UNICORN WARS -OSOS NADA AMOROSOS



Unicorn Wars es de esas películas que son instantáneamente 'de culto'. Tras decir esto, puede sorprender que sea una cinta de animación y sobre todo que sea española (gallego-francesa, pone la Wikipedia). Dirigida por Alberto Vázquez -autor detrás de Psiconautas (2015)- Unicorn Wars tiene un planteamiento, como poco, curioso: una sociedad de osos -algo así como los Osos Amorosos- está enfrascada en una guerra contra los unicornios -no sé si es una referencia también ochentera a My Little Pony-. A pesar del aspecto adorable de los osos protagonistas y de la belleza de los unicornios enemigos, la guerra entre ambos se presenta en pantalla con toda la dureza de un conflicto real: terror, violencia, muerte y mucha sangre. Veremos a esos osos de colores y nombres ridículos hacer cosas como rascarse el pito, vomitar o pegarse salvajemente. Esto produce un contraste similar al que encontramos en El Gato Fritz de Robert Crumb o en El delirante mundo de los Feebles (1989) de Peter Jackson, por citar solo un par de ejemplos. Este concepto, que puede parecer limitado, sin embargo, no se agota en los 92 minutos de metraje, porque el argumento se convierte en un tremendo alegato antibelicista y antifascista, que bebe de películas como Johnny cogió su fusil (1973), Apocalypse Now (1979), La chaqueta metálica (1987) o La delgada línea roja (1998) y nos habla de la manipulación de la población para mantener a una clase opresora en el poder, a la fabricación de un enemigo para movilizar masas -los unicornios no existen- con referencia incluida a Jose Millán-Astray. Con una animación más que eficiente y vistosa -con momentos que hacen pensar en The Wall (1982)-, Unicorn Wars entusiasma sobre todo por su tono tremendamente pesimista, más bien nihilista, que utiliza a seres de fantasía infantil para el retrato más oscuro posible del ser humano. Imprescindible.

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