DARTH VADER # 1 (KIERON GILLEN & SALVADOR LARROCA)


Tras el paso de la franquicia Star Wars de Dark Horse a Marvel Comics, aparece esta nueva serie protagonizada por el Sith. No es ni mucho menos la primera vez que un villano protagoniza un cómic. Pero en el caso de Darth Vader estamos hablando de quizás el más carismático de la cultura popular. Si George Lucas ya redimía al malvado al final de El Regreso del Jedi (Richard Marquand, 1983) las precuelas le convertían directamente en un héroe trágico encarnado por Hayden Christensen. Esta nueva serie continúa esa línea en la que Vader no es el maléfico villano sin fisuras de Una nueva esperanza (George Lucas, 1977). Es un miembro importante del Imperio, pero tiene sus propios intereses.


En el dibujo tenemos al español Salvador Larroca que encuentra aquí el mejor terreno para su estilo fotorrealista: ya realizaba "castings" en las series de superhéroes que ha hecho para Marvel: en su Iron Man, Tony Stark es Josh Holloway y Pepper, Nicole Kidman; sin olvidar que "fichó" a actores españoles como Lola herrera y José Coronado para dibujar a personajes secundarios. En serio. Creo que está opción de Larroca está mucho más justificada en un trabajo como Darth Vader, en el que debe copiar los rasgos de los actores protagonistas de las películas.


En el guión tenemos a Kieron Gillen que se ha encargado de series importantes como Uncanny X-Men. Gillen hace en Darth Vader un ejercicio de retrocontinuidad rellenando espacios entre Una nueva esperanza -lo mejor de este primer tebeo, para mí, es la página que funciona como flashback de esta película- y El Imperio contraataca (Irvin Kershner, 1980). Darth Vader sufre las consecuencias de la destrucción de la Estrella de la Muerte, contrata a Boba Fett y visita a Jabba el Hutt antes de que lo haga Luke en El Regreso del Jedi. Y ya que está en Tatooine, Anakyn aprovecha para cargarse a algunos moradores en las arenas, esos que mataron a su madre en El ataque de los clones (George Lucas, 2002).

GIRLS -TEMPORADA 4- CLOSE UP


CLOSE UP (27 DE FEBRERO) -AVISO SPOILERS-

Parejas. El episodio Close Up hace una panorámica de las parejas que tenemos en Girls, empezando por la más reciente -y polémica- de Adam (Adam Driver) y Mimi-Rose (Gillian Jacobs). Estos son presentados como la pareja ideal de una comedia romántica indie: viven en un piso cool en Nueva York y desayunan en una terraza que parece sacada de un catálogo de IkeaDarían envidia si pudiéramos creer que algo así es posible. Enseguida nos muestran que esa felicidad tiene un precio: Hannah (Lena Dunham) se ha quedado sola -sin Adam- y debe compartir piso con su amigo gay/exnovio Elijah (Andrew Rannells). La soledad, frustración y egoísmo de Hannah se refleja en una patética escena en la que le reclama a su compañero que se haya zampado todos los cereales. La siguiente pareja -Marnie (Allison Williams) y Desi (Ebon Moss-Bachrach)- basan toda su relación en la química sexual. Y lo demuestran cada vez que pueden. Por último, nos quedan únicamente por ver a dos personajes que fueron pareja -a pesar de su diferencia de edad- Shoshanna (Zozia Mamet) y Ray (Alex Karpovsky). A la primera la vemos en otra excéntrica entrevista de trabajo en la que no encuentra empleo, sino una cita romántica con un joven empresario, Scotty (Jason Ritter). Mi favorito Ray, solitario y amargado, sigue el camino de los ancianos quejicas y acude al Ayuntamiento en su cruzada para resolver el problema del tráfico en su calle, que le está obsesionando más de la cuenta. El pobre no puede evitar rayarse con estas cosas.


