12 SESIONES DOBLES DE 2015

Cada año elijo las 24 películas con las que más he disfrutado en una sala de cine. No son las mejores, sino las experiencias cinematográficas más satisfactorias que he tenido en 2015. Con el esfuerzo añadido de emparejarlas en una docena de sesiones dobles que espero sean de vuestro agrado.


El Despertar de la Fuerza y Kingsman: servicio secreto son las películas más entretenidas del año, son "remakes" de Star Wars (George Lucas, 1977) y en ambas sale Mark Hamill.


Los Vengadores: La era de Ultrón y Ant-Man son buenos ejemplos de que, a pesar del férreo control creativo, Marvel Studios sigue ofreciendo un entretenimiento muy sólido.


Predestination y Ex Machina son dos muestras del mejor del sci-fi low cost de 2015.


Lo que hacemos en las sombras y Una chica vuelve sola a casa de noche comparten títulos larguísimos y que hablan de los manidos vampiros de una forma poco convencional.


The Babadook es una aproximación clásica al terror, It Follows, renovadora. Una doble sesión perfecta para los amantes del cine de miedo.


Las visita y The Guest son dos pequeñas joyas sin pretensiones que esconden su verdadera naturaleza hasta su sorprendente final.


Mad Max: Furia en la carretera y Fast and Furious 7. La cosa va de coches en una doble tanda rápida y furiosa. Una de ellas podría ser la mejor del año.


Misión Imposible: Nación secreta y El año más violentoLo único que tienen en común estas dos, es que ya no se hacen películas como estas.


WhiplashNightcrawler. Dos formas de ver la obsesión por eso que llamamos "éxito".


El club es una película necesaria cuyo mal rollo puedes contrarrestar con la comedia del año, Y de repente tú.


Del revés y Yo, él y Raquel, son las dos películas más bonitas del año.


Beasts of No Nation puede ser la mejor de 2015. Deephan no le va a la saga. Las dos hablan de forma contundente del horror de la guerra.

JESSICA JONES -TEMPORADA 1- AKA SMILE


AKA SMILE (20 DE NOVIEMBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-

La gran virtud del final de Jessica Jones es que te mantiene hasta el último segundo en la idea de que Kilgrave (David Tennant) ha ganado. Siempre hay que lamentar la muerte de un gran personaje y quizás esperaba que el acto de matar, por parte de Jessica, tuviera una mayor repercusión psicológica en ella. Quizás esto será explorado en la segunda temporada, pero lo cierto es que pocas veces la relación entre héroe y villano había sido tan estrecha: si esta ha sido la historia de una ruptura sentimental, es coherente que acabe con otra ruptura, la de un cuello. La sonrisa (falsa) como forma de sometimiento, de humillación, de violación, ha sido uno de los leitmotivs de la serie. Esa sonrisa falsa que utilizaba Jessica (Krysten Ritter) para enviarle selfis a Kilgrave. Cuando en esta última escena Jessica sonríe, con todos sus dientes, descubrimos que el personaje se ha pasado 13 episodios en una constante angustia vital. La cara de Jessica se transforma en una mueca que no habíamos visto. ¿La veremos sonreír de verdad?



En 1986, Superman era reinventado por un autor llamado John Byrne. La idea era modernizar al personaje nacido en 1938 y en esto Byrne era mejor que nadie. Siempre conseguía hacer más actuales a los personajes sin traicionar sus esencias. En uno de aquellos tebeos, Byrne nos muestra a Clark Kent afeitándose. Pero si se supone que es el hombre de acero ¿Qué cuchilla podría cortar su barba? Ninguna. En la viñeta, el kryptoniano utilizaba un espejito para reflejar su propia visión calorífica, lo único capaz en la Tierra de afeitar el vello facial de Superman. Como cuando Hércules utilizó las garras del propio León de Medea para cortar su piel invulnerable. Todo esto viene a cuento por la forma, interesante y muy "Marvel", en la que los poderes de Luke Cage (Mike Colter) se convierten casi en la causa de su muerte: los médicos no pueden curarle si ninguna aguja es capaz de atravesar su piel impenetrable.


