridad en peligro por supuestas amenazas externas.


Hay dos elementos más que se echan de menos en el remake: el humor y la violencia. El primero estaba muy presente en el espíritu de la película de Verhoeven, que se podía leer como una parodia del cine de acción ochentero. Justo en ese sentido, el director holandés exageraba la violencia hasta el disparate. El remake elimina casi completamente el humor -estamos en una época en la que Christopher Nolan ha tenido mucho éxito tomándose muy en serio a sus (súper)héroes- y lo poco que hay -la parodia de Fox News que hace Samuel L. Jackson- da más miedo que risa. La violencia ha desparecido también: Padilha utiliza como referencia los videojuegos en una secuencia clave. Pero además, Murphy ya no muere tiroteado, sino en una explosión tras el sabotaje de su coche. Y el arma del héroe ya no dispara balas, sino una especie de dardos eléctricos. No llegamos a ver una gota de sangre.


Por último, la impostada seriedad del nuevo RoboCop lleva a sus autores a eliminar todo lo posible la máscara del protagonista, seguramente para permitir que el actor pueda expresar más emociones. Un acto inútil cuando se quiere transmitir que el personaje ha perdido su humanidad, y que encima le resta la dimensión icónica que la máscara aporta a todo héroe.

SERIES QUE ME DA VERGÜENZA VER: ARROW -TEMPORADA 3- THE CALM


THE CALM (8 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
La primera entrega de lo "nuevo" de Arrow abandona definitivamente cualquier intento de construcción dramática -nunca fue su fuerte- y apuesta por convertirse en un juego. Los rumores en Internet anunciaban que el primer capítulo traería la muerte de un personaje "importante" y el episodio se dedica a jugar con nuestras expectativas. Varios están al borde de la muerte a lo largo del capítulo, y al final muere el menos esperado... sobre todo porque reaparece de la nada y en el último momento. Más tramposo no se puede ser pero, a estas alturas, poco se puede esperar de esta serie. Además, la muerte de un personaje, en Arrow, es más bien una buena noticia: ninguno está muy bien definido, y los actores que los interpretan no son precisamente carismáticos. La que se salva de la quema es Felicity (Emily Bett Rickards) sobre todo porque es la única que parece humana. En los tiempos que corren parece imprescindible que el protagonista de cualquier ficción sea un antihéroe -cínico, borde y atormentado- pero esto juega en contra de un actor tan limitado como el que interpreta Oliver Queen (Stephen Amell): al final nos cae fatal. Deberían dejarle sonreír. Si es que puede. Para contrarrestar todos estos defectos, Arrow se deja un montón de pasta en escenas de acción, y la cámara se mueve todo el tiempo para que olvidemos que el guión no va a ninguna parte. Lo único bueno es el nutrido grupo de tíos en leotardos que aparecen: al propio Arrow se ha unido Arsenal (Colton Haynes), vuelve Black Canary (Caity Lotz), y reaparece Flash (Grant Gustin) -supongo que en un crossover con su propia serie- y asoma la cara el exSuperman, Brandon Routh, en el papel de Ray Palmer, futuro Atom: un tío que se vuelve pequeñito. El malo de la función es un desperdiciado Peter Stormare que interpreta a un villano -encima- reciclado del Conde Vértigo de temporadas anteriores.

THE WALKING DEAD -TEMPORADA 5- NO SANCTUARY


NO SANCTUARY (12 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
¡Zombies on fire! Los guionistas de The Walking Dead se esfuerzan cada temporada por ofrecer alguna variación que convierta a los muertos vivientes en una amenaza interesante. Pero al igual que en el cómic de Robert Kirkman, hace tiempo que el verdadero conflicto de la serie es, necesariamente, humano. En la última temporada la evolución de los personajes exploraba una pregunta lógica ¿cómo nos cambiaría como personas tener que sobrevivir diariamente al Apocalipsis? Un enfoque similar al de la desesperanzada La carretera (John Hillcoat, 2009), y que obliga a los personajes a decidir si vale la pena perder su humanidad para sobrevivir un día más: ser "carnicero o ganado". En ese sentido apunta el inicio del primer episodio de la quinta temporada, con una textura de torture porn que obliga a incluir a algunos personajes anónimos -son camisas rojas- para que tengamos una mínima sensación de que los protagonistas están en peligro. Por lo demás, mucha acción -suele ser habitual en los primeros capítulos para luego bajar el ritmo- y algo de gore (Greg Nicotero vuelve a estar tras las cámaras). La base de lo que podría ser el argumento de la temporada -llevar con vida al doctor Eugene Porter (Josh McDermitt, ya sabéis, el del mullet) hasta Washington para encontrar una cura- es torpemente expuesta en el momento menos lógico.