Siguiendo los preceptos aristotélicos, el primer acto del capítulo es el planteamiento, el estado inicial de las cuatro parejas de personajes. El segundo acto es, por lo tanto, el conflicto ¡La bronca! Marnie y Desi descubren que aunque tienen muchísima química sexual... se llevan fatal. No ven la música  que hacen con los mismos ojos. Paralelamente, Adam parece muy enamorado de Mimi-Rose hasta que esta le confiesa... que acaba de practicarse un aborto. Es mérito de la guionista -en este caso de la propia Lena Dunham- conseguir que un tema tan espinoso pueda dar lugar a una escena que consiguió hacerme reír a carcajadas. El acierto es haber colocado a Adam en el papel de la persona "seria" y con sentido común, contrastando esta actitud con el peculiar estilo de interpretación -siempre sorprendente- de Adam Driver. Me pareció especialmente gracioso que la amiga que acompañó a Mimi-Rose a practicarse el aborto tenga también un nombre compuesto: Sue-Ellen.


Tras el conflicto, tenemos la reconciliación. Adam y Mimi-Rose se dan cuenta de que el amor puede superar sus diferentes puntos de vista sobre el aborto. O algo así. Y Hannah habla con su psicólogo (Bob Balaban) que la anima y la elogia hasta límites peligrosos: consigue inculcarle una nueva vocación: la de ayudar a los demás. Siguiendo esa idea, parece ser que nuestra protagonista comienza una nueva carrera profesional como profesora. No solo ella: la mala experiencia de Ray en el Ayuntamiento le lleva a plantearse una carrera política. Veremos.

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GOTHAM -TEMPORADA 1- THE SCARECROW


THE SCARECROW (9 DE FEBRERO DE 2015)

Durante sus primeros 15 episodios, Gotham se ha balanceado entre los momentos excelentes y los verdaderamente terribles. Pero la verdad es que la mayoría de los capítulos se mantienen en un nivel aceptable -de mediocridad- con algún momento vergonzoso que recuerda a Arrow y alguna secuencia brillante a la altura de The FlashPues bien, este episodio, El Espantapájaros, es de los buenos. La verdad es que si todas las entregan de Gotham estuvieran a esta altura, estaríamos hablando de una muy buena serie. Pero no es así.


-AVISO SPOILERS-

Lo más interesante es que el capítulo consigue estar muy bien aún teniendo que ocuparse de todas las tramas -o casi- de la serie. Por un lado tenemos a Oswald Cobblepot (Robin Lord Taylor) que sigue en peligro a pesar de la protección del capo mafioso Falcone (John Doman). Éste último debe convencer a Maroni (David Zayas) de que perdone la vida del Pingüino tras su traición. El mejor momento es la imagen del juez Turnball (Munro M. Bonnell) convertido en esclavo sexual. Ya me gustaría que los criminales de Gotham fueran siempre así de perversos. 


Más sencilla y quizás algo desaprovechada es la historia protagonizada por el joven Bruce Wayne (David Mazouz) que tiene que sobrevivir una noche en la intemperie al estilo de Leónidas (Gerard Butler) en 300 (Zack Snyder, 2006). Encuentro también aquí ecos de otra obra de Frank Miller, su fundamental Batman: año uno (1987). Al menos yo estuve esperando todo el rato que Bruce cayera por un agujero y descubriera la futura Batcueva.


Asoma también la cabeza la trama amorosa entre el detective Gordon (Ben McKenzie) y la doctora Thompkins (Morena Baccarin). Para mí es lo más flojo del episodio: estos dos no van a protagonizar nunca una comedia romántica. Espero. Me gusta mucho más la historia protagonizada por Fish Mooney (Jada Pinkett Smith). La exjefa mafiosa se encuentra prisionera en unos misteriosos calabozos repletos de criminales a los que acaba dominando. Esto trajo a mi memoria un cómic en el que Tormenta derrota a Callisto para hacerse con el liderazgo de los Morlocks: estoy hablando del Uncanny X-Men # 170 (1983). Sé que soy muy friki.


Sin duda lo mejor del episodio es la continuación de la trama del temible doctor Crane (Julian Sands) que acaba lógicamente derrotado, pero no sin antes plantar la semilla para que su hijo Jonathan (Charlie Tahan) se convierta en el futuro Espantapájaros.

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TUSK (KEVIN SMITH, 2014)


Se puede decir que la historia detrás de Tusk es más interesante que la película en sí. Como el cartel de una película de Roger Corman -o en la línea de Sharknado (Anthony C. Ferrante, 2013)- la idea parece más atractiva sobre el papel que en una pantalla de cine. Veamos. Una -falsa- oferta de alquiler -en la que se cede una habitación gratis a cambio de que el inquilino se disfrace de morsa- llamó la atención del director Kevin Smith. En un podcast compartido con su productor Scott Mosier -el SModcast 259- ambos se dedicaron a desarrollar la historia detrás de semejante anuncio. Las extravagantes ideas surgidas en esa grabación llevaron a un guión y a la película que ahora nos ocupa. Seamos sensacionalistas ¿Es Tusk de Kevin Smith una broma que se agota una vez enunciada?