El concepto de sidekick nació con Robin en 1940 y se popularizó inmediatamente. Jimmy Olsen, Bucky, Toro, Speedy, Wonder Girl, Kid Flash, cada héroe tenía su propio compañero adolescente -normalmente insoportable-, una creación editorial para facilitar la identificación del lector objetivo de aquellos tebeos: los niños. Malcolm (Eka Darville) no quiere ser un sidekick, término con connotaciones negativas, un segundón. Claire (Rosario Dawson) no es un sidekick, pero sí la guapa enfermera de Daredevil en su propia serie. Una pena que el cuernecitos no asome por aquí. El personaje de Claire está basado en Night Nurse (1972), que luego tuvo vida en los cómics de superhéroes como enfermera de... Luke Cage. Por cierto, de este no sabemos nada más al final de Jessica Jones. Su paradero habrá que descubrirlo en la siguiente serie de Marvel/Netflix.

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LOS DIÁLOGOS PERDIDOS EN EL DOBLAJE DEL EPIDOSIO VII


Mientras Obi-Wan Kenobi (Alec Guiness) se mueve sigilosamente para desactivar el rayo tractor que mantiene anclado al Halcón Milenario en la Estrella de la Muerte, dos stormtroopers hablan de sus cosas. "¿Has visto el nuevo BT-16?" pregunta uno, a lo que el otro soldado imperial responde: "Sí, alguno de los chicos me ha hablado de él, es digno de ver". El diálogo es una buena muestra de lo que era Star Wars (George Lucas, 1977) y de su capacidad de aunar lo maravilloso con un realismo cercano. Esos dos soldados de asalto hablan como personas normales, sobre un nuevo modelo de droide, cuya existencia desconocemos completamente. También me parece una prueba bastante contundente de que aquellos no eran clones para George Lucas, pero ese es otro asunto. Escuchar la conversación de aquellos soldados era como asomarse a un universo completamente ajeno. Sé que no es la cita más conocida de la saga de Lucas, pero de niño, aquel diálogo se me quedó grabado para siempre. 38 años después, dos soldados de la Primera Orden repiten frases similares en El despertar de la Fuerza (J.J. Abrams, 2015), mientras Rey (Daisy Ridley) se infiltra en la base Starkiller. Es un guiño más entre la decena de momentos que hacen referencia -y reverencia- a la película original en el Episodio VII, pero a mí me hizo especial ilusión escucharlo. Probablemente este diálogo pasó desapercibido para la mayoría de la gente, pero con toda certeza nadie pudo escucharlo en la versión en castellano, ya que fue eliminado del doblaje. Una pena.

JESSICA JONES -TEMPORADA 1- AKA TAKE A BLOODY NUMBER


AKA TAKE A BLOODY NUMBER (20 DE NOVIEMBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-

El juego del gato y el ratón que han protagonizado Jessica Jones (Krysten Ritter) y Kilgrave (David Tennant) se vuelve todavía más interesante cuando el villano comienza a temer -también- a la peculiar superheroína. Durante toda la serie, Kilgrave inspiraba terror por sus poderes de manipulación, pero el descubrimiento de que Jessica ha conseguido ser inmune a su influencia ha igualado las cosas. Ahora, mientras ella busca a su enemigo, este intenta aumentar sus poderes para recuperar el control sobre su víctima. La forma en la que Kilgrave se va poniendo a prueba, por cierto, es bastante original.


Las apuestas son más altas y justo en este momento, Luke Cage (Mike Colter) reaparece en la vida de Jessica. Todo indicaba que Kilgrave tendía una trampa a Jessica haciendo explotar el bar de Luke, pero el diabólico personaje siempre consigue sorprender con lo retorcido de sus planes. Lo que buscaba Kilgrave era hacerle creer a Jessica que se cumplía su mayor deseo: que Luke podía llegar a perdonarle que haya matado a su mujer; que podía quererla de nuevo. En este episodio descubrimos que Jessica es inmune al poder de Kilgrave precisamente desde que este le obligó a hacer algo en contra de su naturaleza: es decir, matar a la mujer de Cage la liberó del control mental. Ahora, Luke, controlado por Kilgrave, se enfrenta a Jessica, que se ve obligada a "matarle". Se cierra así el círculo, en una demostración de que estamos ante un argumento pensado y planificado.