AMERICAN HORROR STORY: FREAK SHOW -MONSTERS AMONG US


MONSTERS AMONG US (8 OCTUBRE) -AVISO SPOILERS-
El primer episodio de Freak Show es en mi opinión uno de los más redondos que ha dado la serie. Eso a pesar de algunas dudas debido al protagonismo inicial de Bette y Dot, las hermanas siamesas interpretadas por Sarah Paulson, ya que el efecto digital que une a las dos cabezas en un solo cuerpo puede distraer demasiado. El doble punto de vista de las hermanas, además, permite a Murphy algunos experimentos con la pantalla partida que parecen anecdóticos. Pero las dudas desaparecen cuando se apodera de la historia Elsa Mars -una actriz venida a menos que recuerda a la  Norma Desmond de Sunset Boulevard (Billy Wilder, 1950)- interpretada por una Jessica Lange que vuelve a hacer alarde de sus dotes interpretativas, como lo ha hecho ya en las temporadas anteriores. Aquí, Lange no tiene reparos en mostrarse patética, acabada y sin maquillaje, se luce con un discurso que resume el espíritu de la serie -una defensa de lo diferente- y hasta se atreve a cantar la anacrónica Life On Mars? de David Bowie (la trama está situada en los conservadores y paranoicos años 50). Tras una revelación al final del episodio, el personaje de Jessica Lange lo ha dado todo y la única pega es ¿le queda algo por ofrecer? Por otro lado, Freak Show se muestra sanamente provocadora -Jimmy Darling (Evan Peters) utiliza su mano deforme para masturbar a "niñas bien"- pero también aterradora -ese misterioso payaso asesino resulta perturbador y violento- e incluso realmente oscura: la película pornográfica rodada con los fenómenos es verdaderamente perversa. Pero lo mejor de Freak Show es que consigue crear personajes que prometen conectar verdaderamente con nosotros a través de su humanidad y a pesar de ser, o más bien por ser, fenómenos de la naturaleza -algunos de ellos reales- destacando el de Kathy Bates y la vuelta de ¡Pepper de Pinhead! Precisamente, los personajes repiten una frase que confirma, por si cabía duda, que la inspiración es el clásico de Browning: "you are one of us".



La cuarta temporada de AHS: Freak Show parecía prometedora por la ambientación circense que hacía pensar en posibles referencias al Freaks de Tod Browning: en la segunda temporada, Asylum, mi favorita por cierto, ya aparecía un estupendo maquillaje que me hizo creer que Pepper the Pinhead (Naomi Grossman) padecía realmente microcefalia. Por cierto, uno de mis episodios preferidos de X-Files (1993), Humbug (1995), también está ambientado en un espectáculo de fenómenos y al igual que el clásico de Browning se apoya en el concepto de la "otredad". La convivencia con ese "otro" que no queremos ser, la marginación social por ser diferentes, es un tema recurrente en todas las temporadas de American Horror Story: el chaval marginado que se lía a tiros en su instituto de la primera temporada; los enfermos mentales de Asylum; o las brujas de Coven. Resulta natural que los creadores, Ryan Murphy y Brad Falchuk -que ya tocaron el tema en Glee (2009)- se decidan ahora por un circo ambulante de "rarezas".