-AVISO SPOILERS-

Un podcaster (Justin Long) responde a un anuncio y es secuestrado por un psicópata (Michael Parks) que le convierte -¿quirúrgicamente?- en una morsa. La idea parece una parodia de The Human Centipede (Tom Six, 2009) y al menos yo me esperaba algo parecido al Torture porn. Pero Tusk sorprende porque se vertebra alrededor de conversaciones -de diálogos- en el estilo clásico de Smith, que evocan loquísimos flashbacks narrados con absoluta seriedad por un actor dotado como Parks, que repite con el director tras Red State (2011). El contrapunto son los tres protagonistas interpretados por Long, Génesis Rodríguez (¡la hija de El Puma!) y Haley Joel Osment, sí, ese que en ocasiones veía muertos. Estos son los típicos héroes de Smith -parecen sacados de Persiguiendo a Amy (1997)- a los que se une otro personaje con un registro completamente diferente: un Johnny Deep sin acreditar bajo el absurdo nombre de Guy Lapointe y hablando con el acento francés de Pierre Nodoyuna. El mayor logro de Smith es haber conseguido una mezcla de su humor "generacional" y un terror atmosférico basado casi exclusivamente en la palabra. Lo dicho, antes que en el gore, la película se apoya en las interpretaciones. El resultado no es una obra a la altura de su enloquecida premisa -quizás eso era imposible- pero tampoco el desastre que esperan aquellos que dan por terminada la carrera cinematográfica de Kevin Smith.


EL FRANCOTIRADOR (CLINT EASTWOOD, 2014)


En la secuencia más intensa de American Sniper, el protagonista debe decidir si matar o no a un niño que lleva una granada. Se trata probablemente del momento clave para entender la película. No por casualidad -al menos en España- este fragmento se ha convertido en el trailer promocional del film. Es también el inicio de la historia, que enseguida da paso a un largo flashback cuyo objetivo es mostrarnos cómo ha sido la vida del protagonista hasta llegar a ese momento... y por qué opta por la decisión que acaba tomando.


-AVISO SPOILERS-

Tras matar al niño, Chris Kyle (Bradley Cooper) regresa desmoralizado a los barracones. Uno de sus compañeros, Biggles (Jake McDorman) lee un cómic de superhéroes que Kyle desprecia por infantil. Es un tío duro. Lo que lee Biggles -una "novela gráfica" dice él- no es un tebeo de Superman o del Capitán América. Esos son héroes tradicionalmente considerados como símbolos del american way of life y hasta cierto punto cuentan con el beneplácito del Gobierno de los Estados Unidos en la ficción. Biggles lee un cómic sobre The Punisher -El Castigador- un personaje creado en 1974 por el guionista Gerry Conway y el dibujante John Romita Sr. como enemigo de Spiderman. El personaje, Frank Castle, es un exmarine -veterano de la guerra de Vietnam- que decide tomarse la justicia en sus manos cuando la mafia asesina a su familia. Castle cree ser un héroe, pero para Spiderman o el Capitán América es un criminal. El mismo año que aparecía Punisher, Charles Bronson protagonizaba El justiciero de la ciudad (Michael Winner, 1974) con un argumento muy similar: ambos son vengadores armados que creen que su idea de la Justicia está por encima de la Ley y de un Gobierno incapaz. Tres años antes se estrenaba Harry el sucio (Don Siegel, 1971). En ella, un policía, Harry Callahan (Clint Eastwood), persigue a un asesino en serie llamado Scorpio, un francotirador que dispara a sus víctimas desde las azoteas de San Francisco sembrando el terror. Para capturar al criminal, Harry se saltará las reglas: le capturará sin orden judicial y llegará incluso a torturarle. Harry se enfrenta al alcalde de la ciudad, que insiste en negociar con el asesino cuando este secuestra a un autobús escolar. Harry acaba actuando por su cuenta, salvando a los rehenes y matando al asesino. Ahora bien, en El francotirador, la coartada moral en la que se escuda Chris Kyle tras matar al niño es que está cumpliendo su "trabajo". Sigue una lógica devastadora pero real: matar a ese niño significa salvar la vida de varios marines. No nos engañemos: es la misma lógica utilizada por Alan Turing (Benedict Cumberbatch) cuando decide no salvar varios barcos aliados de un ataque nazi para que estos no descubran que han conseguido descifrar el código de la máquina Enigma en The Imitation Game (Mortem Tyldum, 2014). 