Kilgrave ha estado manejando los hilos de la vida de Jessica desde lejos y ese siempre ha sido su poder en esta historia, el miedo que puede ejercer como un personaje referencial. Un temor que se justifica en una de las escenas más tensas de la serie: Kilgrave obliga a su padre a meter los dedos en una batidora. La simplicidad de la crueldad del supervillano no impide que el momento resulte efectivamente inquietante.

CAPÍTULO ANTERIOR: AKA I´VE GOT THE BLUES

JESSICA JONES -TEMPORADA 1- AKA I´VE GOT THE BLUES


AKA I´VE GOT THE BLUES (20 DE NOVIEMBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-

Antes de encarar la recta final de su primera temporada, Jessica Jones ofrece en I´ve Got the Blues un episodio "libre de Kilgrave". Es una pequeña pausa -aunque con mucha acción física- para recapitular, para asumir las consecuencias de lo que ha ocurrido y prepararse para el clímax. La historia se centra primero en las muertes del episodio anterior, que afectan a esos personajes que han sido víctimas colaterales de Kilgrave (David Tennant) y que forman algo parecido a un grupo de alcohólicos anónimos. Eso sí, el capítulo comienza dubitativo, con Jessica buscando a Kilgrave, sin rumbo, de morgue en morgue, como dejándose llevar por un estado de ánimo melancólico, quizás el "blues" al que hace referencia el título. Pocas veces una serie de televisión se permite divagar de esta manera.




Hablando de "blues", el color de Kilgrave es el púrpura, su leitmotiv visual en esta serie. Esto tiene su origen en el tono de piel -literal- del personaje en los cómics. Allí, Zebediah Killgrave es el Hombre Púrpura, un enemigo de Daredevil creado en 1964 y reinventado por el guionista -y creador de Jessica Jones- Brian Michael Bendis. Ya he dicho que en la serie, Kilgrave saca los demonios de todos a su alrededor. Pero el que pierde aquí la cabeza es Will Simpson (Will Traval), que protagoniza lo más cercano a una pelea de superhéroes que hemos visto hasta ahora en la serie. Simpson, en los cómics, es más conocido como Nuke, otro enemigo de Daredevil, creado por Frank Miller, y una especie de reverso fascista del Capitán América. Will, por cierto, hace que su examante, Patsy Walker (Rachael Taylor) tenga su primera experiencia "superheróica". Recordemos que su personaje, en los tebeos, es la heroína Gata Infernal.

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¡ES UN REMAKE DE STAR WARS!


Una de las críticas más comunes contra El despertar de la Fuerza (J.J. Abrams, 2015) es que es un remake de La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977).  De todos los defectos que puede tener el Episodio VII, creo que este es el menos importante. Déjame explicarte por qué.

Primero, una perogrullada. Técnicamente, la película de Abrams no es un remake, como sí lo es King Kong (Peter Jackson, 2005) del clásico de 1933. En este sentido, Star Trek (J.J. Abrams, 2009) -a pesar de una pirueta argumental que permite mantener la continuidad anterior- sí es un reboot en toda regla, al utilizar a actores jóvenes para interpretar a personajes clásicos como Kirk y Spock. El despertar de la Fuerza no vuelve a contarnos lo mismo que Una nueva esperanza. De hecho, la historia progresa con respecto al episodio anterior, cosa que para mí es lo mejor de la película. Siempre he odiado que George Lucas regresara al pasado para desvelar el origen de sus personajes en las precuelas.