PERDIDA (DAVID FINCHER, 2014)


David Fincher juega con nosotros. Sus películas nunca son lo que parecen. Seven (1995), The Game (1997), El Club de la Lucha (1999) -por citar las que seguramente has visto- esconden un giro que te obliga a replantearte completamente lo que te han contado. Lo admirable de Gone Girl es que Fincher consigue mezclar tonos con mano maestra -desde el thriller a la comedia negra- y logra hacernos reír para luego cortarnos el rollo de la manera más brutal. Todo sin que el conjunto se resienta o pierda coherencia. Perdida va mutando durante sus 149 minutos traicionando nuestras expectativas de público adocenado y nos obliga a espabilar para poder disfrutar de su propuesta. Así que antes de entrar a la sala de cine, pregúntate ¿estás a la altura? Alfred Hitchcock (1899-1980) decía que en su carrera cinematográfica se arrepentía de dos grandes errores. El segundo de ellos es el famoso "falso flashback" de Pánico en la escena (1950). Un personaje, a través de su voz en off, relata un hecho pasado que resulta ser mentira. El maestro del suspense renegó de esa decisión artística -que confundía al público- al considerar que un flashback debe ser, necesariamente, cierto. En Gone Girl asistimos también a varias escenas del pasado que luego resultan no ser, del todo, ciertas. Esos flashbacks son en realidad la invención de Amy (Rosamund Pike) en un diario ficticio que es la pieza central del misterio que encierra la película. El juguete que crea David Fincher para entretenernos es puramente hitchcockiano. Como en muchas películas del británico, el personaje central de Perdida es una rubia gélida y misteriosa. El protagonista, Nick Dunne (Ben Affleck) es un hombre común en circunstancias extraordinarias que lleva encima la etiqueta del Falso culpable (1956). Y Gone Girl funciona como el reverso de Psicosis (1960). Si en aquella el personaje de Janet Leigh moría a manos de Norman Bates (Anthony Perkins) dejándonos sin protagonista, sin punto de vista y desorientados, en esta descubrimos que Amy está viva -ha cambiado de identidad como en Vértigo (1958)- y que por lo tanto todas las teorías que nos hemos hecho sobre su muerte no valen de nada: ya no sabemos qué esperar. Y si Janet Leigh moría en una ducha que es historia del cine, aquí Amy se lava la sangre de un asesinato que ella misma ha cometido. Pero, en ambas películas, la sangre desaparece por el desagüe. Gone Girl es una película muy entretenida. Un juguete de suspense y giros sorprendentes que hace que sus dos horas y media de metraje se hagan cortas. Pero debajo del juguete hitchcockiano se encuentra el tema central de la historia: la imposibilidad de la pareja. Perdida describe el inicio de cualquier relación, esos momentos tan románticos, como una farsa con diálogos irreales destinados a crear la fantasía del amor perfecto. Ese primer beso en una nube de azúcar entre Amy y Nick nos lleva a un matrimonio que naufraga ante las dificultades: la falta de dinero, el desempleo y el gran escollo que es decidir si hay que procrear o no. Amy -la mujer- es exigente, fantasiosa, vengativa y en cuanto se rompe su relación juega la carta de hacerse la víctima: ha acusado a un exnovio de acosador, a otro de violador y al último, directamente, de asesino. Nick -el hombre- es inmaduro y simplón. Huye de los problemas en cuanto aparecen refugiándose en los videojuegos... o conquistando a una joven de pechos grandes con la que intenta recuperar la pasión perdida. Amy representa lo que en el fondo muchos hombres -machistas- temen: que su pareja se vuelva "loca". Nick lo que muchas mujeres odian: que su pareja se deje llevar por la rutina y repita con otra -más joven- los mismos gestos, las mismas promesas. El final de Gone Girl resume el final de muchas parejas: las que prefieren vivir atrapadas en una mentira. Esas parejas que ya no existen, pero que mantienen una fachada para familia y amigos -el qué dirán- representado en la película por la opinión pública. Porque cambiar de vida puede pesar demasiado por razones económicas -el abogado de Nick, Tanner Bolt (Tyler Perry), le recomienda que no se separe- o porque hay un hijo por medio que sólo ella quería. Pero la ruptura es imposible, sobre todo, porque Nick tiene miedo a ser "el malo" por intentar ser feliz. No se me ocurre un final más amargo que ese.