Pero esa -discutible- coartada moral se tambalea cuando Chris Kyle y su escuadrón se embarcan luego en una guerra personal de venganzas para matar a "los malos". Decoran sus carros de combate y su equipo militar con la calavera que sirve de emblema al Punisher de los cómics. Son hombres duros jugando a ser superhéroes de tebeo. Su objetivo es matar a un peligroso francotirador enemigo, mostrado en determinado momento en un plano de espaldas, atándose una cinta en la cabeza como si fuera el Rambo (Sylvester Stallone) de Acorralado (1982). En el clímax, Kyle pone en peligro a sus compañeros y desobedece a sus superiores -como Harry el Sucio- y consigue realizar un disparo kilométrico que aniquila al malvado tirador. Si la película hubiese acabado así, no sería demasiado diferente de un actioner de la era Reagan. Esto, sumado a la gran cantidad de banderitas estadounidenses que aparecen en pantalla es suficiente para que más de uno salga maldiciendo contra una "típica americanada".


Pero hay más en El francotirador. Porque Chris Kyle es presentado como el producto de la educación -casi una programación- que su padre -a golpe de cinturón- le ha inculcado: que su misión es proteger. Es esa idea la que le lleva a indignarse -legítimamente- cuando ve diversos atentados en las noticias y a tomar la decisión de alistarse en el ejército. Pero en esa línea recta hacia el soldado perfecto hay una pequeña desviación: Taya (Sienna Miller). Ella es el personaje principal de esta película y el que hace cambiar al protagonista. Cuando Chris Kyle mata al niño que lleva una granada, pierde su humanidad. Se convierte en ese absurdo héroe de acción americano y comienza a sufrir problemas cada vez más graves para adaptarse a la vida civil. Es Taya la que evita que Kyle se convierta en una máquina de matar. Cuando -por pura suerte- no mata al segundo niño, Kyle empieza a recuperar su humanidad y decide volver con su familia. Comienza entonces un proceso inverso al del principio: se despoja poco a poco de su entrenamiento militar para volver a ser el cowboy simplón que era al comienzo de la historia.


La reinserción de Kyle en la vida civil se apoya en que comienza a ayudar a otros excombatientes. La obsesión del personaje por proteger a los necesitados puede ser utilizada para algo más que matar en el frente. Para mí es importante que Eastwood utilice auténticos veteranos de guerra alrededor de Bradley Cooper, mostrando sus cicatrices de guerra reales. La guerra no es una batalla épica entre superhéroes. Por contraste, en las escenas anteriores en las que que Kyle y Taya tienen a sus hijos en brazos, se usan muñecos. Al parecer, por problemas de producción, no estuvieron presentes los bebés que se debían utilizar para esas escenas. Pero ese fallo aporta sentido: Kyle y Taya juegan a ser padres en Estados Unidos, mientras los niños reales mueren en Irak. 


Chris Kyle no murió por el disparo de un terrorista enemigo. Fue asesinado por un exmarine al que intentaba ayudar en su propio país. Que este sea el final de El francotirador y que se haya incluido en la película me hace pensar que estoy ante un alegato antibélico.

THE FLASH -TEMPORADA 1- THE SOUND AND THE FURY


THE SOUND AND THE FURY (27 DE ENERO) 

El sonido y la furia presenta a un nuevo enemigo de Flash -un personaje clásico en los cómics, creado en 1959- pero se centra en el doctor Harrison Wells (Tom Kavanagh), sobre el que nos aportan nueva -y jugosa- información ¿Es este misterioso personaje el peligroso Flash Reverso?