Segundo argumento: J.J. Abrams es un fan declarado de la saga. Por eso creo que esta película es una celebración de La Guerra de las Galaxias. El objetivo de Disney -probablemente- es contar algo diferente presentando a nuevos personajes -para captar al público joven- y utilizar la nostalgia para contentar a los fans de toda la vida. Eso no es malo per se. El problema es que la mayoría nos sabemos de memoria el Episodio IV, por lo que la sensación de deja vu acaba lastrando la experiencia. Pero esto se podría aplicar a cualquier adaptación cuyo material previo conozcamos. Cuando fui a ver Spiderman (Sam Raimi, 2002) mis expectativas eran altísimas, pero me sentí algo decepcionado. Como lector de cómics, el origen del hombre araña no me ofrecía nada nuevo. La película, sin embargo, fue un éxito que dio origen a cuatro entregas más. ¿Por qué? Porque la mayoría de la gente no ha leído los tebeos del trepamuros. Cuando 10 años después se estrenaba The Amazing Spiderman (Marc Webb, 2012) con un nuevo actor encarnando a Peter Parker -Andrew Garfield- muchos se quejaron de que era demasiado pronto para volver a contar lo mismo. Os recuerdo que Star Wars se estrenó en 1977.

Tercero: Mad Max mola. Una de las películas que más me ha gustado este año es Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015). La crítica y el público la han recibido con aplausos unánimes. Lo que nadie dice es que cada entrega de Mad Max nos cuenta exactamente lo mismo: un personaje solitario rechaza la llamada de la aventura todo lo que puede, pero acaba convertido en el héroe protector de una comunidad. En la primera entrega, de 1979, Max venga a su familia. En El guerrero de la carretera (1981) protege a un grupo de supervivientes postapocalípticos. En La cúpula del trueno (1985) a una tribu de niños perdidos. Ahora, ayuda a escapar a mujeres esclavizadas. Miller siempre nos ha contado la misma historia, repitiendo esquemas, secuencias e incluso planos. En las tres últimas entregas de Mad Max, el clímax nos muestra al héroe conduciendo un camión con una carga importante -un McGuffin- y sufriendo la persecución de sus salvajes enemigos. Para que luego nos quejemos de que hemos visto tres veces la secuencia de la Estrella de la Muerte. George Miller incluso recicla actores para diferentes personajes: el intérprete que daba vida al villano de la película original, Hugh Keays-Byrnes, es aquí el malvado Immortan Joe. ¿Por qué nadie ha acusado a la última entrega de Mad Max de ser un "remake"? Porque nadie se acuerda de las anteriores. Porque la mayoría no analiza las películas con verdadera profundidad. Porque el apabullante (re)planteamiento estético que hace Miller -y el torrente de ideas que inyecta en la misma estructura de siempre- ocultan que nos está contando de nuevo el viaje del héroe de Joseph Campbell. En El despertar de la Fuerza, J.J. Abrams y sus guionistas hicieron que los guiños fueran evidentes para que el espectador encontrase placer en el reconocimiento. Algunos ven esto como un defecto.


Cuarto argumento: algunas de mis películas favoritas de todos los tiempos son un "remake" de La guerra de las galaxias. La primera de ellas se estrenó este mismo año. La divertida Kingsman: servicio secreto (Matthew Vaughn, 2015) plantea como protagonista a un joven corriente que descubre que alguien de su familia tenía habilidades extraordinarias ¿Os suena? El joven pendenciero Gary (Taron Egerton) no sabía que su tío era un superagente secreto y es entrenado para seguir sus pasos por Harry Hart (Colin Firth), un Obi-Wan Kenobi que también muere durante la historia. En Kingsman, Samuel L. Jackson hace de Darth Vader, sus soldados visten de blanco, su base es la Estrella de la Muerte, y Gary tiene un escarceo con una princesa. Por si fuera poco, en la película aparece ¡Mark Hamill!. Kingsman es Star Wars cambiando el género de la space opera por el de espías, con guiños a la saga Bond. Y es genial. Otra película que ha sido comparada con la de George Lucas es Guardianes de la Galaxia (James Gunn, 2014). Resulta fácil establecer equivalentes: Peter Quill (Chris Pratt), como Luke, no sabe quién es su padre, pero también tiene poderes desconocidos que le convertirán en un héroe. Le acompaña una pareja cómica -Rocket Racoon y Groot- similar a R2D2 y C3PO, además de una princesa muy guerrera, Gamora (Zoe Saldaña). Es inevitable ver en Ronan el Acusador (Lee Pace) a un Darth Vader. Pero ¿Sabéis qué? A pesar de todas estas coincidencias, la película de Marvel Studios esconde realmente la estructura de En busca del arca perdida (Steven Spielberg, 1981), otra creación de Lucas. Guardianes de la Galaxia contiene varios guiños a la obra de George Lucas, incluyendo un cameo final de ¡Howard el pato! Y es genial. Si estos ejemplos son bastante obvios, hay otros más rebuscados. La estupenda Los renegados del Diablo (Rob Zombie, 2005), cuenta la historia de una familia de asesinos perseguida por despiadados policías y para ello utiliza la misma estructura que El Imperio Contraataca (Irving Kershner, 1980). Eso sí, hay que mirar mucho para darse cuenta. Por último, una de mis películas preferidas de toda la vida también roba la estructura de Una nueva esperanza. Se trata de... El retorno del Jedi (Richard Marquand, 1983).

