SONIC 2 -CINE FAMILIAR


Sin hacer mucho ruido, Sonic se ha convertido en el gran héroe infantil de los últimos años, gracias a dos películas que le colocan a la altura de los todopoderosos superhéroes y que le dan ventaja, al menos en lo cinematográfico, sobre su gran competidor videojueguil, Mario Bros. Sonic 2 repite el éxito de la primera entrega, gracias a una fórmula sencilla: entender lo que quiere el público (infantil). En esta nueva aventura -dirigida de nuevo por Jeff Fowler- el erizo azul (Ben Schwartz) se enfrenta al regreso de su gran enemigo, el Doctor Eggman (Jim Carrey), acompañado de un nuevo antagonista, Knuckles (Idris Elba), pero también con la ayuda de un nuevo aliado, Tails (Colleen O'Shaughnessey). Estos personajes se suman a los ya conocidos, para crear una gran aventura que no da respiro al espectador, un ritmo perfecto para captar la atención de los más pequeños, y que básicamente es un cóctel de géneros del cine popular: ciencia ficción -apelando a títulos como Terminator (1984)-, algo de aventura a lo Indiana Jones -el Mcguffin es una gema esmeralda-, el inevitable cine de superhéroes -con referencias a Flash y Batman, además de guiños irónicos a Marvel-, el cine de catástrofes y robots gigantes, algo de James Bond -esa persecución sobre la nieve- y hasta un pequeño episodio de comedia romántica, con boda incluida, seguramente para darle algo de vidilla a los padres que han acudido con sus hijos a la sala de cine. Sonic, como personaje, no es más que un niño que hace todas las cosas que quieren hacer los niños: escapar a la autoridad de sus padres, correr, bailar, jugar, patinar y reírse un poco de todo. La película es una aventura sencilla, luminosa, en la que la animación es brillante, los efectos especiales son más que cumplidores y encima tenemos a un Jim Carrey desatado, el único actor humano que sabe mirar a los ojos a los personajes digitales y que parece estar pasándoselo en grande sin tomarse nada demasiado en serio. Sonic 2 es el entretenimiento perfecto para toda la familia. Y si encima tienes cierta edad, y fuiste de Sega, está el disfrute añadido de las pequeñas referencias a los videojuegos de los 90.

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