-AVISO SPOILERS-

Tras un prólogo en el que Flash (Grant Gustin) se enfrenta a la Royal Flush Gang -La Banda de la Escalera Real, unos personajes menores creados en 1966- se nos presenta al nuevo enemigo, Hartley Rathaway (Andy Mientus) también conocido como Pied Piper o El Flautista. El personaje ya había sido mencionado en el episodio anterior y ahora descubrimos que busca vengarse de Wells y que es el rival de Cisco Ramon (Carlos Valdes). Rathaway también fue pupilo de Wells, pero su inteligencia superior le convertía en un discípulo más beligerante. Lo interesante es que la ruptura entre Wells y Rathaway se produce cuando este último intenta prevenir al primero sobre un fallo en el acelerador de partículas. Wells decide seguir adelante con el experimento y el accidente que se produce da como resultado a un montón de tíos con superpoderes. La mayoría malvados.


Curiosamente, el origen que tiene aquí el Flautista -que no se corresponde con el de los cómics- recuerda más bien a un par de historias de Los 4 Fantásticos de Marvel Comics: Reed Richards intentó advertir al Doctor Doom sobre un fallo en sus cálculos, pero la arrogancia de este le impidió aceptar su error. El accidentado experimento le dejó desfigurado y sediento de venganza. Curiosamente, el propio Reed Richards no calculó demasiado bien un viaje al espacio, que también resultó fallido y acabó otorgándole a él -y a sus tres compañeros- fantásticos poderes. Pero volviendo a The Flash, es más que comprensible que Rathaway quiera vengarse de Wells: el accidente con el acelerador le dejó sordo (esto sí se corresponde con el personaje de los cómics).


Así, éste episodio gravita sobre el pasado y la culpa de Wells, pero también sobre la rivalidad de Rathaway con Cisco. Como he dicho antes, del primero se desvelan nuevos datos que -insisto- para mí son pistas falsas: descubrimos que Wells también es superveloz. Así que, por ahora, todo apunta a que podría ser el Flash Reverso.


Eso sí, los poderes de Wells están mermados por alguna razón, muy lejos del despliegue de velocidad que mostró el Flash Reverso. Por lo pronto, la serie mantiene al personaje entre el bien y el mal, sin desvelar del todo sus verdaderas intenciones y eso creo que le hace muy interesante.

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EL ÓSCAR A LA MEJOR PELÍCULA 2015


Birdman ha ganado el Óscar más importante, el de la mejor película. Quizás os interesa saber que se trata del único que se decide por la votación de todos -más de 6.000- académicos. Eso mismo, seis mil personas conformadas por los propios miembros de la Academia... y por cualquiera que haya sido nominado alguna vez. Eso incluye, por ejemplo a Eddie Murphy y a Sylvester Stallone. Sus votos valen lo mismo que los de Quentin Tarantino y Martin Scorsese. Si entendéis esto y seguís creyendo que los Oscar premian -realmente- a la "mejor" película... vosotros mismos. En todo caso, aquí va mi modesta opinión sobre las nominadas y la ganadora. Las he colocado siguiendo mis preferencias.



Boyhood La más honesta de todas porque consigue tocar al espectador sin más alardes que el haber tardado 12 años en rodarse. Linklater utiliza escenas insignificantes que se van acumulando hasta demostrar que realmente eso es la vida: los momentos en que no pasa nada. Los bautizos, las bodas y los funerales son hechos puntuales. 


El gran hotel Budapest Una golosina visual que se pasa como un suspiro. Son cajitas narrativas que se van abriendo una dentro de otra. Es el placer de ver, de imaginar, de contar. Si no te gusta, no me gustas.



Whiplash La película más cercana a mi personalidad y creo que la más emocionante de las nominadas. Su historia es muy sencilla, pero está contada con auténtica pasión gracias a una planificación y un montaje soberbios.



El francotirador Puedes estar a favor o en contra ideológicamente, pero es para mí, aunque imperfecta, una gran película. 


Selma. Tengo la sensación de que ha sido menospreciada por su temática y que ha sido metida en el mismo saco que otras producciones reivindicativas y afroamericanas. De hecho, tiene productores como Oprah Winfrey -que hizo lo mismo en The Butler (2013)- y Brad Pitt, que también produjo la superior 12 años de esclavitud (2013). Pero creo que esta película tiene grandes valores por encima de la dirección sencilla pero eficaz de Ava Duvernay. Para mí son esos discursos, magníficamente escritos -no pudieron usar los originales de Martin Luther King por problemas de derechos- y mejor interpretados los que hacen que Selma merezca al menos un visionado.