JESSICA JONES -TEMPORADA 1- AKA 1,000 CUTS


AKA 1,000 CUTS (20 DE NOVIEMBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-

Es interesante como todos los personajes de Jessica Jones acaban siendo reflejos del malvado Kilgrave (David Tennant). El gran poder del villano, personaje principal de esta serie, es su capacidad para manipular, para conseguir que los demás hagan cosas contrarias a su moral. Kilgrave saca lo peor de ti. Lo interesante, es que los personajes secundarios de la serie, también son manipuladores. La abogada Jeri Hogarth (Carrie-Anne Moss) ha conseguido el éxito profesional comprando a miembros del jurado, traspasando límites éticos y legales. Ahora, atraviesa un enconado divorcio que le lleva a intentar aprovecharse de los poderes de Kilgrave. Hogarth libera al supervillano y éste influye en la mente su exmujer, Wendy (Robin Weigert). La abogada parece adoptar el papel de víctima cuando está a punto de morir a manos de Wendy -de ahí los 1000 cortes del título- y con ello consigue que su amante, Pam (Susie Abromeit), "resuelva" sus problemas. Hogarth ha ganado, sí, pero en el proceso todos los implicados han acabado corrompiéndose. Hogarth es una "Kilgrave" sin superpoderes.  


Kilgrave es un personaje diabólico en el sentido de que, como el demonio, ofrece opciones morales a los personajes que se le oponen. Pero cualquier elección que tomen tiene un precio. El salvoconducto que ofrece el villano a la heroína, Jessica Jones (Krysten Ritter) salvaría a Hope (Erin Moriarty). Pero Kilgrave pide a cambio matar a su propio padre. Elija lo que elija Jessica, se sentirá culpable por destrozar la vida de alguien. Hope decide quitarse la vida, como única salida para ganar en el maquiavélico juego de Kilgrave. Es este el episodio más sangriento de la temporada, que demuestra lo peligroso que es el antagonista. Todos a su alrededor mueren. ¿O mueren todos alrededor de Jessica?

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LO MEJOR DE 2015 CINE/SERIES

Cada año emprendemos la difícil tarea de elegir la mejor película, la mejor serie. Vaya por delante la aclaración de que el criterio aquí expuesto es -obviamente- subjetivo, limitado e incompleto. Es imposible ver todas las películas -ni siquiera solo las buenas- y mucho menos las series, absolutamente inabarcables. Espero vuestras propias propuestas en los comentarios.

Mejores películas 2015












1.- Beasts of No Nation de Cary Joji Fukunaga

Fukunaga consigue lo imposible. A partir de hechos reales, de una absoluta verosimilitud que nos mete de lleno en el horror de una guerra civil africana, el director y guionista eleva su película a lo poético, para mostrarnos que la vida sigue siendo bella incluso en las peores condiciones posibles. El mensaje de este film es universal, humano, a pesar de partir de una historia particular. Y es un síntoma de que algo está cambiando el que la mejor película del año no se haya estrenado en los cines de nuestro país, sino en una plataforma como Netflix.

