SALYUT-7 -MOSCÚ, TENEMOS UN PROBLEMA


Basada en hechos reales, Salyut-7 es la nada despreciable respuesta rusa a películas como Apollo 13 (Ron Howard, 1995) o la más reciente Gravity (Alfonso Cuarón, 2013). La historia narra lo ocurrido en 1985, cuando dos cosmonautas arriesgan sus vidas para salvar la estación espacial que da nombre al film. Lo primero que hay que destacar es que sus efectos especiales son modestos, pero espectaculares. Sin llegar a los alardes del cine de Hollywood, resultan creíbles y eficaces para situar al espectador en el espacio exterior: hay momentos soberbios, como el de las gotas de agua flotando en la estación; o el descubrimiento de que, en gravedad cero, se les ha colado una cucaracha. Es en el desarrollo de los personajes donde encuentro que la película cojea, al ofrecer modelos algo sobados de sus mencionados referentes. Así, el cosmonauta protagonista, Fedorov (Vladimir Vdovichenkov), es eficaz, experimentado y hasta heroico, pero algo rebelde. Recuerda al George Clooney de Gravity en su relación con su compañero en el espacio, Alekhin (Pavel Derevyanko) un científico, un ingeniero -igual que Sandra Bullock- menos preparado para la exigencia de una misión espacial. El argumento no profundiza demasiado en las preocupaciones íntimas de cada uno y prefiere recurrir a los acostumbrados relatos familiares: la relación del protagonista con su mujer y su hija pequeña; el que su compañero, más joven, esté esperando el nacimiento de su primer hijo. El otro vértice de la acción es Shudin (Aleksandr Samoylenko), supervisor de la misión en la Tierra, preocupado por la vida de sus hombres, pero que debe responder a la burocracia del Estado Soviético, que durante la Guerra Fría no estaba dispuesto a ceder terreno ante los Estados Unidos. La película no disimula cierto orgullo patriótico -los americanos llevan décadas haciéndolo- pero tampoco carga las tintas -aunque hay un momento sonrojante en el que los tripulantes del Challenger saludan a nuestros héroes rusos-. Creo que la cinta habría resultado mucho más interesante si se hubiera dejado llevar por los detalles realistas de una misión espacial, antes que apostar por una épica sentimental que, a los estadounidenses, les sigue saliendo mejor -llevan décadas haciéndolo-. La mejor película del año en Rusia -ganó el Golden Eagle Award- Salyut-7 introduce un detalle muy original al que creo que no se le saca provecho: el cosmonauta protagonista, en su primera misión ve una luz en el espacio, que no sabemos si tiene un origen extraterrestre o, si como él piensa, se trata de un ángel. Verídico.

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