Birdman Un virtuoso plano secuencia en el que se van asomando actores totalmente entregados. Dos horas sin respiro que encandilan. Pero si nos atrevemos a pensar en esta película -pocos lo hacen- creo que encontraremos menos de lo que ofrecía. Es The Artist o el Argo de este año. Pufo. Aunque haya ganado.



The imitation game Su mayor virtud es ser muy correcta en todos sus apartados artísticos y ese es también su mayor fallo. Es El discurso del rey de este año.



La teoría del todo Es directamente una mala película. Bastante fallida en todos los aspectos y vergonzosa en algunos momentos.

GIRLS -TEMPORADA 4- SIT-IN


SIT-IN (15 DE FEBRERO) -AVISO SPOILERS-

El episodio Sit-In consigue, en menos de 30 minutos, contarnos todas las etapas de una ruptura sentimental. Hannah (Lena Dunham) regresa a casa -por sorpresa- de Iowa y se encuentra con que Adam (Adam Driver) vive con otra chica, Mimi-Rose Howard (Gillian Jacobs). Ante semejante golpe emocional, Hannah se mete en la que fue su cama y se muestra incapaz de levantarse: sufre un síntoma típico de una depresión. Nos metemos bajo la manta para no enfrentarnos a la vida real. Prácticamente todo este capítulo transcurre durante el encierro de Hannah, que se resiste a salir porque sabe que en cuanto lo haga, su relación con Adam se habrá terminado.



Durante el encierro, Hannah recibe a sus amigos. Cada uno interpreta un papel reconocible: son los "típicos" colegas que todos hemos sufrido alguna vez. Shoshanna (Zozia Mamet) es la pragmática que intenta ayudar cuando lo que queremos es dejarnos llevar por la autocompasión. Jessa (Jemima Kirkle) hace el papel de la "amiga" que nos traiciona y se pone del lado de nuestra expareja. Imbécil. Mi favorito, Ray (Alex Karpovsky) es el amigo que en realidad quiere aprovechar para contarnos su propia movida. Siempre hay uno. Laird (Jon Glasser) y Caroline (Gaby Hoffman) hacen el papel de la familia política: parecen solidarizarse, pero les importa una mierda. Y por último aparece Marnie, la única capaz de decir las palabras correctas -duras pero comprensivas- para que Hannah espabile y acepte que tiene que dejar ir a Adam.


Hannah se siente abandonada y le duele especialmente que Adam haya decidido dejarla sin razón aparente. “Sigo siendo la misma” dice Hannah y es verdad que no hay nada peor que no entender por qué alguien nos ha dejado de querer. Pero Adam ya no siente lo mismo. Hannah piensa -con razón- que él ha pasado página demasiado rápido y que encima la ha sustituido por otra casi inmediatamente. Pero la verdad es que fue ella la que abandonó la relación para perseguir un sueño. Quizás no estaba segura de lo que hacía y ahora es demasiado tarde para arrepentirse.


Es normal que nuestra querida protagonista acabe durmiendo en un trastero repleto con sus pertenencias. Un trastero que se convierte en una metáfora del estado actual de su vida.

CAPÍTULO ANTERIOR: CUBBIES

THE FLASH -TEMPORADA 1- REVENGE OF THE ROGUES


REVENGE OF THE ROGUES (20 DE ENERO)

Si todavía no os habéis dado cuenta de que The Flash es una gran serie, os lo digo yo: The Flash mola. Esto para mí es evidente cuando un episodio como Revenge of the Rogues, que casi tenía que sufrir necesariamente un bajón de intensidad tras un capítulo importante como The man in the yellow suit, mantiene el interés. No tenemos la sensación de estar ante una transición ni mucho menos ante una entrega de relleno. 


Precisamente, el prólogo nos muestra a Barry Allen (Grant Gustin) entrenándose para un futuro enfrentamiento con el Flash Reverso (¿quién es realmente?) que ha demostrado ser más veloz y más poderoso. Esta es la "macrohistoria" que nos contarán probablemente durante la primera temporada. Veremos. Pero en el capítulo que nos atañe, el plato principal es la vuelta del Capitán Frío (Wentworth Miller) y su socio Heat Wave (Dominic Purcell). Sí, son los mismos actores que interpretaron a los hermanos protagonistas de Prison Break (2005). Serie que nunca vi. Lo interesante del regreso de estos dos, es que su objetivo no es robar -eso sería lo lógico- sino directamente derrotar a Flash.