2.- Dheepan de Jacques Audiard
3.- El Club de Pablo Larraín
4.- Yo, él y Raquel de Alfonso Gomez-Rejon
5.- Ex machina de Alex Garland
6.- It Follows de David Robert Mitchell
7.- Mad Max: Furia en la carretera de George Miller
8.- Lo que hacemos en las sombras de Jemaine Clement y Taika Waititi
9.- Kingsman: servicio secreto de Matthew Vaughn
10.- Del revés (Inside Out) de Pete Docter y Ronnie Del Carmen

Mejores series 2015


1.- The Leftovers (segunda temporada) de Damon Lindelof y Tom Perrotta

La segunda temporada de esta serie -que parte de la desaparición de un 2% de la población mundial- es más Lindelof que nunca. El autor de Perdidos experimenta con líneas argumentales que se mezclan, varía los puntos de vista, juega con los flashbacks y nos mantiene en vilo durante diez episodios para luego conseguir un final de temporada en el que todo encaja. No hay una serie con una narrativa más sofisticada y que se arriesgue más en sus propuestas que The Leftovers.

2.- Fargo (segunda temporada) de Noah Hawley
3.- Jessica Jones (primera temporada) de Melissa Rossenberg
4.- Daredevil (primera temporada) de Drew Goddard
5.- American Horror Story: Hotel de Brad Falchuk y Ryan Murphy
6.- Better Call Saul (primera temporada) de Vince Gilligan y Peter Gould
7.- Mad Men (séptima temporada) de Matthew Weiner
8.- Ash vs. Evil Dead (primera temporada) de Sam Raimi, Ivan Raimi y Tom Spezialy
9.- The Knick (segunda temporada) de Jack Amiel y Michael Begler
10.- True Detective (segunda temporada) de Nic Pizzolatto

MACBETH (JUSTIN KURZEL, 2015)


Justin Kurzel estrena en España su segunda película, Macbeth, la primera con estrellas conocidas -Michael Fasbender, Marion Cotillard- y que se presenta avalada por su éxito en festivales internacionales. Al australiano no le hace falta que confirmemos en las salas su talento, porque ya está cerca de completar la adaptación del popular videojuego Assasins Creed (2016), en la que repite con Fasbender y Cotillard como protagonistas.


Kurzel se atreve en su segundo film no solo a abordar un texto de Shakespeare, sino a seguir los pasos de un genio como Orson Welles, que acometió la adaptación, digamos, canónica en 1948. Luego vendría un clásico como Trono de sangre (1957) en la que Akira Kurosawa traslada al Japón feudal la tragedia del dramaturgo inglés: inolvidables son el siseo del kimono de Isuzu Yamada -en el rol equivalente a Lady Macbeth- y la imagen de Toshiro Mifune erizado de flechas enemigas. No me gustaría olvidar mi adaptación favorita, la de Roman Polanski de 1971, en la que el director polaco inyecta verosimilitud y algo de su humor negro, en el drama de Shakespeare. 


En su película, Kurzel consigue aunar la abstracción del teatro con la fisicidad del cine. Los personajes, con los rostros surcados por cicatrices, goteando sangre, empapados por la lluvia y manchados de barro, declaman con convicción los versos del bardo. Kurzel no dramatiza el argumento de Macbeth -no lo convierte en acciones- sino que se vale del texto, recitado por sus estupendos actores, para engarzar unas escenas con otras. Su interés no es narrativo, sino estético -la fotografía es apabullante, los paisajes escoceses espectrales- y sobre todo emocional: los guionistas filtran la ausencia de hijos en el matrimonio como la carencia subterránea que mueve su ambición. Apoyándose en los versos y en los intérpretes, Kurzel consigue momentos de gran intensidad: los niños que lloran antes de la batalla; Lady Macbeth que tiene cogido a su marido literalmente "por los huevos"; la forma en que Macbeth acepta el destino que para él predijeron las brujas.

