NAPOLÉON -LO MEJOR Y LO PEOR


Durante su larga carrera, Ridley Scott ha cultivado el cine histórico y épico en varios títulos de su filmografía a los que ahora se añade Napoleón (2023) cinta tremendamente irregular, capaz de lo maravilloso y de lo extravagante. Con Joaquin Phoenix como aliado -y estrella de la función- Scott se embarca en la recreación, a todo lujo, de parte de la vida del líder militar francés. El relato se inicia de forma espectacular con la revolución francesa y la decapitación de María Antonieta. A partir de ese momento estaremos ante la narración del ascenso de Napoleón al poder absoluto. Al menos en el montaje estrenado en cines, de dos horas y treinta y ocho minutos -luego llegará un montaje de 4 horas a Apple TV- la historia -que firma David Scarpa- gravita entre las insidias políticas y la historia de amor entre el militar y Josefina (Vanessa Kirby). Napoleón es presentado como un genio estratega, pero también como un tipo pueril, de modales infantiles, perdidamente enamorado de su mujer, quien lo desprecia siéndole infiel. Lo cierto es que resulta complicado establecer cuál es el tono de la película, que por momentos parece decantarse por la sátira y el humor, imprimiendo un registro cínico, desmitificador y una puesta en escena vibrante, dando un tono muy moderno al relato histórico. Sin embargo, según avanza la historia, el personaje de Napoleón madura y se va haciendo cada vez más grave, menos bufonesco. La película se transforma también y gana terreno el biopic en el sentido más tradicional del término. El retrato humano pierde importancia frente a las batallas, magníficamente planificadas por Scott: el enfrentamiento con el ejército ruso -sobre un lago congelado- rebosa tensión y, sobre todo, la famosa y fatídica batalla de Waterloo es espléndidas y absorbente. El problema de Napoléon es que no se sabe muy bien cuáles son las intenciones de Scott con esta obra, quizás porque en los tiempos que corren siempre esperamos que cada película refleje el momento político del mundo en el que vivimos. ¿Se puede haber limitado a Scott a llevar a la pantalla la vida de un gran personaje histórico? Por si acaso ha sido demasiado eficiente en su labor, un texto final nos recuerda todas las víctimas fallecidas en las batallas de Napoleón, no sea que su historia nos parezca ejemplar y admirable.

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