Hay un elemento en los cómics de superhéroes que todavía no ha sido trasladado al cine o a la televisión: el villano recurrente que vuelve una y otra vez para enfrentarse al héroe. Es lo que se conoce como un archienemigo. Tal cosa solo es posible en ficciones de larguísima duración, como Superman, que se publica desde 1938 sin interrupción. Eso ha permitido que el hombre de acero se enfrente a Lex Luthor miles de veces o que Batman tenga que hacer frente al Joker otras tantas. Ahora bien, un superhéroe tiene la misión de proteger al hombre común de catástrofes, criminales... y supervillanos. Pero ¿qué pasa cuando estos últimos, sedientos de venganza, vuelven una y otra vez a por él? Pues el efecto contrario: los propios superhéroes se convierten en una amenaza y son los culpables de las catástrofes que intentaban evitar. Son como imanes para esos dementes con superpoderes. Se convierten ellos mismos en el mayor peligro para la ciudad que intentan proteger.



Este es el razonamiento que utiliza el doctor Wells (Tom Cavanagh) para apartar a Flash de la batalla contra los rogues y conseguir así que Barry se comprometa a mejorar su velocidad para enfrentarse a su reverso. Una decisión que tiene una consecuencia interesante que seguramente tendrá repercusiones: los dos mentores de Flash no se ponen de acuerdo. Joe West (Jesse L. Martin) cree que la obligación del velocista es enfrentarse a los criminales y proteger a los inocentes. Esta noción de la responsabilidad es claramente peterparkeriana: es lo que le dijo el tío Ben a Spiderman (¡en 1962!): un gran poder conlleva una gran responsabilidad. West cuestiona a Barry que siga el consejo egoísta de Wells de anteponer la captura del asesino de su madre a la protección de su ciudad. Para mí esto es sencillamente perfecto.



Al final, el héroe vence a los rogues ¿teníais alguna duda? pero el Capitán Frío sabe que volverán a enfrentarse -efectivamente aparece un misterioso personaje femenino para rescatarle- lo que confirma a Leonard Snart como el primer supervillano recurrente, el primer archienemigo, de una adaptación audiovisual superheróica. Esperemos que The Flash dure lo suficiente para que podamos aburrirnos de verle volver una y otra vez.

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LA SEÑAL (WILLIAM EUBANK, 2014)


En el clásico Toy Story (John Lasseter, 1995) unos pequeños extraterrestres de goma viven encerrados en una máquina atrapa juguetes en Pizza Planet. Estos pequeños hombres verdes parecen creer que las pinzas que descienden sobre ellos son algún tipo de deidad que se los llevará a un lugar mejor. No son conscientes de que son juguetes, ni de que la pinza es controlada por un niño, ni de que fuera hay un mundo mucho más extenso. El mundo "real".


En La señal nos presentan a su protagonista ayudando a un niño a coger un juguete en una de esas máquinas. Habría sido un guiño genial que el juguete fuera un pequeño hombre verde, pero el chaval prefiere algo parecido a un minion de Gru, mi villano favorito (2010). Para ayudar al pequeño, Nic (Brenton Thwaites) dibuja con un rotulador sobre el cristal de la máquina las líneas que tendrá que seguir y los puntos en los que deberá hacer bajar las pinzas sobre el juguete que ha elegido. La pequeña escena no sólo sirve para describir al personaje: es una metáfora del tema de la película. 


-AVISO SPOILERS-

Nic es un hacker que recibe una invitación -una señal- de otro pirata informático llamado Nomad. Su decisión de seguir esta pista es similar a la de Neo (Keanu Reeves) en The Matrix (Los Hermanos Wachowski, 1999) que tras recibir un mensaje similar -la llamada de la aventura- encuentra a un Morfeo interpretador por Laurence Fishburne. No me parece casual que el protagonista de La señal encuentre también a un personaje interpretado por el mismo Fishburne. Su rol en esta película es además muy similar: servir de mentor al héroe en un nuevo mundo con reglas diferentes y que -como en Matrix- acaba siendo una sofisticada simulación destinada a engañar los sentidos.