FARGO -TEMPORADA 2- PALINDROME


PALINDROME (14 DE DICIEMBRE DE 2014) -AVISO SPOILERS-

"Cuando estés delante del Creador, atrévete a decirle que un francés ha dicho que la vida es una broma". La frase, de Betsy Solverson (Cristin Milioti), resume seguramente lo que ha sido esta fantástica segunda temporada de Fargo. Contra todo pronóstico, no hemos visto la muerte de Betsy, a pesar de estar enferma de cáncer y de que su ausencia en la temporada anterior hace pensar que fallece antes que su marido, Lou (Patrick Wilson). Esto se confirma con el precioso flashforward que experimenta Betsy, en el que ve el futuro de su familia. Tiene este final un tono extrañamente optimista, que sorprende, porque el episodio comienza con todas las muertes en la familia Gerhardt. La frase que cito al principio es la respuesta de Betsy a Noreen (Emily Haine), la empleada de una carnicería que lee constantemente El mito de Sísifo (1942), de Albert Camus. El planteamiento filosófico del autor de El extranjero (1942) ha marcado toda la serie. Noreen lo resume en una frase: la consciencia de la muerte hace absurda la existencia. Pero claro, Betsy cree en Dios y en la vida ultraterrena. 


Uno de los personajes influenciados por Camus es Peggy Blomquist (Kirsten Dunst), una ama de casa con la falta de empatía de una psicópata y el empuje de una activista feminista. Peggy ha estado esperando todo este tiempo a un cowboy, a un héroe, que nunca llegará. Recordemos las constantes referencias a Ronald Reagan -estamos en 1979 y "Dutch" será elegido en 1981- desde el rodaje de un (falso) western al que el actor no se presenta; hasta la escena de una (falsa) película bélica, protagonizada por el futuro presidente, que Peggy ve en dos ocasiones en la televisión hasta confundirla con la realidad: cree que Lou -como Reagan- aparecerá para rescatarla a ella y a su marido Ed (Jesse Plemons). Esto nunca ocurrirá, en un claro anticlímax, que frustra las constantes comparaciones de Lou con el Gary Cooper de Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952).



Tampoco se cumplen las expectativas de Mike Milligan (Bokeem Woodbine), que pasa de sentirse como un rey -estupenda la escena en la que decide realizar un acto bondadoso y otro cruel- a convertirse en un oficinista con un futuro kafkiano. Con esto culmina la oposición que ha planteado esta temporada entre el orden primitivo de la familia mafiosa de los Gerhardt y el frío corporativismo de los criminales de Kansas City.  Paralelamente, el nativo americano Hanzee Dent (Zahn McClarnon) no es el demonio que parecía, ni un sangriento heredero del Lorne Malvo (Billy Bob Thornton) de la primera temporada. Es más bien el rencor de una víctima del racismo, del ser un extranjero en su propio país, del haber luchado en Vietnam. En la última imagen vemos a Hanzee defiendo a los débiles.


El desenlace de esta segunda entrega de Fargo ocurre en la intimidad de un hogar familiar donde todos los crímenes que hemos presenciado parecen lejanos. Es un final en la línea de la película de los hermanos Coen de 1996 y del de la primera temporada. Lou decide obviar la aparición de un OVNI en el informe sobre el tiroteo. No esperábamos otra cosa sobre el tema. Betsy resuelve el misterio de los símbolos de su padre, Hank (Ted Danson), que no tenían relación con los extraterrestres: ¡Intentaba inventar un lenguaje universal! -¿Se refieren a los emoticonos?-. Por último, Hank predice que Lou sufrirá de ciática, por lo tanto no cojeaba en la primera temporada por una herida como yo pensaba. Creo. Sea como sea, Lou y Betsy acaban en la cama, igual que vimos a Molly (Allison Tolman) y Gus (Colin Hanks) en la temporada anterior y a Marge (Frances McDormand) y Norm (John Carrol Lynch) en la película. Es una imagen de resignación sabia, optimista, casi feliz. Antes, Lou había comparado la protección de su familia con la pesada condena de Sísifo, considerándola un privilegio más que un castigo. Una idea coherente con el verdadero mensaje de Albert Camus, que nos pedía que imaginásemos a Sísifo empujando dichoso su pesada roca.

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