BANDA SONORA PARA UN GOLPE DE ESTADO -LA HISTORIA DENTRO DE LA HISTORIA


Nominada al Óscar al mejor documental en este 2025, Banda sonora para un golpe de estado (2025) es una película extraordinaria. El artista belga Johan Grimonprez escribe y dirige esta obra espléndida, un trabajo portentoso de organización de imágenes de archivo de las más variopintas fuentes, para trazar una radiografía de la situación política mundial en los años 60. Para conseguirlo, la trama se centra en la independencia de la República Democrática del Congo -antiguo Congo Belga- y lo que ocurrió luego, el asesinato del líder congoleño Patrice Lumumba. El hilo conductor del documental es, sin embargo, el uso que hizo el Gobierno de Estados Unidos de grandes artistas de jazz como Louis Armstrong, Nina SimoneDuke EllingtonDizzy Gillespie y Melba Liston. La música de estos artistas vertebra la película, imprimiendo un contraste único con las imágenes de archivo de entrevistas, discursos políticos, asambleas de la ONU y demás materiales, generando una estupenda recreación sonora, visual y emocional de una época clave de la historia contemporánea. La idea que impulsa Banda sonora para un golpe de estado es la de hacerle frente a la opresión, representada aquí por el colonialismo y por la lucha de los países africanos por su independencia. Esta lucha conecta directamente con la situación de los afroamericanos en Estados Unidos, víctimas del racismo, la discriminación y la violencia, contra la que protestan líderes como Malcolm X o como los propios embajadores del jazz mencionados antes, que se encontraron con la paradoja de que, por un lado, viajaban a países africanos para hablar de democracia y libertad, mientras en su propio país no se respetaban sus derechos humanos fundamentales. Y estos conflictos ocurren, a su vez, en plena Guerra Fría, con el bloque estadounidense y el soviético enfrentados a muerte. Aquí, Nikita Kruschev -ahora traducido como Jrushchov- aparece como un defensor de la libertad y un luchador contra el colonialismo, mientras la CIA y el gobierno belga son retratados como oscuros manipuladores sin escrúpulos capaces del asesinato político. El objetivo, claro, explotar los recursos naturales del Congo, como el importante uranio utilizado, nada menos que en las bombas atómicas que precisamente mantenían en vilo a todo el planeta. Este complejo discurso de política internacional es presentado en la película como una apasionante narrativa de historias humanas, música de raíces africanas, y testimonios personales, en la línea de obras maestras como Histoire(s) du Cinèma (1988) de Jean-Luc Godard, sin necesidad de utilizar una voz en off como muleta para ubicar al espectador. La película conecta, por cierto, con otras obras recientes, como el documental ganador del Goya, Semillas de Kivu (2024), o la estupenda Nickel Boys (2025) sobre la discriminación racial en Estados Unidos en esos mismos años sesenta. Banda sonora para un golpe de estado es una obra imprescindible, una de las mejores películas del año y una de las mejores nominadas al Óscar en 2025.

No hay comentarios:

Publicar un comentario