Atrapado en un extraño laboratorio que parece del Gobierno estadounidense y parte de una conspiración, Nic debe intentar escapar. Para ello, utiliza la habilidad que ha demostrado al principio de la historia en la máquina atrapa juguetes. Nic traza un plano que incluye los movimientos de todos los empleados del laboratorios y gracias a esto consigue esquivarles como si fueran los fantasmas pixelados del videojuego Pac-Man. Es una pista de que lo que Nic está viendo no es lo que parece. En otro momento el personaje de Jonah (Beau Knapp) comentará a Nic que "experimentan con nosotros, como si fuéramos ratas".


En la huida del protagonista con su amada Haley (OIivia Cooke) The Signal muestra su corazón. Nic teme perder a su pareja por la enfermedad degenerativa que le está quitando el uso de sus piernas. Precisamente por ello, el extraño experimento al que se ve sometido restituye -de manera fantástica- sus extremidades inferiores. La película roza aquí otras obras de ciencia ficción que giran alrededor de una historia de amor como Monstruoso (Matt Reeves, 2008) y sobre todo Monsters (Gareth Edwards,2010).


Que la huida de la pareja protagonista se tope con límites surrealistas como el que solo exista una carretera, nos remite a la gótica pero equivalente Dark City (Alex Proyas, 1998). Pero el final de The Signal -tras un último giro sobre la identidad de Nomad/Damon- nos lleva a THX1138 (George Lucas, 1971). Nic y THX1138 (Robert Duvall) descubren que lo que hay fuera no es lo que les habían hecho creer.

SQMDVV: ARROW -TEMPORADA 3- UPRISING


UPRISING (4 DE FEBRERO) -AVISO SPOILERS-

Sobre el papel, Uprising, puede parecer un capítulo emocionante. Arsenal (Colton Haynes), Canario Negro (Katie Cassidy), Felicity (Emily Bett Rickards) y Diggle (David Ramsey) se ven sobrepasados por el criminal Brick (Vinnie Jones), que ha acabado con la policía de The Glades y se ha adueñado del barrio. Para salvar la ciudad, los héroes se ven obligados a hacer una alianza con -perdonad la aliteración- el malvado Malcolm Merlyn (John Barrowman) y a reclutar a Wildcat (J.R. Ramirez) y a Sin (Bex Taylor-Klaus). Todo esto nos lleva a una batalla campal en cuyo clímax reaparece Arrow (Stephen Amell). Emocionante ¿no? Pues no.


Arrow es una serie de escaleta: los momentos del argumento parecen interesantes, pero no hay un desarrollo dramático que haga emocionante cada hito. Sí, el héroe reaparece en su ciudad en el momento en el que más se le necesita, pero no han conseguido hacernos sentir efectivamente la supuesta angustia por su ausencia. Por alguna razón todo lo que pasa en Arrow resulta plano. De hecho, en ningún momento hemos echado de menos a Oliver y su estadía en la ficticia Nanda Parbat para enfrentarse a Ra´s al Ghul (Matt Nable) no ha servido más que para simular su muerte. Nunca nos lo creímos de todas formas. La vuelta del héroe a Starling City, es una sorpresa -en el sentido de que no ha habido un crescendo hasta su reaparición- ¡pero esperada! porque le hemos visto partir hacia su ciudad. Resumiendo: el regreso de Oliver no emociona. Yo casi prefiero que no esté.


Por otro lado, la trama que convierte a Brick en el asesino de la mujer de Merlyn parece salida de la nada y resulta forzada. Los flashbacks -el gran mal de esta serie- ni justifican ni aportan nada a la historia. Al menos desde mi punto de vista. Sé que me quejo mucho y alguno se preguntará que por qué veo Arrow. Quizás es para que vosotros no la veáis. O quizás le encuentro cierta gracia al disfraz de Canario Negro y su peluca imposiblemente rubia. Humor involuntario. Lo cierto es que las escenas de acción son lo mejor de la serie, y lo peor son sus diálogos, sus personajes, sus actores... todo lo demás. Y mejor no hablemos de esa trama amorosa entre Oliver y Felicity que ahora parece haberse olvidado de Ray Palmer (Brandon Routh).

CAPÍTULO ANTERIOR: MIDNIGHT CITY